“Ellos están muy asustados, cuando escuchan truenos o ven que comienza a llover. Lloran y tienen miedo de que se los lleve la quebrada”, indican desde sus comunidades

El Deber logo
14 de marzo de 2022, 16:43 PM
14 de marzo de 2022, 16:43 PM

Aldeas Infantiles SOS alerta de que existen, aproximadamente, 500 niñas y niños afectados por el desborde de la quebrada Itayuru, en la región de Entre Ríos (Tarija). Muchos de ellos perdieron sus casas, escuelas, juguetes y han despertado traumas por el desastre, además quedaron expuestos a múltiples riesgos. “Quedaron asustados y expuestos a inseguridad”, comenta Marcelo Vargas, gerente del Programa de Aldeas Infantiles SOS en este departamento.

Por su parte, Justo Flores, primer capitán guaraní de la comunidad Filadelfia afirma que lo que más se necesita en la actualidad es ayuda para los menores. “Ellos están muy asustados, cuando escuchan truenos o ven que comienza a llover. Lloran y tienen miedo de que se los lleve la quebrada”, indicó.

Por los desastres naturales son siete las personas fallecidas de las cuales cinco son niños pequeños y dos son madres jóvenes; sin embargo, aún quedan tres pobladores desaparecidos; dos niños y una es mujer.

A las tragedias de las familias por las pérdidas de seres queridos se suman las múltiples necesidades que existen en la zona, pues la falta de alimentos, agua potable, comunicación, escuelas, también se exponen a problemas de salud, especialmente por el Civid-19 u otras enfermedades.Niños y niñas juegan en una zona de desastre en Entre Ríos, Foto. Mónica Sánchez

Las niñas y niños son los más vulnerables

Según un estudio del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia y la experiencia de Aldeas Infantiles SOS en Bolivia en más de 20 años de atención a niñas y niños damnificados por desastres naturales, en situaciones de emergencia, las niñas y niños quedan expuestos a los siguientes riesgos.

- Exposición a enfermedades. La falta de acceso a hospitales, las circunstancias climáticas, las condiciones de higiene en la zona de desastre puede hacer que los niños y niñas sean más vulnerables a contraer enfermedades crónicas que afectan su crecimiento, así como a brotes epidémicos e infecciones, incluso con mayor riesgo de contraer Covid-19.

- Efectos psicológicos negativos. La interrupción a la tranquilidad de los niños y niñas en consecuencia de la emergencia, genera traumas y secuelas que alteran su desarrollo emocional, sus capacidades cognitivas y su inclusión en la sociedad.

- Separación de sus familias o pérdida del cuidado familiar. La separación de las familias de los niños y niñas, ante posibles muertes de sus padres o apoderados, o el desplazamiento de las poblaciones debido a la emergencia, generan riesgo a que los niños y niñas pierdan el cuidado de sus familias, además el estrés y la pobreza de las familias puede generar violencia y a futuro la posible desintegración familiar.

- Riesgo a violencia. El ambiente de caos en que conviven los niños y niñas después del desastre, los dejan expuestos a explotación, abuso sexual y violencia física, psicológica, etc.  pues la precariedad de la economía y otras causas sociales que se agudizan posterior al desastre, imposibilita que los padres tengan tiempo y voluntad para proteger a sus hijos.

- Interrupción de la educación. Producto del impacto del desastre sobre infraestructuras escolares o el uso de escuelas como albergues, suele relegarse el derecho de los niños y niñas a la educación, así como a generar ausencia a clases o a teleeducación debido a la ausencia de tiempo, espacio e incluso comunicación.