Paraguay se convirtió en parte esencial de la ruta de la cocaína que sale de Perú y Bolivia rumbo a Europa o África

2 de septiembre de 2024, 4:00 AM
2 de septiembre de 2024, 4:00 AM

En el ambiente de las mafias se la conoce como “la paraguaya”. Es la ruta de moda de los narcotraficantes que hace una triangulación de países: Bolivia, que es el país productor, Paraguay y Argentina, donde se utilizan sus puertos para sacar la cocaína de lujo a Europa. En esta ruta existe una particularidad: el traslado desde el Chaco boliviano al Chaco paraguayo se hace en avionetas, mediante contratación de pilotos avezados

Según la información que manejan las policías de los tres países, la primera escala suele ser en campos de Chaco o Santiago del Estero. Para después “bajar” por tierra hasta Buenos Aires. Y desde allí, los llamados “ejecutivos” de la cocaína harán el mayor negocio que existe en el sector: exportarla a Europa escondida en contenedores que parten desde los puertos. Por el kilo que pagan en el norte argentino a 2.500 dólares reciben 26.500 euros (28.000 dólares) en España.

Los del microtráfico compran y venden droga en monedas de cada país, y comercializan cocaína de baja calidad. Los del macro hacen las transacciones en dólares, y solo ofrecen productos con al menos el 85% de pureza. Ellos, más que delincuentes, se definen como grandes comerciantes de un producto ilegal, que los puede llevar a la cárcel. En un solo envío de 1.000 kilos a Europa pueden ganar hasta 24 millones de dólares.

Es la zona menos poblada de Paraguay. Allí, en el Chaco paraguayo, donde se pueden encontrar pantanos, lagunas de agua salada, animales silvestres en peligro de extinción, más de 700 especies para el avistamiento de aves, 17 comunidades indígenas y sitios históricos referentes a la guerra contra Bolivia, entre otras cosas, comienza uno de los negocios narco más importantes de la región.

La ruta por el Chaco

Este territorio es utilizado para un paso fundamental del comercio de cocaína: los clanes bolivianos vuelan en avionetas y lanzan cargamentos a fincas paraguayas de hasta 500 kilos de cocaína. Luego, sin bajar a tierra, el piloto regresa al departamento de Beni o al Chapare, desde donde parten 30 vuelos clandestinos por día, según un informe de 2019 de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn).

El negocio de los clanes bolivianos culmina en ese sector paraguayo con esa venta. Lo de las mafias bolivianas es la cantidad, la producción y hasta la refinación de cocaína de lujo que vale millones en Europa. Ahí ingresan también otros actores, pero más pesados. Se trata del Primer Comando Capital (PCC), la organización criminal más importante de Brasil, y muy probablemente de Sudamérica. Son los dueños de la ruta por una razón muy simple: es el segundo país con más consumidores de cocaína del mundo, solo después de Estados Unidos, según sus propias autoridades.

Aunque comprar directamente a los productores bolivianos, y evitar a los paraguayos como intermediarios y aumentar sus ganancias, para transportar la droga hasta Brasil y venderla a lo largo y ancho del país, no es el único gran negocio del PCC. Esta mafia también controla ahora puertos de su país y hasta de Argentina para negociar directamente con mafias de Europa.