Naciones Unidas cumple este domingo 76 años. La Coordinadora en Bolivia, Susana Sottoli, habla de dos prioridades de su trabajo: la pandemia del Covid y la mediación por reconciliación

24 de octubre de 2021, 9:22 AM
24 de octubre de 2021, 9:22 AM

_¿Cómo se recibe en Bolivia este 76 aniversario de Naciones Unidas?
Es motivo de celebración. En nuestra reflexión no solamente nosotros al interior del sistema, sino también con socios hay un balance siempre positivo, pero con la mirada hacia adelante en todo lo que todavía podemos hacer. Yo llegué acá en febrero de 2020, tengo una mirada bastante positiva con respecto al rol que la ONU cumplió a partir de los sucesos del último trimestre del 2019 y todo el año pasado en dónde tuvimos que navegar en dos agendas, por así decirlo. Una que estaba dedicada bajo el paraguas de la iniciativa de la consolidación de la paz del Secretario General (Antonio Guterres), dedicada a apoyar y acompañar al país a volver al cauce institucional a través de apoyo electoral, apoyo a la mediación, y a la observación de derechos humanos. La otra gran agenda, que nos sorprendió a todos, está relacionada con la pandemia. La crisis de salud se combinó con la crisis política y tuvimos la oportunidad, yo diría también el privilegio, de poder encontrar espacios de trabajo en dónde la ONU pudo aportar en ambas agendas.

Este año seguimos enfocados, ya desde otra perspectiva, en apoyar al país a responder a la pandemia y con toda la campaña de vacunación y la provisión de vacunas a través del mecanismo de Covax, y en el ámbito de la consolidación de la paz seguimos trabajando en aspectos de mediación y a poyamos al Órgano Electoral.

Nunca dejó de ser una prioridad para las 17 Agencias del Sistema trabajar con las poblaciones más vulnerables en temas como seguridad alimentaria, derechos de los niños, de las mujeres y la violencia. Es una agenda amplia.

_¿Qué hizo y qué está haciendo la ONU para apoyar a Bolivia en la pandemia?
Bolivia tuvo una posición muy favorecida con respecto a la provisión de vacunas. Por un lado, debemos reconocer la rápida acción del gobierno para diversificar la fuente de acceso a las mismas, este no ha sido el caso en otros países de la región, pero además Bolivia pertenece al grupo de países elegibles para recibir donaciones del mecanismo Covax que, pese a los vaivenes del mercado, ha cumplido con Bolivia en términos de la provisión de vacunas y eso no le ha costado un peso al país.

Esto ha supuesto contribuir de una manera significativa con el liderazgo de la OPS y de UNICEF a los esfuerzos del gobierno para llegar a casi un 50% de la población vacunada en régimen completo, lo cual realmente es un avance increíble si usted compara como estábamos hace unos meses. Nuestras agencias acompañan técnicamente a las instituciones de salud en todo lo que es la evidencia científica para la toma de decisiones. Por ejemplo, sí se va a poder combinar, sí se va a establecer el acceso para determinados grupos de edad. Otro eje en el que estamos es la campaña de comunicación.

Un problema es la resistencia a las vacunas y esto por varios motivos, pero definitivamente es un cuello de botella.

Hemos tenido campañas de comunicación masivas, conjuntamente con el Estado, pero también con otros socios focalizadas en aquellos distritos y municipios con menores tasas de vacunación y mayores tasas de infección para hacer una campaña enfocada con una modalidad comunicativa ya no masiva, más bien comunitaria.

Otra gran acción es combatir las campañas de desinformación, tener toda la posibilidad de distribuir evidencia o información basada en evidencias, puesto que la desinformación al respecto de los efectos de la vacuna o respecto a ciertos productos que supuestamente son efectivos es muy fuerte. Cada vez que tenemos ocasión hacemos un llamado a la población para informar y verificar aquellos mitos que de pronto circulan alrededor de la vacuna.

_¿Cómo ve usted la situación política en Bolivia, tomando en cuenta que persiste un alto grado de polarización?
Nosotros vimos con mucho optimismo que Bolivia haya llegado en octubre del 2020 a celebrar unas elecciones generales que fueron ejemplares, no solo para el país sino para la región. Si usted compara también con sucesos anteriores esto ya fue en sí mismo un logro institucional y social muy grande. Pero, obviamente, en ningún país del mundo las heridas o las divisiones existentes, ya sean políticas o de otra índole, se subsanan con elecciones. Estas son solo un primer paso para la institucionalidad democrática. Podemos decir que el proceso democrático boliviano anda con muchas dificultades, mucha confrontación entre dos o más visiones de país que necesitan reconciliarse y, por lo menos, coexistir.

Queda enfrentar la crisis económica, la del medio ambiente, la de la pandemia del coronavirus y todo esos aspectos requieren dejar de lado ciertas confrontaciones y abocarse todos a las verdaderas prioridades. Hablo del Estado y de la sociedad civil.

El desarrollo de Bolivia no puede estar estancado en una confrontación política que no necesariamente se refleja y traduce en el ámbito cotidiano, la gente quiere avanzar en términos de ingresos, de trabajo, de tener seguridad para sus hijos y esto es lo que desde Naciones Unidas también vemos y tratamos de contribuir a crear espacios en donde la gente pueda reencontrarse, apoyar todas las iniciativas que puedan disminuir las tensiones, la polarización y contribuir a discursos positivos, no necesariamente ingenuos.

