En un comunicado oficial, la Conferencia Episcopal Boliviana asegura que la determinación es el resultado de una mala negociación entre el Ministerio de Educación, la dirigencia del magisterio y una parte de los padres de familia.

4 de agosto de 2020, 14:13 PM
4 de agosto de 2020, 14:13 PM

La Iglesia católica, en un pronunciamiento oficial, manifestó que detener la educación es como detener la vida, y considera que determinar el cierre del año escolar es consecuencia de un intento de diálogo sin frutos entre el Ministerio de Educación, la dirigencia del magisterio y una parcialidad de los padres de familia.

“La Educación no puede detenerse porque es como detener la vida, es truncar ilusiones, es detener la formación y el crecimiento humano, cultural y espiritual de miles de niños, adolescentes y jóvenes, dice el documento.

La decisión de clausura del año escolar “nos parece un lamentable desenlace de una búsqueda de diálogo sin frutos entre el Ministerio de Educación, la dirigencia del Magisterio y una parcialidad de padres de familia que, lejos de buscar el bien de los estudiantes, se han arrimado en consignas políticas sin comprender el sentido propio de la educación”.

Como efecto de esto, la educación boliviana, en particular la privada, que ofrece un servicio importante al país, vive momentos de angustia y zozobra que afectan a los maestros y demás dependientes de estas instituciones educativas. “Compartimos la preocupación de la ONU que ha calificado de terrible pérdida para los niños el cierre anticipado del año escolar en nuestro país, pidiendo más y mejor educación, extremando esfuerzos para que la educación no se detenga”, dice el documento.

Advierte que la educación católica, pública de convenio y privada, fiel a su compromiso y mandato de educar, en estos meses ha extremado esfuerzos, con creatividad y responsabilidad, desde modernas plataformas virtuales hasta la puesta en práctica de los diversos medios tecnológicos; combinando modalidades entre lo virtual y a distancia; con maestros que han dado la vida, llegando a la casa de los propios estudiantes con alimentos, donando datos para internet y llevando tarea a aquellos que no tienen acceso al mismo.

“¡No queremos creer que todos estos esfuerzos han sido vanos! Desde el mensaje de Jesús, el Maestro, estamos siempre interpelados a no claudicar en esta noble misión de educar, de acompañar a los maestros, padres de familia, niños y adolescentes que son parte de nuestras comunidades educativas. Nos impulsan a seguir buscando con creatividad, desde lo poco y sencillo a multiplicar el pan de la verdad, de la sabiduría, del conocimiento, de la vida que crece y no puede detenerse. En nuestras comunidades educativas, públicas de convenio y privadas, seguiremos ofreciendo el pan de la educación”, concluye.