El militar dijo que todo lo vieron por televisión y que les provocó risas ver al ministro de Gobierno golpeando el carro blindado frente a personal armado

2 de julio de 2024, 22:59 PM
2 de julio de 2024, 22:59 PM

“Me declaro en la clandestinidad, mientras no haya las garantías necesarias y mientras una autoridad competente no me diga que va a hacer respetar mi integridad y mi servicio a la patria leal durante 40 años”, así concluyó su entrevista con el periodista Jhon Arandia, el general del servicio pasivo Tomás Peña y Lillo, el militar acusado de haber planificado la toma de plaza Murillo el 26 de junio.

Este martes reapareció el general jubilado y al margen de declararse en la clandestinidad calificó de una tragicomedia los sucesos del 26 de junio en la plaza Murillo. Indicó que él no se presentará ante la justicia porque el afán de las autoridades es encarcelar a todos los que tuvieron algún contacto con el general Juan José Zúñiga.

“Yo pido que se respete, que se haga una investigación internacional; porque, si se fija, el general Zúñiga lo ha acusado al Presidente Arce de haber sido él el que le ordenó, entonces hay un autor material y un autor intelectual; en ambos casos se requiere una investigación que no sea del Gobierno, una investigación internacional. En ese caso me someto de inmediato y me presento con todas las garantías”, desafió el militar que preside la unión de militares del servicio pasivo en contacto con el periodista John Arandia.

El militar manifestó que él se habría presentado al día siguiente de los sucesos, pero un encuentro con amistades ocasionó que no llegara a su casa, y fue informado de que llegaron a su domicilio -en tres oportunidades :a las 23:00, luego a la 01:00 y al final a las 04:00- grupos de policías que cada vez eran más numerosos, y que espantaron a su familia.

“En algún momento van a tener que responder por lo que están haciendo, no les puede durar el jolgorio; la experiencia me dice que todos los jolgorios son momentáneos y de ahí les van a pasar la factura. Yo recomiendo a la población boliviana que comience a luchar contra este abuso”, dijo más adelante.

Negó haber participado en algún tipo de planificación del asalto militar del 26 de junio, como lo acusan las autoridades. Y relató que el general Zúñiga lo convocó a su oficina, donde le pidió apoyo institucional del sector pasivo de las FFAA. Añadió que él pidió llamar a las departamentales y consultar el pedido y recibió una negativa, porque no sabían para qué necesitaba Zúñiga el apoyo solicitado.

Asimismo, recordó el vicepresidente de los militares jubilados, le comentó que podría ser un golpe de Estado y dijo que era imposible pensar en esa circunstancia, porque solo se trataba de dos batallones de soldados y carros de asalto.

Peña y Lillo recordó también que todos en las FFAA sabían de la estrecha amistad que tenían Zúñiga con el presidente Luis Arce. Dijo que el sabía que, dos días antes ya iba a ser relevado de su cargo, por las declaraciones que hizo a un medio de comunicación.

“Nosotros nos hemos reído un poco, porque parecía un circo, los generales llegan, el ministro sale envalentonado, golpea la ventana... En otras circunstancias, seguramente si hubiese querido hacer algo en contra de ellos (los militares) ya hubiera desaparecido. ¿Quién va a ir a golpear la puerta frente a personal armado? Nosotros pensábamos que era una especie de circo, cuál era el motivo de meterse a palacio, sabiendo que el Gobierno ya no está en palacio”, cuestionó Peña y Lillo.