La más poderosa de la ciudad. Este es el rostro de la presidenta del Concejo Municipal de Santa Cruz de la Sierra que pocos conocen. Se siente amada por su pueblo.

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11 de octubre de 2017, 4:00 AM
11 de octubre de 2017, 4:00 AM

La Angélica mujer y madre se refleja en el relato emocionado que hace de la adopción de su último hijo. “La historia del mayor amor en nuestra familia es la llegada de Sergito", comenta con los ojos aguados y esa sonrisa imborrable. Es que hace cuatro años los cinco integrantes de la familia Perovic Sosa tuvieron (o dieron a luz) al niño que hoy los vuelve locos de amor a todos.

“En mi servicio a la comunidad, haciendo visita de hogares, empecé a ver la realidad de muchos niños. Me cuestioné: ¿para qué estamos de paso en este servicio?, acaso no es para proteger y ser responsables de los que no tienen nada, reflexioné. 

Al ver esta situación le dije a mi marido: adoptemos un niño. La trabajadora social nos preguntó qué bebé quieren. Le dijimos que un bebé aunque esté enfermito, igual lo íbamos a querer. Me tocó un pequeñito en muy mal estado de salud, casi muriendo, pero era porque le daban leche y él tenía rechazo a la lactosa. Ahora es la alegría de nuestro hogar. A las cinco de la mañana despierta y grita: mamá. Es la locura de mi esposo y de toda la familia. 

No teníamos un hijo varón y eso nos envió Dios. Cuando nos llamaron del juzgado para entregarnos al niño, recién nos preguntamos qué le íbamos a decir a sus hermanas (nuestras hijas), aunque ya les habíamos adelantado algo. Cuando llegó el niño le alcanzó los brazos a Irene, la menor de las niñas y la abrazó, con eso la conquistó. Dios hace todo, el niño es igual a mi esposo y a mí se parece en los gestos y en los modales. 

Creo que esta nueva forma de amar y el instinto humano de dar cariño ha fortalecido mi hogar, nos ha unido como esposos y con nuestras niñas. Por ello, aconsejo a todas las familias que puedan hacerlo, que tengan contacto con los hogares de niños abandonados. Mi cuarto hijo, Sergio Perovic Sosa, nace de estas visitas y es la mayor alegría, el gran amor y la bendición que mi esposo, mis padres, mis hermanos y mis hijas, tenemos en mi hogar”, narra la arquitecta y Concejal.

Madre
Como madre se declara una mamá pendiente de sus hijos, conversa mucho con las jovencitas, es estricta y justa, pero siempre su trato se basa en el diálogo y en el amor fraterno. “Camila es ingeniera, Nicole estudia Arquitectura e Irene, a punto de salir bachiller, es una destacada bailarina de danza clásica. Son niñas que se exigen mucho” afirma la orgullosa dama, que antes de ser profesional y política, es madre.
Lo que aprendió de su progenitora es la base para el trato con sus cuatro hijos, sin excepción. 
Mujer
El día de la mujer boliviana no es indiferente en el círculo municipal, a ello se refiere Sosa: “El propio alcalde reconoce que los tiempos han cambiado y las mujeres tienen todas las condiciones para ocuparse de cualquier tema, de cualquier problema que afecta a la sociedad. La mujer boliviana es metedora, muy trabajadora y una gran luchadora por sacar adelante a sus hijos. Las mujeres en la función pública están llamadas a trabajar por mejores días para su pueblo y los ciudadanos”.
Ella se considera un referente, como profesional, del aporte de la mujer al crecimiento de la ciudad.
 
