A los pequeños pacientes con cáncer de Bolivia les brillaron más los ojos y su imaginación voló con la visita del cosmonauta Sergey Kud-Sverchkov. El lunes compartió con los niños del Oncológico. Sus dibujos se los llevará al espacio a fin de año

16 de julio de 2024, 15:00 PM
16 de julio de 2024, 15:00 PM

Los niños del Oncológico vivieron una mañana diferente  /Fuad Landívar
Los niños del Oncológico vivieron una mañana diferente /Fuad Landívar

Los niños son niños, incluso si están en tratamiento contra el cáncer, en eso pone énfasis Sergey Kud-Sverchkov. Tiene 40 años, y si no tiene puesto el overol de cosmonauta con la bandera rusa y su nombre, pasaría desapercibido. No es pretencioso, si saca provecho de su calidad de astronauta es para ponerla al servicio de una causa más importante que él: servir en la investigación sobre el espacio y visitar niños con cáncer alrededor del mundo, llevando un mensaje de fortaleza.

Los pequeños en tratamiento están reunidos en un salón pequeño del Oncológico, todavía hace frío, mesas con papel, pinturas de colores y pinceles están dispuestos para que ellos los usen para crear. Unos empiezan a dibujar de inmediato. A otros les cuesta más, y es que se les ha pedido algo difícil: que dibujen sus sueños. ¿Cómo se plasma en un papel algo tan grande? ¿Será que pueden soñar aunque están en tratamiento por cáncer?

La respuesta es sí. Más pronto que tarde, y con algo de ayuda, todos dibujaron. Por una mañana vivieron una experiencia diferente, salieron de su rutina y tuvieron el privilegio de conocer a alguien que llegó tan alto como las estrellas: Sergey Kud-Sverchkov.

Cuando la prensa cruceña le pregunta a Sergey ¿qué se va a llevar de Bolivia? él responde: "no vine para llevarme algo, yo vine a dar".

Un testimonio de vida

Jorge Oliver Burgos Figueroa tiene 22 años, fue paciente oncológico a los 11, tenía leucemia linfoblástica aguda en los huesos, hizo tres años de quimioterapia y por cinco años más estuvo en controles. Podría decirse que el cáncer se estacionó en su infancia. Pero no se salió con la suya, Oliver siguió adelante, siguió soñando y ahora estudia para convertirse en médico. 

Sigue yendo al Oncológico, pero como voluntario. "Soy un apoyo para los niños, quiero que vean que el cáncer se puede vencer. También quiero ser un buen médico y estoy en camino a serlo", cuenta que ya está en su tercer año de medicina. Dibujó para los visitantes un planeta Tierra y un estetoscopio al lado. Ese es el resumen de las dos cosas que ansía: recorrer el mundo y ser doctor. Su dibujo y el de los otros niños de Bolivia pueden ser los que se lleven al espacio y eso los emociona.

Escuchá a Jorge Oliver:


Ser esposa de un cosmonauta

Olga, la esposa de Sergey, también está en la habitación. Ella es una colaboradora más, ayuda a pintar a los niños y celebra cada dibujo terminado. Ser la compañera de vida de un cosmonauta es un reto, no es ella la que tiene que irse lejos por mucho tiempo, se queda en la Tierra -literal- con sus dos hijos, de 12 y cinco años.

Se cree una mujer con suerte y es agradecida, se siente feliz de que su esposo haga realidad sus sueños, aunque eso signifique no estar en este planeta. Sobre sus niños, dice que ellos se sienten honrados por tener el padre que tienen.

Cuando se le pregunta qué ve en los rostros de los bolivianos dice que "gente con un gran corazón. "He visto almas muy bellas. Y los niños, a pesar de que sufran de cáncer, siguen siendo niños y pasar por la enfermedad los vuelve más fuerte".

Algunos de los dibujos que podrán ir hasta el espacio exterior / Fuad Landívar
Algunos de los dibujos que podrán ir hasta el espacio exterior / Fuad Landívar

¿Cuál es la intención de Unity?

El proyecto Unity lleva a cabo una misión humanitaria que mezcla el arte y el espacio. La comitiva que está en Bolivia (7 personas), tanto de la Agencia Espacial rusa (Roscosmos), como de la NASA norteamericana, ha estado ya por 36 ciudades, Santa Cruz es la más reciente.

Llegaron con sesiones de terapia artística para pacientes oncológicos y en remisión ( cuando todos los signos y síntomas de cáncer han desaparecido, pero este todavía puede estar en el cuerpo) en hospitales de Santa Cruz, La Paz, Oruro y Potosí. 

Bolivia es el 11º país incluido en la misión de terapia artística espacial. Hasta antes de llegar aquí, el equipo de la Fundación Unity había visitado 35 ciudades en 10 países, incluyendo Rusia, EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza, Bélgica, Serbia, Zambia, Armenia.

Los niños con cáncer participan así en el proyecto de arte Dream Satellite y podrán enviar sus sueños al espacio en dos satélites Marathon (constelación de satélites Sfera) que se lanzarán al espacio a fin de año desde el cosmódromo de Vostochny. Como parte del proyecto, los niños son inspirados por el cosmonauta ruso y héroe de Rusia Sergey Kud-Sverchkov, así como por la científica e investigadora espacial Anastasia Stepanova, y pintan sus sueños.

Además, los sueños pintados de los niños bolivianos, junto con los de otros niños, se colocarán en las placas instaladas en la superficie de los dos satélites Marathon.

Desde 2017, los trajes espaciales han llevado los dibujos y sueños de los niños a las estrellas. 

Muchos sueñan con llegar al espacio, como lo hace Sergey / Fuad Landívar
Muchos sueñan con llegar al espacio, como lo hace Sergey / Fuad Landívar

Cuánto bien le hace la terapia a los pacientes con cáncer

¿Quién no sueña con ir al espacio o por lo menos, enviar hasta allá algo propio? Nuestros niños tienen esa oportunidad. Dibujar sus sueños y que estos lleguen más allá de las estrellas, es algo que los inspira. Que Unity haya puesto la mira en este aspecto es muy importante, y los hace sentir que no están solos en este difícil viaje de tratamiento oncológico. 

Hay estudios que dan cuenta de que la terapia artística incide positivamente en el estado psicológico de los pacientes con cáncer, e incluso puede llegar a reducir el dolor. 

"Uno de los elementos más valiosos del proyecto es mostrar a los niños, a través de ejemplos de profesiones y proyectos completamente inusuales, que el futuro puede convertirse en lo que ellos quieran", dice la justificación de la iniciativa que nació con  Alena Kuzmenko, cuya madre (+) fue paciente oncológica.

Para el proyecto, "lo más importante es que los niños crean en sí mismos y, sin importar qué, miren la vida con optimismo. ¡Imaginan que sus sueños ayudarán al satélite a volar al espacio! ¡Esto significa que todo es posible!".

Sergey se despidió de Santa Cruz para repetir la experiencia en La Paz, y lo hizo poniendo énfasis en que si dos personas tan ocupadas como él y Anastasia encuentran tiempo, entre misiones espaciales, para acompañar a los niños con cáncer del mundo, tanto más podemos todos nosotros.