La Conferencia Episcopal lamenta que se pusiera en riesgo la vida del gobernador cruceño con el violento operativo de su aprehensión. Pide a la población no caer en la tentación de la revancha y violencia

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30 de diciembre de 2022, 11:22 AM
30 de diciembre de 2022, 11:22 AM

La Iglesia católica ratificó en las últimas horas que el “golpe de Estado” nunca existió y lamentó la nueva afrenta del Gobierno nacional contra Santa Cruz con la aprehensión de su gobernador, Luis Fernando Camacho el miércoles pasado.

Mediante un comunicado, la Conferencia Episcopal repudió el violento operativo contra la autoridad cruceña, durante su traslado a La Paz, e instó a la población cruceña a no caer en la tentación de revancha y violencia.  

“De parte de autoridades del Gobierno se ha justificado este accionar, argumentando la participación del señor Luis Camacho en el supuesto “golpe de estado del noviembre 2019”, que nunca existió y es fruto de una falsa narrativa y de medias verdades”, recalca.

Según la Conferencia “lo que en realidad sucedió (en 2019), fue un levantamiento pacífico de la población de Santa Cruz, ante el evidente fraude electoral en las elecciones del 20 octubre de 2019 de parte del partido de Gobierno”, como lo indicaron instituciones y observadores internacionales independientes, entre ellos la OEA.

El clero exige a las autoridades, “el estricto apego y cumplimiento de la Constitución Política del Estado, el respeto a la autonomía y libertad de acción de los otros poderes del Estado, en particular de la administración de la justicia, en varias ocasiones vapuleada”.

Apunta que “no se trata de derechas o de izquierdas sino de justicia”. Recuerda, además, que “la libertad de pensamiento y expresión son parte del ejercicio de la democracia, fundamento de la convivencia pacífica y armónica” y aboga por “la efectiva aplicación de las garantías constitucionales y el debido proceso”.

Al pueblo boliviano le pedimos no caer en la tentación de la revancha y de la violencia, de la que pueden aprovecharse personas malintencionadas, y velar por la vida, la salud, dones sagrados de Dios, y por los bienes de las personas y del Estado”, concluye.