Hay 60 buses quemados al igual que las casas de Waldo Albarracín, Casimira Lema y Wilson Santamaría

12 de noviembre de 2019, 3:00 AM
12 de noviembre de 2019, 3:00 AM

Una noche de terror, eso fue lo que vivieron los paceños el domingo por la noche y la madrugada del lunes. Las redes sociales amplificaron aún más un escenario que ya era crítico.

La fiesta del domingo, tras el anuncio de la renuncia del presidente Evo Morales, generó una fiesta en las calles de La Paz. Pero cuando llegó la oscuridad, los ciudadanos no se imaginaban que vivirían tal vez la noche más larga de sus vidas.

Todo comenzó con saqueos en la ciudad de El Alto, la turba luego se trasladaba a la zona de La Portada, en la ladera paceña. De pronto, la violencia saltó al sur de la ciudad.

La ampliación de las rutas del bus municipal PumaKatari generó una enorme pugna entre vecinos y transportistas de minibuses que vieron sus rutas y sus ingresos afectados, pero a nadie se le pasó por la mente que la herida fuera tan profunda.

Turbas organizadas se acercaron primero silenciosamente a dos garajes, uno ubicado en la zona de Chasquipampa, y el otro en Huayllani, al límite con Achumani, luego los rodearon y amedrentaron a los vecinos que trataron de defenderse, para finalmente ingresar a esos atrios y proceder a la quema de los motorizados de transporte masivo. Vecinos de Chasquipampa contaron a este medio que era impresionante ver la combustión de los buses.

“Cada uno generaba estruendos al explotar y luego el fuego se elevaba al menos a 20 metros de altura. Gracias a Dios, la lluvia impidió que la desgracia sea mayor”.
El resultado, 64 buses dañados, el alcalde Luis Revilla informó a través de la Agencia Municipal de Noticias que identificó a los autores y que en las siguientes horas presentaría una denuncia penal.

En las redes sociales circularon los nombres de varios “sospechosos”. La zona sur se convirtió en tierra de nadie. La turba enfurecida bajó y saqueó, como mostró un video de un vecino que filmó desde un edificio cercano y que se hizo viral en minutos, el saqueo de una sucursal de la cadena Farmacorp de la zona de Cota Cota.

Se reportaron ataques en distintos puntos, como en la calle 23 de Calacoto, asaltos a tiendas comerciales.

Las comerciantes del Mercado de Achumani, como de la Uyustus, Eloy Salmón y otros centros de abasto de la ciudad se organizaron para defenderse.

Los vecinos tomaron palos, bates de béisbol, y salieron a resguardar las esquinas. Los grupos de WhatsApp ardían.
Más terror, incendiaron la casas del rector de la Universidad Mayor de San Andrés, Waldo Albarracín, luego del diputado opositor Wilson Santamaría.

Los ataques eran sistemáticos, con objetivos claramente definidos. De pronto, el clamor de ayuda y los mensajes de voz que reflejaban la desesperación de la comunicadora Casimira Lema, primero de ayuda, y tiempo después del llanto de impotencia: “Han quemado mi casa, han quemado mi casa”.

La policía retomó el control y acudió a dispersar a los manifestantes, en distintos puntos. Amaneció, pero la luz no trajo paz. O tregua. Anoche se esperaba más enfrentamientos.



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