Dentro de la agrupación política corre el rumor de que quienes están en el poder nacional buscan 'jubilar' al presidente de Demócratas. Un analista ve que existe un distanciamiento generacional y no ideológico. Demócratas responde que desde 2009 le escriben su "obituario político"

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7 de agosto de 2020, 17:06 PM
7 de agosto de 2020, 17:06 PM

A fines de enero, cuando la presidenta del Estado, Jeanine Áñez anunciaba su candidatura para las elecciones generales, se dejaba entrever una posible fractura dentro de la agrupación política Demócratas. En la presentación de su compañero de fórmula, Samuel Doria Medina, sin la presencia del presidente del partido, Rubén Costas, daba por sentado que la figura del gobernador cruceño estaba siendo alejada de la campaña electoral de Áñez.

A esto se sumó el acercamiento del empresario cruceño Branko Marinkovic, otrora compañero de la lucha autonómica de Rubén que, durante sus años de exilio y a su regreso al país, tildó a la autoridad departamental de ser un traidor y funcional a Evo Morales.

El cruce de palabras no paró. Costas, en una conferencia de prensa, luego de presentar su informe de gestión, dijo que él no había huido y que se quedó a luchar en el país.

A inicios de marzo, Branko manifestó a EL DEBER que “hay que apoyar a Áñez sin mirar quién está detrás”, dando oficialmente su espaldarazo a la candidata de Juntos para los comicios.

A los pocos días, la pandemia de Covid-19 llegó al territorio nacional y la escena política quedó en un segundo plano. Pasaron los meses y las denuncias de corrupción comenzaron a afectar la imagen del Gobierno, incluso, las últimas encuestas indican que la votación por Juntos comenzó a bajar.

Branko mucho más cerca de Jeanine

Mientras el Gobierno intenta limpiar su gestión, hace un par de días, Jeanine Áñez posesionaba a Branko Marinkovic como ministro de Planificación del Desarrollo, dejando en evidencia la fractura en Demócratas .

"Para nada, solo veo que hay mayor unidad que es lo que necesitamos", fue la respuesta de Arturo Murillo, ministro de Gobierno, ante la consulta de la inminente ruptura interna en su partido.

Sobre si existen buenas relaciones entre la presidenta Jeanine y su entorno con Rubén Costas, Murillo respondió que sí la hay.

Al respecto, Branko es tajante al afirmar que él no es político y no tiene ninguna afinidad con Demócratas ni con ningún otro partido, que la invitación a ocupar esta cartera la recibió directamente de la mandataria.

"Yo no soy de ningún partido, siempre lo he dicho, estoy ayudando al país y esto no tiene nada que ver con el señor Costas ni con los cruces (de palabras). Yo no soy del partido, yo no puedo ser orgánico a un partido al que no pertenezco ", indicó el exlíder cívico cruceño.

El ministro de Planificación indicó que no recuerda cuándo fue la última vez que habló con el gobernador cruceño.

Sobre la posibilidad de encontrarse con Rubén en las próximas elecciones subnacionales, Branko afirma que en democracia todos tienen derecho a competir, porque se trata de las aspiraciones que pueden tener todos los ciudadanos. "Será un tema que analizaré más adelante", matizó.

Acerca de la relación que mantiene con Samuel Doria Medina, Branko asegura que ha sido excelente. "Voy a consultar muchas cosas con él".

Simpatizantes y militantes aseguran que en Demócratas existe desde hace  tiempo una pugna interna.

Por otro lado, se habla de que Branko busca ser candidato a la alcaldía, pero con la agrupación Juntos, es decir, dejaría de lado  las aspiraciones de Rubén Costas de encabezar el municipio que maneja la mayor cantidad de recursos económicos en el país.

Un distanciamiento generacional

La fragmentación que existe entre Rubén y Branko es más una cuestión pragmática y generacional, más que de un orden ideológico, asegura el analista político, José Orlando Peralta.

