Ambas partes deben ceder, sin asumirlo como una derrota. Generar un proceso de confianza que parta de la comprensión de la posición del otro. Facilitadores sólidos, y avanzar con temas de fondo, antes que poner por delante sus posiciones políticas son algunas de las pautas

24 de octubre de 2022, 4:00 AM
24 de octubre de 2022, 4:00 AM

Dos expertos internacionales, uno de ellos la principal representante de la ONU en Bolivia, dan al menos seis claves para que el diálogo por el censo avance: el más importante, que ambas partes deben ceder, sin tomar eso como una derrota. Generar un proceso de confianza y partir de la comprensión de la posición del otro. Definir a facilitadores sólidos, y así, avanzar sin pausa con temas de fondo que se enfoquen en acercar posturas, antes que defender posiciones políticas.

Una fuente diplomática de organismos internacionales que pidió el anonimato sugirió que ambas partes deben negociar con una premisa: ir a la mesa con un objetivo máximo y otro mínimo que podría ser aceptado. Ninguna conversación tendrá éxito si es que ambas partes no se abren a dar un paso atrás.

Susana Sottoli, Coordinadora Residente de la Organización de Naciones Unidas en Bolivia consideró que el diálogo es un proceso que debe ser construido de manera concertada y participativa con las partes, “ya que son ellas las que deben determinar los objetivos, las reglas, los alcances y los resultados, así como la participación de un tercer actor para facilitar dicho diálogoLa experiencia muestra que antes de llegar al mismo, hay que discutir y acordar las condiciones para el logro de los objetivos propuestos y conseguir la generación de confianza que permita construir puentes de entendimiento entre las partes. Preparar previamente las condiciones para el diálogo, es clave para asegurar su eficacia”.

El representante de organismos internacionales que pidió reserva recordó que el Gobierno, en estos días, ya ha ofrecido entregar los datos del censo mucho antes de lo esperado. “Se puede, no es que es imposible”. Segundo, ambas partes deben ceder, y tener claro que cualquier retroceso no es una derrota para la lucha interna con la que llega cada uno.

Complementó que “la idea, para el presidente Arce, es arribar a un acuerdo que sea aceptado en Santa Cruz y también en su partido. Ni él ni las autoridades y la dirigencia cívica de Santa Cruz aceptarán una derrota”, dijo el experto. “En cualquier negociación debe llegarse a un acuerdo que sea razonablemente aceptable para ambos”.

Sottoli señaló que en cuanto a la búsqueda de soluciones, “quizás la premisa más importante que debiera emerger de las partes es la comprensión de la posición del otro para poder tener apertura al diálogo y avanzar en la búsqueda de un acuerdo. Se parte de diferentes intereses, expectativas y aspiraciones y por lo tanto, el diálogo debe enfocarse en acercar posturas, más que en defender posiciones políticas”.

La representante de la ONU advirtió que “la apertura para dar solución a las necesidades y aspiraciones legítimas de las partes, como por ejemplo, una mayor asignación de recursos fiscales y representación de una región dada su mayor gravitación demográfica, puede ser una forma de salir de la trampa de las posiciones, como es la fecha del Censo de Población y Vivienda. 

En ese sentido, es importante reconocer que el censo es un instrumento y no un fin en sí mismo. Por tanto, si el proceso de diálogo se centrara en temas como la compensación económica, acuerdos sobre aceleración del programa de inversión pública priorizado en los territorios y/o otros elementos –que ya han sido inicialmente abordados por las partes en el diálogo inicial- la negociación podría tener un carácter sustantivo que supere posiciones puntuales y acerque los intereses y aspiraciones de las partes”.

El otro punto clave es quiénes negocian, y ahí Sottoli prefirió no opinar. “Los conflictos son siempre una oportunidad para fortalecer la capacidad institucional y de los actores para resolverlos de manera constructiva. Bolivia ha demostrado en varias ocasiones que eso es posible y ojalá que esta vez no sea diferente”, dijo Sottoli.

Como facilitadores, para el representante de organismos internacionales se debe elegir a personas que sean aceptadas por ambos lados del conflicto. No quienes llevan la bandera dura de cada uno de los bandos. Por eso, que la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, sea quien dirija la negociación “aleja más la posibilidad de un acuerdo”.

Por otra parte, señaló que una persona que tiene aceptación de ambos lados, del Gobierno y de Santa Cruz, es el rector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm), Vicente Cuéllar, quien podría estar en la mesa, y aunque es parte de uno de los bandos “no es alguien que patea la mesa en cualquier momento. Garantiza estabilidad. Y en este caso, es más difícil incluso que Santa Cruz lo acepte antes que el MAS, porque no forma parte de los grandes grupos de poder. Pero, tiene una capacidad de interlocución muy interesante”.

Está también, para la fuente, alguien que supuestamente es afín al MAS, pero tendría una excelente oportunidad para desplegar su trabajo. Se trata el nuevo Defensor del Pueblo, Pedro Francisco Callisaya. “Puede ser el desafío clave de su gestión, promoviendo un acercamiento entre las partes. Demostrar que no le interesa tumbar a Camacho, sino hacer una buena gestión. Tiene el cargo, la posición y la oportunidad”.

Y como una tercera línea de negociación, podrían ser los tres alcaldes, de La Paz, Iván Arias; de El Alto, Eva Copa; y de Cochabamba, Manfred Reyes Villa,  trabajando unificados, porque separados no funcionaría.

La Iglesia siempre tiene un espacio importante, pero habría que ver “si es que el Gobierno la aceptaría, porque su postura, especialmente en Santa Cruz, fue radical y a favor de la región. Con ello arruina la capacidad de la Conferencia Episcopal de dirigir una negociación, Tendría que equilibrarse”. Tampoco sería aceptada, a criterio del entrevistado, la Unión Europea, porque el Ejecutivo tiene dudas de su equilibrio tras lo ocurrido en 2019; y Naciones Unidas, al ser un organismo multilateral, podría ser un garante, pero “este es un momento en el que instituciones y personalidades bolivianas podrían aportar a una solución”.