_Ustedes, con el enviado del secretario general, Jean Arnault, fueron claves en el proceso de pacificación del país en la crisis de 2019, ¿cómo fue esa experiencia?
Mire, yo no le podría dar los detalles de ese proceso porque no estuve en ese momento. Nosotros no hemos participado sino hasta después de la transición presidencial (Jeanine Áñez asumió el 12 de noviembre de 2019). Como el 14 o 15 de noviembre llegó mi colega Arnault y, efectivamente, ese acuerdo para la realización de nuevas elecciones marcó un hito, porque fue el desenlace de una situación en la que por momentos Bolivia estuvo al borde de una situación de mucha gravedad.

Intervenimos por solicitud de los actores políticos, principalmente la Asamblea Legislativa Plurinacional, que solicitó que configuráramos un trabajo que apoyara estos tres niveles. El nivel electoral, el de los derechos humanos y el del diálogo.

Eso ha sido para nosotros un mandato que hemos tomado con mucha seriedad y que creemos en el balance que hemos podido, con muchísimas dificultades y no solos, sino que obviamente trabajando con muchos otros actores, entregar los resultados que se esperaban.

_La discusión de si hubo golpe o no, continúa. Para ustedes, ¿lo hubo o no?
Nosotros no podemos ni tenemos normalmente capacidad para determinar ese tipo de caracterización. No hemos participado en las decisiones que llevaron al desenlace institucional, por lo tanto, no somos nosotros los que digamos ni participamos en las decisiones institucionales. No calificamos a un gobierno (como el de Áñez) en términos de su legitimidad democrática.

Quiero contarle que cuando cambia un gobierno en un país existe un comité de Estados miembros en Nueva York que recibe la información y nominación de los nuevos representantes permanentes ante Naciones Unidas en Nueva York y es ese comité, conformado exclusivamente por Estados miembros, quién admite y acepta la representación del nuevo gobierno. No es el Secretario General, por lo tanto, nosotros no tenemos esa capacidad.

_Bolivia fue reconocido como un Estado miembro de Naciones Unidas durante el gobierno de Jeanine Áñez, en ese sentido, ¿podría considerarse que el país tenía un Gobierno de facto?
No, no se trata de eso. La calificación no la hace este Comité en base si es de facto o si es Legítimo. Es el propio país, con sus instituciones, el que determina la legitimidad o la calidad democrática de su gobierno. No son los factores externos que lo determinan.

_Entre los desafíos del aniversario está también la renovación del contrato social anclado en los Derechos Humanos para reconstruir la confianza y la cohesión social, ¿cómo ve la situación de los DDHH?
Como le decía recién, la idea de un contrato social basado en los Derechos Humanos significa qué nos ponemos de acuerdo en base a las prioridades, aunque no todos los actores piensen igual, sino que es un espacio en dónde se acuerdan cuáles son esas prioridades con respeto y se avanza en esas prioridades.

Es decir, van más allá de la confrontación específica en base a temas políticos, regionales o territoriales. La idea es crear un espacio en donde esas confrontaciones, en base a un bien común, se pudieran suspender por un espacio de tiempo y determinar avances que beneficien a todos en la economía, en la educación, en el empleo. Es difícil pero no es sólo en Bolivia, sino en muchas partes del mundo.

En Sudamérica son pocos los países que se escapan de tener esta especie de turbulencia social y esto es un signo de los tiempos. Los países se han enfrentado con dobles y triples crisis, la gente está saturada de una situación de pandemia que ha dejado en la calle a un montón de gente. Los gobiernos deben tener la capacidad de gestionar este tipo de conflictos, pero no solo los gobiernos sino también todos y cada uno de nosotros, como ciudadanos.

_Usted hablaba de diferentes visiones, ¿se están respetando los derechos humanos de todos los bandos de forma ecuánime?
El secretario general, justamente por la prioridad que otorga a Bolivia, ha estado siempre observando y acentuando la necesidad de que todos los procesos judiciales sean respetuosos de los principios del debido proceso, de la justicia transparente, equitativa, etc. Esto es un trabajo constante y en cada caso tenemos también la posibilidad de hacer observaciones a través de la misión de la alta comisión (de Derechos Humanos) y hacer recomendaciones.

En muchos casos estás recomendaciones se hacen de manera bilateral, nosotros no creemos en la confrontación mediática y hacemos un trabajo que está siempre basado en normas internacionales y en experiencia técnica de nuestra gente. En ese sentido, en muchos casos nuestro trabajo no es pronunciarnos acerca de cada uno de los hechos, respetamos la institucionalidad nacional y el Secretario General en su momento tomará una decisión si es necesario realizar alguna acción más allá.

_Tratándose de una expresidenta, ¿podemos conocer cuáles son las observaciones que se han hecho con respecto a la exmandataria Jeanine Áñez?
No, nosotros hemos hecho público un comunicado acerca de las condiciones de reclutamiento, solo me remito a ese documento.

_Con respecto a las condiciones de reclusión de la exmandataria, ¿qué se puede decir?
No nos pronunciamos con respecto de los procesos judiciales.