La aceptación al cargo de Ministro de Planificación, para Peralta, corresponde más bien a que el empresario cruceño vuelve al escenario político como un actor vigente. "Es como una forma de proyectarse para la disputa por el espacio del poder local el próximo año".

Para Peralta, el detalle está en que Branko asume el cargo en un gobierno interino que atraviesa un momento crítico "con una presidenta que es más candidata que jefe de Estado" y que el exlíder cívico ingresa en una etapa muy dura.

"Electoralmente hablando es un intento de proyectarse, además de marcar ese bloque de diferencia con Rubén Costas, que si bien es el líder de Demócratas denota que hay una distancia con la Presidenta", indicó el analista.

La disputa por el poder local en Santa Cruz demandará un cambio generacional, porque los liderazgos están agotados, tanto en la Alcaldía como en la Gobernación, por lo que Peralta ve necesario el ascenso de una nueva generación política. "Cuando se habla de una nueva generación no necesariamente se habla de  millennials, sino de gente que le sigue a estos liderazgos, pero que para la percepción del votante es algo nuevo".

Peralta percibe que Branko representa ese simbolismo regional y empresarial cruceño. "Otro detalle más es que ponen a un enemigo ideológico del MAS como parte del Gobierno. En este juego no calza Rubén, porque él representa la generación que ya está cumpliendo su ciclo".

Escriben su "obituario político desde 2009"

"Es una idea que cada que hay elecciones la promueven interesadamente las personas. Si uno revisa el periódico va a ver a muchos escribidores que, seguramente se han quedado con las ganas, desde 2009 que decían que después del caso terrorismo Rubén no iba a ganar una elección. Lo cierto es que Rubén Costas, después del 2005 de la primera elección que venció, ha ganado todas y siempre el porcentaje ha subido", comentó Vladimir Peña, vocero de los Demócratas al ser consultado sobre el rumor del intento de jubilar a Rubén.

Sobre el acercamiento de Branko a Jeanine, Peña recordó que Rubén siempre ha respetado las designaciones que realizan las autoridades y que, la presidenta al ser militante de Demócratas, las filas han cerrado en dar su apoyo a su Gobierno de transición.

"Un partido que ha estado en la oposición en el Gobierno del MAS tiene la responsabilidad histórica de apoyar la transición y lo vamos a hacer. También porque una compañera nuestra encabeza el Gobierno, eso no quiere decir que Demócratas como partido esté en el Gobierno, porque también comprendemos que un Gobierno de transición tiene que englobar mucho más allá de los signos partidarios. Creo que debe tener una representación lo más amplia posible de los diferentes sectores para poder llegar a buen puerto en los propósitos de la transición", explicó Peña.

Sobre el fuego cruzado de palabras entre Rubén y Branko, Peña recordó que esto es parte del oficio de la política. "El señor Marinkovic no es Demócratas, nunca lo ha sido y en el caso nuestro el apoyo a la Presidenta y a la transición que vive en el país va a seguir intacta", recalcó.

Se le consultó también si recordaba cuándo fue el último contacto entre Rubén y Branko, pero Peña no recuerda la fecha exacta, aunque cree que no volvieron a retomar el diálogo luego que el expresidente cívico salió exiliado del país.

Peña ve que se tiene una idea equivocada de que había una amistad fuerte entre Branko y Rubén, pero que simplemente, en ese entonces hubo una coincidencia por el momento histórico que se estaba travesando.

"Branko era presidente cívico, Rubén era el prefecto en un momento histórico que le tocó a liderar a los prefectos el tema de la resistencia democrática y la lucha autonómica. Ahí, como con otros muchos líderes que han pasado por las instituciones de Santa Cruz, Rubén tenía que coordinar, coordinó y más nada, de ahí hubo diferencias que todos los conocen y que cada uno tiene su posición con lo que ha pasado", puntualizó.