El arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, considera que callar a los que informan es una pérdida para la democracia lo que provoca un empobrecimiento para la humanidad

16 de mayo de 2021, 10:52 AM
16 de mayo de 2021, 10:52 AM

En la misa habitual de los domingos, Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, en el marco de la Jornada Mundial para la Comunicación Social reflexionó sobre el rol del oficio de comunicar, informar e investigar.

Gualberti remarcó que gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales -periodistas, camarógrafos, montadores, directores que a menudo trabajan corriendo grandes riesgos- hoy se conoce las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; los innumerables abusos e injusticias contra los pobres y contra la creación que se han denunciado; las muchas guerras olvidadas que se han contado.

También recordó que la Iglesia desde sus inicios optó por los medios de comunicación para hacer conocer la Buena Noticia de Jesucristo.

El arzobispo exhortó a los comunicadores a no quedarse en: “¡Me han dicho… he escuchado!”, sino que se esfuercen para conocer y comunicar la verdad de los hechos e hizo notar que en la labor periodística hace falta un mayor discernimiento y sentido de la responsabilidad, cuando se difunden, como cuando se reciben los contenidos.

“Hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular. Hace falta una mayor capacidad de discernimiento y un sentido de la responsabilidad más maduro, tanto cuando se difunden, como cuando se reciben los contenidos. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”, indicó Gualberti.

Precisó que, en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona, a tiempo de remarcar que algunas cosas se pueden aprender sólo con la experiencia e indicó que no se comunica solamente con las palabras, sino con los ojos, con el tono de la voz, con los gestos.

El arzobispo invitó a acoger con afecto el mensaje del Papa Francisco y no quedarse en.  “¡Me han dicho… he escuchado!”, sino que nos esforcemos para conocer y comunicar la verdad de los hechos, en particular los profesionales de la comunicación.

Pues, para Gualberti, la verdad es el cimiento firme para construir la casa común reconciliada, justa y en paz; sin la verdad, la casa se derrumba porque es fundada sobre arena movediza

El religioso hizo notar que sería una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran.

Puntualizó que sería un empobrecimiento para la humanidad a tiempo de preguntar ¿Quién nos hablará de la espera de curación en los pueblos más pobres de Asia, de América Latina y de África? En donde los pobres siempre son los últimos y el derecho a la salud para todos, afirmado como un principio, está vacío de su valor real, remarcó.

El uso de la tecnología en la labor de comunicación fue abordado por Gualberti que sostuvo que la tecnología digital nos da la posibilidad de una información de primera mano y oportuna, a veces muy útil y que gracias a la red se tiene la posibilidad de relatar lo que se ve, lo que sucede frente a nuestros ojos, de compartir testimonios. Pero observó que ya se han vuelto evidentes para todos los riesgos de una comunicación social carente de controles.

En la homilía dominical el arzobispo recordó que El Papa sostuvo que desde hace tiempo se lamenta del riesgo de un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investigación y del reportaje pierden espacio y calidad en beneficio de una información construida en las redacciones, sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar ciertas situaciones. 

Gualberti subrayó que cada instrumento es útil y valioso, sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían. El “ven y lo verás” es el método más sencillo para conocer una realidad, precisó el monseñor.