Tiene dos observaciones, que la auto identificación será definida por los padres de los niños, lo que puede inflar las cifras. Y que no se indaga en los movimientos dentro de una región, lo que no detecta el acarreo

15 de octubre de 2023, 4:00 AM
15 de octubre de 2023, 4:00 AM


Melvy Vargas, técnica de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) que integró el comité interinstitucional cruceño, señaló que el cuestionario del censo de población y vivienda que se realizará el próximo año es complejo, pero guarda los parámetros internacionales.

En una entrevista con el programa ¡Qué semana!, de EL DEBER Radio, explicó que los censos tienen una limitación en lo que se refiere a la cantidad de preguntas. “No se puede atender las necesidades de todas las instituciones y todas las regiones. Las 59 preguntas no van a responder a todas las inquietudes, pero tampoco se puede ampliar más. Es ya una boleta bastante complicada, porque si bien son casi 60 preguntas algunas de ellas se abren con otras preguntas, como la parte de mortalidad, la parte de migración y se incorporan otras cinco subpreguntas al interior de ellas.

Sin embargo, aseguró que cumple con todos los parámetros que se manejan a nivel internacional. 

Observó que la autodidentificación de los niños será definida por los padres, y eso puede inflar esas cifras. 

Destacó que el cuestionario del Censo 2024 avanza con datos de migración entre regiones, pero no profundiza ni da más luces sobre los movimientos que la gente realiza dentro de un mismo departamento, del área urbana a la rural o viceversa.

Eso podría evitar acarreos de personas en el mismo censo, pero, también en las elecciones, donde el voto rural pesa más que el urbano, aumenta representantes al campo en detrimento de las ciudades.

El analista Gregorio Lanza opinó que la boleta para el censo, en diversos aspectos, está construida con una intencionalidad política. “Es el caso de no incorporar en las preguntas los datos de la salida cotidiana de personas de una a otra zona dentro de la misma región, lo que les ha permitido manejar en elecciones el voto privilegiado rural.

 Me refiero a que mil votos logran un diputado en el área rural, mientras que para conseguir esta representación en ciudades, por población, se necesitan decenas de miles de votos. Por eso, acarrear personas del área urbana a la rural es una práctica cotidiana”, aseveró.

Puso como ejemplo El Alto. “Gente que vive y ha echado raíces en esa ciudad, pero para que un partido aumente su representación en el área rural es acarreada al pueblo o comunidad. El cuestionario no tiene preguntas que transparenten cuál es su lugar de nacimiento y el de residencia, dentro del mismo departamento”.

En El Alto, la alcaldesa Eva Copa realiza campañas para que la gente que vive en esa urbe no se vaya al campo el día del censo. 

Paralelamente, en los últimos comicios realizados en el país, se multiplicaron las denuncias sobre acarreo de personas de unas poblaciones a otras el día de la votación.


Melvy Vargas coincidió con Lanza en que su principal observación es que más del 70% de la población vive en área urbana. En Santa Cruz es más de la mitad, “pero si se toma en cuenta la gente que va del campo a trabajar a esa ciudad, se llega también a un 70%. Vienen de todos los municipios rurales. Esa movilidad ocupacional debiera ser de repente indagada y no está incluida, habrá que trabajarla luego con encuestas especializadas”.

Efectivamente, se incluyó preguntas en las que el encuestado detalla su lugar de residencia y su lugar de nacimiento, “lo que da una referencia de migración urbano-urbano, urbano-rural, rural-urbano. Pero solamente a nivel de desagregación de municipio y departamento, no podemos llegar a los traslados urbanos-rurales dentro del mismo departamento, que es una categoría importante”, manifestó.