En su último día de misión en Bolivia, el embajador de la UE ofreció esta entrevista a EL DEBER. Junto al fallecido monseñor Eugenio Scarpellini, fue clave en la pacificación del país en noviembre pasado. Afirma que el camino que deben seguir los políticos es el respeto a las diferencias.

2 de agosto de 2020, 7:21 AM
2 de agosto de 2020, 7:21 AM

- ¿Qué es lo mejor y lo peor que se lleva de su paso por Bolivia como embajador de la UE en este país?

Llevaré recuerdos maravillosos de mis cuatro años en Bolivia. En el tema personal, por haber recorrido un país tan rico y diverso en su patrimonio y naturaleza, por haber conocido un pueblo hospitalario y amable.

En lo profesional, el reto de representar a la Unión Europea por primera vez como diplomático español de origen, y también por la vivencia en Bolivia. El país fue y sigue siendo nuestro principal socio de cooperación y tenemos importantes proyectos y programas en muchos sectores, continuaremos con ellos. 

Eso ha sido muy exigente, pero desde hace un año por supuesto la situación política ha absorbido prácticamente todo mi esfuerzo y mi trabajo, y he podido participar en algún momento con cierto protagonismo en momentos históricos, lo que será un recuerdo imborrable que me llevaré de Bolivia. 

-    Usted, el monseñor Eugenio Scarpellini (fallecido hace poco) y la ONU jugaron un papel clave en la negociación de pacificación del país. ¿cómo fue esa experiencia?

Fue una experiencia de manual, que los diplomáticos soñamos vivir alguna vez y que tuve la suerte de vivir en Bolivia. Una situación de tensión, de conflicto en el que la diplomacia ayuda en un momento concreto a resolver problemas. Y eso es lo que vivimos bajo el liderazgo de monseñor Eugenio Scarpellini, cuya pérdida lamentamos todos los que lo hemos conocido y en el que la UE pudo jugar un papel de apoyo a la Conferencia Episcopal. Fue muy importante para aunar posiciones. 

-     La UE hizo seguimiento de las elecciones, y fue clave para avalar el informe de la OEA, tanto en ese momento como ratificándose en esa posición recientemente, ante declaraciones de Evo Morales, ¿hubo fraude en Bolivia?

Nosotros en octubre del año pasado no tuvimos una misión de observación electoral como tal, sí una de expertos que es mucho más pequeña, y no emite un informe que se publique, pero colaboramos y coordinamos con la misión de observación de la OEA, y llegamos a conclusiones similares sobre las irregularidades que se detectaron.

En su momento, en un comunicado, recomendamos segunda vuelta. Posteriormente las cosas se aceleraron, y la historia fue marcada por otro rumbo. Nosotros nos referimos siempre a nuestra declaración de octubre y noviembre, y a la votación que hubo en el Parlamento Europeo sobre la situación en Bolivia, que por una amplia mayoría entendió que era una convulsión social que dio paso a un gobierno de transición que debe organizar elecciones. No entramos en mayor análisis sobre el grado de irregularidades, si fue monumental, histórico, posiblemente muy menor y marginal, pero intencional, como dice el informe de la OEA, y eso invalidó las elecciones. 

- ¿Se constató la manipulación suficiente para verificar que hubo fraude?

El fraude no depende tanto de la magnitud, sino de la conducta. Hubo una interferencia indebida, un servidor paralelo, actas manipuladas y una serie de irregularidades que se detectaron y compartieron con la opinión pública, cuya magnitud quizá nunca sepamos. Hubo una voluntad de interferir en un proceso, y yo creo que los bolivianos y bolivianas se merecen un proceso electoral libre, transparente y creíble. Y en eso la UE está plenamente comprometida ayudando al Órgano Electoral con nuestros socios, ONU, Idea y otros, para que ese próximo proceso electoral esté plenamente respaldado y tenga todas las garantías. 

- ¿Usted cree que hoy tenemos un Órgano Electoral confiable, se avanzó en sanear el padrón y en otros procesos en los que la UE tuvo mucho peso con su ayuda?

Todos sus integrantes y su presidente tienen una autoridad moral y técnica incuestionable y están haciendo un trabajo previo fundamental de depuración del padrón y asegurar que en circunstancias de pandemia se pueda desarrollar un proceso electoral con las máximas garantías de salud, de la participación política de todos los bolivianos. Hay mucha mayor confianza en este TSE que en los anteriores y eso es garantía fundamental como con el apoyo que recibe con el presupuesto nacional y la cooperación internacional. 

- La UE y la Iglesia católica gestionaron la pacificación desde la salida de Evo Morales, ¿fue así?
Incluso antes, los esfuerzos de mediación fueron solicitados por todas las partes, entre finales de octubre y principios de noviembre, y ahí coincidimos con la Conferencia Episcopal, que tenía la autoridad, y nos sumamos a ella. Fue antes de la renuncia. De hecho, el primer esfuerzo fue por pedido del gobierno dimitido y la mayoría en la Asamblea, para garantizar la salida con todas las seguridades del expresidente Evo Morales y eso se consiguió con los contactos de unos y otros, haciendo gestiones nacionales e internacionales. Pudo llegar un avión y ofrecerle la salida hacia México. 

