El martes pasado hubo reunión de gabinete que enfrentó en una gran discusión a dos bandos de ministros, los del área política con los económicos. Si sigue todo así, la salida de Óscar Ortiz pareciera ser cuestión de horas o días.

28 de septiembre de 2020, 6:52 AM
28 de septiembre de 2020, 6:52 AM

Hay mucha tensión. Una reunión de gabinete, el martes pasado, acabó en una discusión muy fuerte. Hay dos corrientes internas que estarían enfrentadas y hay un ministro, el de Economía (Óscar Ortiz), cuya salida sería inminente. 

Ortiz ratificó ayer que no renunció y que la presidenta tampoco se lo pidió. Sin embargo, su alejamiento del gabinete se acerca cada vez más. Todo comenzó porque estuvo en desacuerdo con la decisión de Jeanine Áñez de desistir de su candidatura y tras una agria discusión en el gabinete del martes, desobedeció una instrucción de la mandataria, lo que generó un enorme malestar en ella. 

Yo no he renunciado, ni la presidenta me ha llamado para pedirme el cargo, al cual yo no me aferro”, dijo Ortiz este domingo a EL DEBER en una breve conversación telefónica. La autoridad tiene en su agenda el pago adelantado del bono Juancito Pinto.

El ministro cruceño fue candidato a la presidencia por Bolivia Dijo No en las fallidas elecciones del 20 de octubre de 2019. Como senador fue clave para la llegada de Áñez al poder y antes de asumir la cartera de Economía en reemplazo de José Luis Parada, fue el artífice de los acuerdos en la Asamblea Legislativa, con mayoría masista, para posibilitar la anulación de las elecciones de 2019, la renovación del Tribunal Supremo Electoral y el llamado a nuevos comicios.

De hecho, varios de sus colegas lo reconocen como un gran operador en la Asamblea. Incluso llegó a ser presidente de la Comisión Mixta de Constitución apoyado por los dos tercios del MAS, un hecho inédito. 

Por ello, algunos sectores gubernamentales admitieron que fue un error sacarlo del Legislativo, porque al hacerlo el oficialismo perdió a su mejor negociador. Hoy, el Poder Legislativo tiene absolutamente bloqueado al Ejecutivo, entre otras cosas porque se resiste a aprobar préstamos internacionales para ayudar a enfrentar la pandemia del coronavirus a las familias bolivianas.

El jueves 17 de septiembre, a través de un mensaje grabado, Áñez anunció la renuncia a su candidatura para las elecciones del 18 de octubre. Junto a Samuel Doria Medina, su compañero de fórmula, la mandataria aseguró que tomaba esta decisión “por el bien mayor”, para evitar dispersar el voto del bloque antimasista que podría generar que el MAS ganara en primera vuelta.

En la última encuesta de intención de voto, trabajada por Jubileo, Jeanine Áñez estaba en el cuarto lugar en todo el país con el 10,6%. Estaba por debajo de Luis Arce (MAS), que tenía 40,3%; de Carlos Mesa (CC), que estaba con el 26,2%, y de Luis Fernando Camacho (Creemos), 14,4%.

Desde dentro de la alianza, se supo que el candidato vicepresidencial, Samuel Doria Medina, y el alcalde de La Paz, Luis Revilla, fueron los que más apoyaron la decisión presidencial, que se produjo poco después de que se diera a conocer esa encuesta.

Pero la tensión aumentó de forma dramática en Demócratas, y eso también repercutió en el Poder Ejecutivo.

Pese a que el Movimiento Demócrata Social (MDS), que se alió a Juntos, para candidatear a Jeanine Áñez a la Presidencia de Bolivia 2020-2025, valoró la actitud de la Jefa de Estado, de renunciar a su candidatura y abogó por la unión de los votantes, se supo que hubo mucho malestar.

“Siempre hemos apoyado la idea de la concertación y de la unidad; y por eso, para los Demócratas, la renuncia de la candidata, para evitar la dispersión, sólo puede ser interpretada y entendida en términos de la construcción de la unidad de los votantes, toda vez que no ha sido posible la unidad de los candidatos”, manifiesta un comunicado del partido que lidera el gobernador cruceño, Rubén Costas. 

La agrupación dejará de tener representación en la Asamblea legislativa, porque al anular la sigla, el TSE determinó sacar de la carrera incluso a los candidatos a diputaciones uninominales.

Fuentes cercanas al Palacio de Gobierno revelaron que Ortiz se opuso rotundamente y atribuyeron ese hecho a que él tiene compromisos con sectores de poder en Santa Cruz. Los informantes señalaron que hubo un sector del gabinete que le respondió que la mandataria no tiene compromisos “ni con partidos ni con logias, solamente con el pueblo”.

Ortiz no quiso dar más declaraciones y solamente ratificó lo que ya había adelantado el sábado a este medio, que no dimitió.

El martes, se desencadenó una agria discusión, que tuvo momentos de alta tensión. Otras fuentes señalaron que todo se basa en enfrentamiento entre los ministros que trabajan en el área económica con los de la Política.

Unos consideran que es necesario lanzar medidas contundentes y los otros sugieren preparar una transición guardando la mayor austeridad posible, porque la situación económica del país no está en buenas condiciones.

Por ello, consideran que es lo más aconsejable dejar grandes decisiones al gobierno que el soberano elegirá en las elecciones de octubre, es decir, en menos de un mes si no hay segunda vuelta.

