Solo recibe la visita de sus abogados. Después de reclamar, se le permitió que reciba visita de sus familiares la próxima semana. Su hija denuncia que los médicos de régimen penitenciario son insensibles

12 de febrero de 2022, 10:09 AM
12 de febrero de 2022, 10:09 AM

Con una salud quebrantada e incomunicada, así cumple su cuarto día de huelga de hambre la expresidenta Jeanine Áñez en el penal de Miraflores, de La Paz. La exmandataria tomó la medida extrema ante los anuncios de juicios y los fallos desfavorables en su contra por parte de la justicia, que la acusa de realizar un Golpe de Estado al expresidente Evo Morales, que renunció en 2019 agobiado por los conflictos sociales que estallaron tras indicios de fraude en las elecciones de ese año.

En una entrevista en el programa ¡Qué Semana!, que se emite todos los sábados en EL DEBER Radio, Carolina Ribera Áñez - hija de la exmandataria- informó que Áñez está aislada en su celda sin poder recibir la visita de ningún familiar.

Los más lamentable, según Ribera, es el deteriorado estado de salud de su madre y el aislamiento al que ha sido sometida por parte de Régimen Penitenciario. De hecho, el único contacto que tiene la expresidenta es con sus abogados, que informaron sobre el deterioro estado de salud de Jeanine Áñez.

Mi madre comienza su cuarto día de huelga de hambre, no he podido verla. Ella sigue firme y está decidida; no va vivir en un país donde prime la injusticia y el abuso de poder, a pesar de su delicada situación de salud”, dijo Ribera.

La hija de la exjefa de Estado denunció también que Régimen Penitenciario no le permite ver a su madre, lo que le genera desconfianza sobre la salud. Los médicos son insensibles, mienten sin pestañear. Dios quiera que prioricen la salud de mi madre. Está totalmente incomunicada, solo ve a sus abogados”, dijo la joven.

Durante los conflictos de 2019 que surgieron por indicios de fraude en las elecciones de ese año, Áñez tomó las riendas del Estado mediante sucesión constitucional, tras la renuncia de Evo Morales. No obstante, al dejar el poder la exautoridad denunció un golpe de Estado fraguado por dirigentes cívicos, policías y militares.

La renuncia de Morales se produjo el 10 de noviembre de 2019. Durante dos días existió un vacío de poder y tras varias negociaciones que incluyeron a partidarios del MAS, se acordó la sucesión constitucional de Áñez, que tomó las riendas del país el 12 de ese mes.

Antes de eso, ella no participó en ninguna actividad de protestas. Su ascenso al poder fue una sorpresa incluso para su propio partido, que no la tomó en cuenta en la lista de seguridad en las elecciones de ese año. Senadora por el Beni, y al ser la segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores de Bolivia, llegó al poder por sucesión constitucional.

No obstante, el Gobierno que está en manos del Movimiento Al Socialismo (MAS), cuestionó este proceso, incluso la acusó de ser parte del llamado golpe de Estado, relato que el oficialismo ha tratado de imponer desde que retomó el poder en las elecciones de 2020. En tal sentido, inició procesos a todas las exautoridades del Gobierno de transición, incluida Áñez.

"Ella está tan débil que sinceramente no sé hasta cuándo va resistir, pero ella seguirá hasta que su cuerpo y su salud se lo permitan", señaló Ribera.