Profesional y política
Cuando era secretaria de Parques y Jardines, se definía como ‘la jardinera de Santa Cruz’. Hoy como concejal dice que sigue siendo una servidora pública, muy agradecida con la oportunidad que le dio el alcalde Percy Fernández Añez. “Son más de diez  años en la Alcaldía: primero, como directora de Parques y Jardines, y después como secretaria de Parques, Jardines y Obras de Equipamiento Social. 
Ella recuerda que el alcalde invitó a  profesionales varones para  este cargo y como ninguno quiso tomarlo se lo ofreció a ella. “Yo le dije que con mucho gusto, que confíe en mí. Porque creo que uno  tiene que responder positivamente cuando le dan una oportunidad, y no me arrepiento”, comenta. Actualmente, se desempeña como concejal y es presidenta del Concejo Municipal”.  
Estas funciones y más cuando se adentró en las lides políticas como dirigente de la agrupación ciudadana que encumbró al burgomestre cruceño en la Alcaldía, su vida tomó un rumbo distinto, candidateó a una concejalía y ganó.
Posteriormente, fue elegida presidenta del órgano deliberante y desde allí ha ganado admiradores y detractores.
“Amados u odiados somos todos según el punto de vista político que nos miren pero yo me considero una persona que ama a su familia, su trabajo, el servicio a los demás y a Santa Cruz”, afirma. Así también, comenta que siempre recibe buen trato de sus amigas y sus compañeros de trabajo, pero sobre todo de los vecinos a los que se debe ahora como concejal.
En esta etapa como concejal afirma que no le gusta  autodenominarse autoridad porque ella cree que la autoridad es divina. “Me siento solo una servidora del pueblo de Santa Cruz”, dice. “Nunca he cambiado mi forma de ser, trato de atender a todos”, apunta. Además, su formación técnica prima más en su trato que los colores políticos.  
“Nadie de mi familia está en el ambiente político. Tengo la protección de mis cinco hermanos, mi papá y mi mamá. Todos están pendientes de mi, hasta mis primas y tías. Yo duermo bien, tengo la conciencia tranquila así que no tengo problemas para conciliar el sueño. De volver a nacer creo que volvería a hacer todo como lo he hecho.”

Labores de concejal
Así define a los habitantes de esta tierra: "Los cruceños de verdad son los que viven agradecidos con su ciudad, los que nacieron aquí o llegaron y la quieren o dicen que la quieren demostrándolo en cada acción. Un cruceño de verdad mantiene limpia la ciudad, cuida sus espacios públicos, respeta a los demás, cumple con los impuestos, participa en las actividades de su barrio, conoce a sus vecinos, se preocupa por mejorar cada lugar privado o público”.  
Ahora, su  reto es hacer realidad las propuestas electorales. “Una persona que se postuló a un cargo y ejerce el mismo, no puede decir que ha hecho todo perfecto. Hay muchas necesidades, deficiencias y áreas que se deben mejorar. Tenemos que implementar muchas medidas para corregir algunas cosas y replicar las fórmulas exitosas”, explicó la arquitecta. 

Un tema para tratar con pinzas es el reordenamiento de los mercados y del transporte público, la concejal expresa. "No se trata de una batalla entre personas o el Gobierno Municipal contra alguien, no. Es una guerra contra la inseguridad, la insalubridad y contra el abuso hacia los espacios que pertenecen a todos los cruceños. Es una guerra contra la ignorancia, por eso no me canso de tener entre siete a once reuniones diarias para explicar a los gremiales, a las instituciones y a las juntas vecinales, que el traslado de mercados es una necesidad por el bien mayor y el bien de todos, que queremos mercados seguros para una ciudad segura".

Sobre la seguridad ciudadana indicó que es tema de tres competencias: nacional, departamental y municipal. "Cada uno tiene su instancia de ley y a la vez debemos trabajar juntos. Pienso que se torna importante dar énfasis la acción de prevenir. ¿Dónde empieza la inseguridad? En el hogar. Por ello, vamos activar programas con la Defensoría de la Niñez para educar y prevenir la violencia en todas sus formas en el hogar, en el colegio y en la universidad", insistió Sosa.

Boliviana por ley

“Soy hija del cruceño Hugo Sosa Vaca, que proviene de una de las familias tradicionales de Santa Cruz, mi mamá es venezolana, Josefina Reasa de Sosa.  Mi papá estaba por cuestiones de trabajo en Venezuela, y por ello nací en Caracas, pero la única nacionalidad que tengo, por el artículo 36, es la boliviana”.
Entre idas y venidas a Santa Cruz,  cuando tenía ocho años, al fin su familia se estableció definitivamente en la tierra de su progenitor. Su madre es paisajista y al llegar a Bolivia se dedicó a hacer jardines. Desde los nueve años la pequeña Angélica la acompañaba a trabajar en ese oficio.

Los Sosa Reasa se afincaron en una casa por la zona sur de la ciudad, por la avenida La Barranca, donde criaron a sus seis hijos. Angélica estudió en el colegio madre Vicenta Uboldi y al salir bachiller fue enviada a Córdoba, Argentina, allá se formó como arquitecta y se especializó en paisajismo, la influencia de su madre primó en esa  elección. En las aulas de la universidad conoció a su esposo y  ya celebraron 26 años de casados.

Se siente  afortunada y feliz, con un excelente marido argentino, con quien comparte la misma profesión. Volvieron a Santa Cruz hace 20 años con las dos niñas mayores, después de vivir varios años en el vecino país. Ahora son cuatro sus retoños y afirma que de aquí nadie los mueve, esta es la ciudad y el país de todos, aunque los únicos nacidos en Santa Cruz sean Irene y Sergito.