La historia de doña Ernestina Pedraza, quien cuenta lo vivido hace 50 años cuando la alfombrilla (sarampión) y la tos de ahogo acabaron con la vida de mucha gente en su comunidad

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25 de abril de 2020, 9:17 AM
25 de abril de 2020, 9:17 AM

Desther Ágreda, corresponsal

Han pasado más de 50 años de la tragedia, pero en los  recuerdos de doña Ernestina Pedraza se proyectan como si fuera ayer.

Esta mujer, de 75 años, madre de 10 hijos, relató los episodios vividos en la comunidad de El Carmen, Río Blanco, provincia Itenez (Beni), donde azotaron dos enfermedades, casi juntas. Primero fue la alfombrilla (como algunas personas llamaban al sarampión en la época) y la luego otra enfermedad que la gente la llamó tos de ahogo, causando muchas víctimas fatales.

Según doña Ernestina, el primer caso de alfombrilla se dio en su comunidad Tivahera y provocó la muerte de una niña y luego de su madre. El mal se fue extendiendo porque en la zona no había médicos y la gente intentaba curarse con remedios caseros. "El que caía, era seguro que se moría. Cuando llegaron médicos desde Magdalena, ya todo había pasado", contó. 

Indicó que ella, que daba de amamantar a su cuarto hijo, cayó enferma y también el pequeño. Con el esposo lejos, de cacería en el monte, ella tuvo que sacar fuerzas y velar por su salud y la de su pequeño. "Sentí la muerte cerca, muy cerca", recuerda. 
 
Recuerda que el profesor de su comunidad, Manuel Matilla, huyó con su familia a El Carmen, 50 kilómetros, aguas abajo, sobre el Río Blanco, pensando que allá no llegaría la enfermedad, pero igual llegó y también enfermó a mucha gente.

Recuerda claramente los síntomas de la enfermedad:  fiebre alta, acompañada de fatiga, tos seca, dolor de cuerpo y erupción cutánea. "En la piel se formaban una especie de ampollas y si estas no reventaban, la persona se moría".

A los tres meses llegó su esposo con sus dos ayudantes, quienes desconocían lo que había ocurrido en el pueblo. "Llegaron a escuchar lo que había pasado. Mi hijo y yo, recién recuperados; la hija y la esposa de uno de sus ayudantes, enterradas al igual que la madre de su otro compañero", dice Ernestina.

Con relación a los casos de tos de ahogo, que apareció después del brote de alfombrilla, dijo que atacó de forma agresiva a los niños. Ahora con el coronavirus expandiéndose por el mundo, doña Ernestina recomienda a la gente hacer caso de los consejos médicos y no exponerse al virus. 

"Yo sé lo que es enfermarse, estar cerca de la muerte y ver morir a familiares, amigos y vecinos" concluyó.