La esposa del general denunció hostigamiento policial y no conoce el paradero de su compañero. Evo Morales cuestionó la versión oficial y pide investigación imparcial

2 de julio de 2024, 7:00 AM
2 de julio de 2024, 7:00 AM

Katerine Antezana estuvo internada en el hospital de Cossmil de La Paz. Es la esposa del general de Ejército en servicio pasivo Tomás Peña y Lillo quien desapreció el 26 de junio, cuando se produjo un asalto militar fallido a Palacio Quemado, la antigua sede del Gobierno boliviano.

A pesar de las instrucciones de los médicos, Katerine optó por volver a su casa. En un contacto con EL DEBER denunció hostigamiento policial y aseguró que estará en su domicilio a la espera de noticias de su esposo.

El militar está en una lista de las personas buscadas por la Policía. Es uno de los sospechosos de haber colaborado al general Juan José Zúñiga en la asonada militar de la pasada semana.

 “Ese día mi esposo salió a su trabajo porque es presidente de jefes y oficiales en retiro. Me llamó para decirme que estaba regresando a almorzar, pero eso no sucedió. Desde ese día desapareció, nadie sabe de su paradero, vivimos una incertidumbre con mi familia”, afirmó.

Katerine dijo que teme que los policías “siembren pruebas” para poder incriminarlo en el caso.

Recordó así que, desde la una de la madrugada del 26 de junio, los agentes policiales rondan por su casa. “Me dijeron que era algo de rutina y que buscaban a mi esposo. Les dije que no se encontraba; tenía temor porque yo estaba con mi niño de cinco años y me dijeron que iba a venir la prensa, y fiscales. Por eso, les firme un acta de ingreso. Verificaron toda la casa, no teníamos problemas y verificaron que mi esposo no estaba”, dijo.

Pero a las 04:00 de ese mismo jueves regresaron los policías, pero ya de forma prepotente. No le mostraron orden de allanamiento y tampoco estuvo un fiscal con ellos.

“Mi esposo es Presidente de la Unión de Militares del Servicio Pasivo, es un hombre de honor; fue comandante de la Octava División de Ejército de Santa Cruz, jamás le gustó la política. Por e so presentamos, días después, una acción de libertad, pero nos la negaron, pero vamos a salir a todas partes en busca de mi esposo. Hay mucha gente inocente encarcelada”, subrayó.

Un ejercicio militar

La activista Kelly Tejada, quien se presentó como delegada de la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para el Desarrollo de las Américas, explicó a EL DEBER que acompañan a la familia del general Peña y Lillo. Afirmó que se han presentado pruebas, como imágenes de que en las afueras de la casa del militar y su esposa “la Policía sembró pruebas, arrojando bolsas que luego fueron presentadas haciendo creer que se encontró armamento en ese lugar”. 

Dijo que visitaron a varios de los militares que el fin de semana fueron encarcelados. “Coincidieron que a ellos les llamaron a la Plaza Murillo para llevar adelante un ejercicio militar, un simulacro porque podría pasarle algo al Presidente”. “Era un simulacro, por eso no había balas; los militares no cargaron balas solo estopines”, remarcó Tejada.

El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, afirmó que el general Peña y Lillo formaba parte del esquema golpista. Además, un juez ordenó a la Fiscalía dar con el paradero del general Peña y Lillo.

Según las declaraciones del general Marcelo Zegarra, quien fue comandante de la Fuerza Aérea (FAB) hasta antes de la asonada, Zúñiga había definido que Peña y Llilo sea ministro de Defensa, si se hubiese instalado el supuesto gobierno golpista. Zegarra dio esas declaraciones en condición de aprehendido y luego un juez le favoreció con arresto domiciliario. 

El expresidente Evo Morales recordó las declaraciones a la prensa que realizó Zúñiga en medio de la revuelta militar.  “¿Qué tipo de golpe de Estado es ese?” se cuestionó.