Es segundo al mando de la Dirección Departamental de Tránsito. Desde que comenzaron las batallas contra la pandemia, Monasterio duerme poco, escribe mucho y se desinfecta un montón

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6 de agosto de 2020, 14:04 PM
6 de agosto de 2020, 14:04 PM

Los tiempos de Covid-19 solo le permiten dormir unas pocas horas, vive pendiente de su teléfono celular y de organizar la lucha que emprende a diario, junto a sus camaradas de Tránsito, para hacer que la población cumpla con las normas.

Aún no ha salido la luz del día en una Santa Cruz gris, donde todavía rige la cuarentena flexible en la guerra contra el coronavirus. Han pasado 15 minutos de las 6:00 y el teniente coronel Erlan Monasterio Banegas nos invita a pasar a la Dirección Departamental de Tránsito, unidad policial en la que es subdirector y donde ha transcurrido la mayor cantidad de sus años de servicio.

Botas de combate, pantalón verde olivo, chamarra amarilla con el grado distintivo a la altura del pecho, dos estrellas blancas sobre una barra de color verde más claro, barbijo donde se lee Policía Nacional y el casco para salir a patrullar en motocicleta, uniforme de un día normal de trabajo.

“Para llegar temprano y preparar la salida del personal a las calles, debo despertar a las 5:00”, indica el oficial y se pone al frente de la tropa policial para dar instrucciones, repartir barbijos y guantes de látex a un grupo de policías reducido, ya que el enemigo invisible ha golpeado con dureza a su unidad.

Desde que comenzaron las batallas contra la pandemia, Monasterio duerme poco, escribe mucho y se desinfecta un montón. “Cuando llego a mi casa sigo un protocolo rígido. Estaciono mi vehículo, lo desinfecto por dentro, me quito la ropa, la guardo en una bolsa negra, le rocío alcohol y la amarro para matar al virus”, relata el oficial y luego se ‘jatupea’ con jabón en la ducha, para volver a desinfectarse con más alcohol.

Vive con su esposa, Claudia Montenegro, y dos de sus cuatro hijos, María José (15) y Ricardo (21). “Soy un hombre que me considero millonario, agradecido con Dios por la familia que tengo”, afirma el oficial detrás del escritorio de su oficina, donde los detalles que lo rodean delatan sus aficiones y querencias. Un vaso del club deportivo Blooming, un gran escudo cruceño tallado en madera, varios rosarios, una repisa con autos a escala y un cuadro con cuatro caballos jóvenes, tres de color café y uno blanco. “Son mis hijos corriendo en la vida, como yo”, apunta Monasterio.

Una fotografía donde luce sonriente sin pelo al lado de su hija Martha Inés, también sin su cabello, llama la atención en medio de una mesa llena de reconocimientos y agradecimientos al policía que trabaja lidiando con choferes particulares y público, y que desde su función quiere ayudar a mejorar la ciudad que ama.

Mi hija tuvo cáncer, fue una lucha que ya vencimos gracias a Dios y ahora, como ella y su hermana Velia no viven conmigo, las visito con un traje de bioseguridad, a más de dos metros de distancia, y les digo que las quiero”, comenta Monasterio y dice que es una promesa de vida mantenerse con el cabello corto, por la lucha de su hija.

De un momento a otro, mira su reloj, es tiempo de volver a las calles para hacer que la gente cumpla con las medidas de bioseguridad y buscar la manera de conseguir oxígeno para uno de sus camaradas que dio positivo al coronavirus.

Monasterio no esconde su anhelo de ser “comandante de mi pueblo”, pero mientras el tiempo llega, seguirá al frente de sus policías luchando contra el coronavirus en las calles.

Perfil

Vedia tiene 47 años, nació el 28 de febrero, en la capital cruceña. Sus padres son Víctor Manuel Monasterio Borja (70) y Martha Banegas de Monasterio (69). Es el mayor de cinco hermanos. Ingresó a la Academia de Policía en 1991. Hace más de una década que es abogado, tiene cuatro hijos (tres mujeres y un varón) y está casado con Claudia Montenegro.




Policías patrullando las calles cruceñas. Foto: Jorge Uechi

El 5% de los positivos murieron

Los policías que han sido afectados por el coronavirus en el país hasta el 28 de julio de este año suman 1.272 agentes, siendo el departamento de La Paz donde más afectados por el Covid-19 hay con 611 personas. Le siguen Santa Cruz con 217, Beni con 121, Cochabamba con 75, Oruro con 74, Chuquisaca con 72, Tarija con 67, Potosí con 28 y Pando con 7. De este número de uniformados solo hay 5 que están en cuidados intensivos, cuatro en Santa Cruz y uno en La Paz. Los restantes 1.267 están recuperándose en sus domicilios, en centros de aislamiento o en hospitales sin cuidados intensivos.

Por otro lado, de los 1.272 infectados solo el 5% ha fallecido, vale decir 64 policías, aunque hay 50 agentes que perdieron la vida y de los cuales se espera el resultado de la prueba que les tomaron para saber si fallecieron con el coronavirus en el cuerpo.

Finalmente, las estadísticas indican que el 48% de los afectados por este mal se han recuperado en el país, lo que equivale a decir que 614 agentes vencieron su batalla a escala nacional contra el enemigo invisible.