En medio de la polémica por la salida de Óscar Ortiz del gabinete, el ministro de Gobierno se fue al norte a buscar apoyo internacional para después del 18 de octubre. El Gobierno prevé un panorama poselectoral violento

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1 de octubre de 2020, 7:55 AM
1 de octubre de 2020, 7:55 AM

Como para darle la razón a los demócratas que lo tildan de superministro y lo acusan de querer acaparar varios ministerios en uno solo, Arturo Murillo, titular de la cartera de Gobierno, viajó la noche del lunes a Estados Unidos donde, según un comunicado, se reunirá con la Organización de Estados Americanos, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Departamento de Estado de Estados Unidos (equivalente a Cancillería). 

Así, Murillo va a cumplir una misión que por lo general se le encarga al ministro de Relaciones Exteriores y al ministro de Economía. En el comunicado, se aclara que algunas reuniones habían sido pactadas por Branko Marinkovic, pero como cambió de cartera –de Planificación a Economía- estos encuentros serán cumplidos por Murillo.

Según las cuentas del Gobierno de transición, necesitan $us 1.000 millones para terminar su gestión, que en el plazo más largo se acabará el 31 de diciembre. Esto iría a sufragar los gastos del Estado y los planes de reactivación económica.

El martes, en su posesión como ministro de Trabajo, Álvaro Tejerina, aseguró que trabajará los siete días de la semana para generar los 600.000 empleos comprometidos por la presidenta Jeanine Áñez antes de la entrega del mandato, que en caso de que se produzca la segunda vuelta electoral será el 30 de diciembre de este año.

Esto quiere decir que, en el mejor de los casos, se deberán generar al menos 200.000 empleos al mes en lo que resta del Gobierno. Esto causa al menos escepticismo entre los ‘antiguos’ del gabinete, a los que no les cierran las cuentas. Se calcula que con los Bs 100 millones que se invertirán a través del FPS se crearán unos 25.000 empleos, que se han salvado unos 100.000 puestos de trabajo con los créditos para pagar salario del primer paquete anticrisis y que en el mejor de los casos de crearán otros 20.000 puestos con los planes del Ministerio de Trabajo.

Para un real despegue de la economía, según un miembro del Gobierno de Áñez, se necesita dinero para pagar las contrapartes e iniciar otras de infraestructura, que es lo que más genera empleo y que se encuentra paralizado.

En teoría, para eso era el viaje a Estados Unidos, donde Branko Marinkovic además tenía previsto reunirse con ejecutivos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, pero como cualquier crédito que se consiga en el exterior aún tendría que pasar por la Asamblea Legislativa Plurinominal, donde los dos tercios del MAS aún están en funciones, es difícil que sea una misión fructífera.

El motivo real

Según una fuente del Gobierno que pidió reserva, en una de las últimas reuniones de gabinete, los ministros Arturo Murillo y Fernando López, de Gobierno y de Defensa, respectivamente, presentaron un panorama de conflicto poselectoral que podría poner al país al borde de un enfrentamiento. 

Según la fuente consultada por EL DEBER, Murillo viajó a Estados Unidos para buscar “una avalancha de apoyo internacional” que permita enfrentar dicho conflicto. Aseguran que la canciller Karen Longaric también hace gestiones por su lado, pero que era vital la presencia de Murillo en Washington.

En diciembre del año pasado, el Gobierno contrató a la consultora CLS Strategies para que hiciera lobby para la novísima gestión de Jeanine Áñez. Según la exministra de Comunicación Roxana Lizárraga, esta empresa trabajaba para Murillo, e incluso en el contrato de trabajo anotado por CLS en Estados Unidos se asentaba como lugar de trabajo del asesor designado la dirección del Ministerio de Gobierno. En esa oportunidad, fue Arturo Murillo también el que viajó a Estados Unidos.

Apoyo menguante

El lunes, poco antes de que el ministro de Gobierno abordara el avión hacia el norte, Óscar Ortiz, recientemente cesado como ministro de Economía, había acusado a Murillo de haber concentrado todo el poder, pese a que no tenía la capacidad ni la serenidad para hacerlo. El martes, el que salió a responderle fue Marcel Rivas, director de Migración, dependiente del Ministerio de Gobierno, que le dijo a Ortiz que salió por la ventana “por no haber podido levantar la economía ni defender la democracia”.

Es el segundo funcionario de Gobierno que sale al cruce de las declaraciones de Óscar Ortiz, luego de que el mismo lunes el ministro de la Presidencia, Yerko Núñez, saliera a decir que el cruceño sí había firmado un decreto para devolver las acciones de la Empresa Luz y Fuerza Eléctrica de Cochabamba (Elfec) a sus antiguos accionistas. Mostró el segundo decreto, que se elaboró después de las observaciones que se hicieron al llevado inicialmente por el ministro de Gobierno.

No es el primer ministro que sale del Gabinete de esta manera. El martes, Jerjes Justiniano Atalá recordó que había sido cesado, el 3 de diciembre del año pasado, mientras mantenía una reunión con representantes de la Central Obrera Boliviana y dijo que ya había perdido la cuenta de cuántos ministros había cambiado Añez en 10 meses de mandato. Para Justiniano, es una muestra de falta de liderazgo de Áñez.

Cuestionó los cambios de tres ministros de Salud y tres de Economía, en menos de cuatro meses, a pesar de que el país atraviesa una crisis salud y económica provocada por el Covid-19.

La explicación a la acusación de Justiniano la dio Adriana Salvatierra, que compartió senado con Jeanine Áñez, Óscar Ortiz y Arturo Murillo. Aseguró que la ahora presidenta era “satelital en torno a las decisiones de Demócratas” y duda que alguna vez le hubiesen consultado sobre alguna decisión relevante para el país. “Existe un gobierno que se ha vaciado de estructura política y que no tiene un respaldo territorial. Los que se quedan en el Gobierno pretenden firmar contratos lesivos al Estado”, dijo Salvatierra.

A decir de la senadora del MAS, que renunció a la presidencia de la Cámara Alta durante la crisis política de octubre de 2019, la falta de liderazgo y de capacidad para dirigir el país se hace evidente en la etapa final de la gestión de Áñez, donde un conflicto interno, prácticamente de cocina, se transforma en una crisis de gobierno por la salida de tres ministros en un solo día. Antes esas carencias estuvieron disimuladas por causa de la pandemia del coronavirus, señaló Salvatierra.

Por si bastara, los socios de la desaparecida alianza electoral Juntos, conformada por Demócratas, Unidad Nacional y Sol.Bo, entre otros, salieron a decir públicamente que nunca formaron parte del Gobierno de transición. En el caso de los militantes del partido de Rubén Costas, aseguran que los ministros que ocupan u ocuparon carteras de Estado lo hicieron a título personal.