Al menos dos entrevistados, que también pidieron reserva, manifestaron que hay un cerco muy cerrado en torno a la presidenta Áñez, que incluso provocó cambios en el personal que trabaja cerca de ella.

Una fuente señaló que la tensión aumenta porque hay quienes apuestan por emprender cambios fundamentales a poco de las elecciones. “Ahí hay desacuerdos muy serios, porque esas decisiones pueden generar un ambiente de inseguridad económica, y lo peor que podemos hacer es eso”, comentó ese entrevistado.

En resumen, el problema pasa porque hay un grupo de ministros que apuesta por hacer compras y generar compromisos que, para otra parte de sus colegas, deberían dejarse al siguiente Gobierno. 

Ese debate generó momentos muy incómodos en la última reunión, el martes. Esa tensión, latente a tres semanas de las elecciones, según algunas fuentes, puede incluso generar la salida no solamente de Ortiz, sino de otros ministros. La bomba dentro del Palacio de Gobierno está a punto de reventar.

La gota que rebalsó el vaso

Ortiz está encargado de generar los recursos para el pago adelantado del Bono Juancito Pinto. 

El 12 de septiembre, El ministro de Economía señaló que el pago del Bono Juancito Pinto no está en duda y que será la presidenta, Jeanine Áñez, la encargada de anunciar la fecha de inicio del pago de este beneficio que otorga Bs 200 a los estudiantes de escuelas públicas y de convenio.

“El pago del bono no está en duda, hay compromiso para ayudar las familias y, así como se ha pagado otro bonos, se va a cumplir”, expresó Ortiz .

La presidenta anunció que el bono Juancito Pinto se pagará desde este lunes, 28 de septiembre. Informó que asumió esta medida porque la Asamblea Legislativa Plurinacional no liberó los fondos para el desembolso del bono Salud.

El gobierno, y específicamente Ortiz, estuvo buscando los fondos para hacer efectivo este pago. En ese ámbito, Áñez le ordenó a su ministro de Economía no pagar los sueldos de la Asamblea Legislativa, para presionar a los senadores y diputados, ni al personal de la Asamblea Legislativa.

Sin embargo, la semana pasada, el ministro puso el sello rojo, es decir, la autorización para el desembolso y los empleados del Poder Legislativo, recibieron sus honorarios adeudados.

Este hecho molestó mucho a la presidenta Áñez, quien lo interpretó como una clara y explícita desobediencia a su autoridad. Por ello, existe una ruptura con el ministro Ortiz. Desde la anterior semana circula en redes sociales y en algunos medios de comunicación el rumor de que hay una inminente crisis de gabinete. Las fuentes consultadas dicen que será en cualquier momento.

La palabra de los analistas

Una gestión política concentrada en la economía o la política es un tema que también divide los criterios entre dos analistas consultados por EL DEBER.

Paúl Coca, por ejemplo, advirtió que el Gobierno de transición, lo que requiere es ajustar los errores que cometió desde el punto de vista de la administración pública.

“Por ello, se requiere en este instante un gabinete que sea menos político y más técnico”, y lo cree porque considera que la presidenta Jeanine Áñez ya no tiene la presión que tenía antes, por ser candidata y eso la obligaba a hacer mitad gestión y mitad acción política.

Por este motivo, Coca sugirió que refuerce su gabinete con técnicos, profesionales, “para tener todo saneado y entregar al nuevo gobierno que será posesionado entre el 18 y el 30 de diciembre.

Esto no necesariamente implica el tema económico, todos los ministerios se dedican a una función específica”, aclaró.

Pero fue más allá, el siguiente Gobierno heredará desde el punto de vista de la administración pública, los problemas de 14 años, los de antes de ese tiempo y los de la gestión de Jeanine Áñez.

La ley del Presupuesto General del Estado es la normativa que se aprobará hasta diciembre, para la gestión 2021. “El siguiente gobierno asume el poder y gobierna desde el día siguiente, contando ya con el presupuesto que se defina este año”. Por ello cree que “lo más sensato” para el tiempo que le queda a Áñez es solucionar los problemas de la gestión, sanearla y dejar todo hecho, “desde el punto de vista técnico y no político para la siguiente gestión”. Caso contrario, eso le puede pasar factura, con procesos en contra de sus actuales funcionarios.

Mientras, para el analista político Álvaro Zuazo Vélez, el gobierno no debe descuidar ninguno de los dos frentes.
“Considero que Jeanine Áñez debe seguir gobernando hasta el último día porque es su obligación atender de la mejor manera posible y en la medida que se lo permita, los problemas de la población, y estos son de todo orden, eminentemente políticos, sanitarios y económicos”, dijo.

La recuperación de la economía es importante, pero no debe dejar de hacer política, entendida desde el concepto de buscar el bien común y no como la consolidación de fines de grupo.

“A ese bien común no debe renunciar la Presidenta. Y lo que debe hacer es mantener una agenda en la cual llame la atención a los bolivianos sobre los problemas que enfrenta”, complementó. Esos problemas, tienen para Zuazo dos rostros. Uno el económico “y otro es la presencia disolvente del MAS en la vida del país”.

Para él, debe seguir denunciando los peligros que entraña la presencia del partido de Evo Morales, “que hoy está más en vigencia que nunca por la posibilidad de que esa fuerza política retorne al poder”. 

Sustenta su posición en la premisa de que el MAS se basa en estrategias, instrumentos y complicidades antidemocráticas que le permiten estar vigente. “Ha seguido procedimientos reñidos con la democracia, la justicia, la verdad. De hecho, no debe participar en este proceso”.