 -¿Cómo se logró el consenso que parecía imposible entre dos bandos absolutamente enfrentados?
Fueron unos días muy especiales. Quiero reconocer aquí que la gran mayoría que tiene el MAS, la de los dos tercios fue desde luego fundamental, porque tuvieron una actitud absolutamente constructiva en ese momento de permitir llegar a acuerdos que estaban exclusivamente en sus manos. 

- ¿Es verdad que sacaron varias veces a los exministros refugiados en embajadas para negociar?

Para la negociación de pacificación sacamos a los exministros refugiados en embajadas en coches diplomáticos. Era importante escuchar esas voces que representan un sector amplio de Bolivia 

-    ¿En algún momento participó Evo Morales en esos encuentros?

No me cabe la menor duda que estuvo siempre como líder político indiscutible de ese partido, dando las instrucciones correspondientes a sus representantes en las reuniones. Ellos recibían sus llamadas, sus instrucciones, y las llevaban a la negociación. 

-    ¿Fue intenso?

En un momento dado, desde luego, eran muy intensos pero luego la negociación pasó más a la Asamblea y se realizó con los líderes, tanto de las dos cámaras como de las bancadas, y eso fue con todos los grupos parlamentarios, reuniones que a veces nos hicieron a monseñor, a mí y a otros dormir en algún sofá vacío de la Asamblea. Lo recordaré siempre. 

- La siguiente fase fueron las elecciones que se consolidaron, participaron en la reunión con el monseñor también para la ley que fijó la fecha de las elecciones del 6 de septiembre. ¿Cómo fue ese proceso?

Este proceso fue mucho más reciente, en junio, ofrecimos la ayuda que se requería y tuvimos reuniones con el Gobierno y con algunos grupos y partidos políticos para ver que la fecha inicial que ya no podía mantenerse y ahí hubo contactos con unos y otros y ya no todos en una mesa, pero sí con otros para encontrar los puntos en común y la verdad que en ese momento volvió a funcionar, se pudo encontrar una fecha que en ese momento parecía idónea. 

-     ¿Participó el Gobierno?

Sí, hubo una reunión con representantes del Gobierno.

-    ¿Pero no se logró apoyo del oficialismo?

Yo solo me he referido a que hubo participación en algunas reuniones, que no hubo el consenso de todos, es evidente. Pero se hizo el esfuerzo y en ese momento se obtuvo un respaldo mayoritario, aunque ya no se consiguió el consenso de todos.

- El MAS y CC, ¿el Gobierno no aceptó, no es cierto?

El Gobierno participó de las reuniones y la postura oficial, tengo entendido, es que iba a aceptar la postura del TSE, eso fue lo que se comunicó.

-     ¿Esta negociación ha resquebrajado su relación con alguna de las partes?, ¿ha generado críticas entre un sector y el otro?

En algún momento hubo tensión, pero creo que mantuvimos un papel de neutralidad. Nuestro papel era de facilitadores, de buscar acuerdos, de ofrecer soluciones, no de favorecer a unos u otros. Eso se pudo malinterpretar de un lado o del otro. Nuestra postura fue absolutamente neutral y sin ningún tipo de interés oculto. Hemos querido ayudar.

-     ¿Cómo ve a los políticos bolivianos?

Yo creo que Bolivia iniciará un nuevo ciclo tras las elecciones sin las mayorías que hubo por casi 15 años. Los políticos y los líderes políticos bolivianos van a tener que entenderse, llegar acuerdos, encontrar puntos en común. Para gobernar ya no será posible ignorar al otro y eso debe generar una reconciliación a nivel político. Bolivia es un país muy diverso, muy rico, pero tiene que encontrar vías de convivencia y el enfrentamiento entre unos y otros es una mala receta. Así lo estamos viendo

-     ¿Usted cree que la democracia sigue en riesgo?
Yo creo que las elecciones expresarán la voluntad popular de forma creíble y transparente. 

A partir de que se realicen habrá que buscar reglas de la convivencia y de la concertación nacional. Creo que es fundamental que se tenga esa conciencia de que para gobernar hay que contar con el otro. Gane quien gane va a necesitar a los otros partidos, a los otros líderes, ya no podrá demonizarlos. Al final los bolivianos tienen que entenderse con un mínimo de respeto y un mínimo de aceptación de la diferencia, solamente con esos postulados se puede garantizar la convivencia.

- En su última intervención ha manifestado su preocupación por el aumento de la coca y por ende del narcotráfico que afecta principalmente a Europa, a través de Brasil.

Pues sí, la verdad es que el informe de Onudc que se publicó esta semana es preocupante porque hay incremento de la zona de cultivo, se rompe claramente una tendencia que había sido positiva y se fue reduciendo desde el 2011. Este incremento del 10% ya es un cambio de tendencia muy claro que debe preocuparnos y exigirnos un mayor esfuerzo para este año y los años que vienen.

Las circunstancias determinaron en parte este incremento, el año 2019 fue de convulsión antes de las elecciones en el que la erradicación disminuyó, se aumentó el cultivo en zonas nuevas en parques probablemente como dice el propio informe de la Onudc, el control social.

-     ¿Los conflictos del año pasado han sido muy beneficiosos para los narcotraficantes?
Efectivamente, los conflictos del año pasado fueron muy beneficiosos para los narcotraficantes. En un momento de convulsión siempre hay menos control, pero también en general queremos aprender lecciones, mejorar los sistemas de monitoreo.