La Ceo de Tech4 sabe de tecnología y de transformar ideas en negocios exitosos

13 de diciembre de 2021, 8:58 AM
13 de diciembre de 2021, 8:58 AM

Sabiendo que algunas oportunidades se cruzan solo una vez en la vida, Claudia Requejo aceptó de inmediato ser parte de la creación de un departamento de marketing digital en la empresa donde desarrollaba sus prácticas universitarias, en Santa Cruz de la Sierra. Con el reto había marcado un tiempo para comenzar a ejecutar algo propio, con todo lo aprendido en esa primera experiencia.  

Así, la joven peruana, ingeniera comercial, titulada de la Universidad Católica y con cursos en Perú, Argentina y España, se afincó en la capital cruceña, a la que había llegado a estudiar motivada por el contenido académico del pensum y por la accesibilidad de intercambios estudiantiles internacionales que ofertaba. "Además de eso, Santa Cruz me enamoró por su cielo y vegetación, algo que en Lima ya no se aprecia desde hace mucho tiempo. Me recordaba mucho a mi niñez", indica Requejo.    

A principios de 2021, Claudia Requejo se convirtió en Ceo de TECH4, una incubadora de startups especializada en la producción de negocios exitosos, financieramente viables y autónomos, a partir de cuatro pilares: creatividad, tecnología, negocios y marketing. 

¿Cómo es que una profesional tan joven está al mando de una empresa tecnológica? 

Mi propósito me impulsó a tomar las riendas. Cuando inicié este proyecto comencé siendo parte de la operación estratégica/comercial, pero desde el día uno mi objetivo personal era poder plasmar lo que había aprendido. Cuando tuve un panorama de todo lo que se podía mejorar, los integrantes del proyecto me propusieron la ejecución de una nueva gestión. Y es que es importante crear y saber identificar las oportunidades; muchas veces están ahí, pero nos limitamos tratando de convencernos de que no somos capaces, y ese autosabotaje es responsable de que no nos pongamos al límite para sacar lo mejor de nosotros. 

¿Por qué es tan tecnológica? 

Estudié en un colegio peruano-japonés que tenía convenio con un instituto tecnológico; eso me dio muy buenas bases para hoy poder decir que cuento con un perfil muy ligado a la tecnología. ¿Por qué? Por la curiosidad que siento de entender y saber lo que necesito crear para este tipo de proyectos (los de TECH4). Esto lo supe al terminar la universidad; al haber visto mayor desarrollo en otros países me resultaba atractivo y todo un reto para poder hacerlo posible aquí, en Bolivia, donde el mercado aún consideraría estas soluciones como algo novedoso. 

¿Le gustan los retos? 

Los retos están presentes a diario, son parte de la vida del emprendedor, ¡y yo me considero una emprendedora más! Rescato del feedback de mi equipo mi valor más importante, la paciencia. Tengo presentes los riesgos y sus consecuencias; como accionista y Ceo de este proyecto los asumí y más al trabajar la reestructuración del modelo de negocio. Sé que no será fácil, porque si así lo fuera todo el mundo lo haría. 

¿Considera que Santa Cruz tiene potencial para crecer tecnológicamente al nivel de las grandes ciudades del mundo? 

¡Por supuesto, sin duda! El talento existe, solo hay que saber identificar las oportunidades y trabajar en ellas para que exista una generación de emprendedores con propósito, a los que habría que guiar y darles las bases necesarias para desarrollar potenciales líderes y equipos creativos, que no tengan miedo al riesgo y entiendan el valor de poner sus capacidades al máximo; eso es, por ejemplo, lo que hacemos con Tech4. En síntesis, el mercado en Bolivia puede ser pequeño, pero el propósito detrás de sus talentos debe ser proyectarse más allá de las fronteras. 

La tarea de su empresa es transformar ideas en grandes emprendimientos. ¿Es fácil lograr eso? ¿Cómo?

Desarrollar ideas es fácil; pero ejecutarlas, ponerlas en acción, que un equipo con propósito haga de ellas una propuesta viable y con buenos resultados, es lo complicado. La clave está en contar con buenas bases. Hoy, la informalidad en el país es un problema y claro ejemplo se tuvo en la pandemia. Como incubadora debemos brindar las bases necesarias para que las startups puedan trabajar en su escalabilidad, sin tener que retroceder en el proceso. La creatividad, tecnología, negocios y marketing son los cuatro pilares con los que trabajamos en el programa; con ellos podemos hacer que la empresa esté lista para entrar al mercado. 



¿Alguna vez alguien la menospreció profesionalmente por el hecho de ser mujer y joven? 

Sería muy ilusa si lo negara. La sociedad en la que nos encontramos aún es bastante crítica en ambos aspectos y en el mundo del emprendedurismo, donde los hombres son quienes tienen mayor participación, es aún más marcado ese menosprecio. Al iniciar el proyecto fue clave perder toda vergüenza para estructurar un buen equipo, convocar mentores para el programa, levantar capital y mucho más. Es decir, perder la vergüenza implicaba aceptar todo lo bueno y no tan bueno; ligarlo a un aprendizaje y reflejarlo en una acción productiva que ayude a que eso no genere un limitante, todo lo contrario, que se proyecte en un impulso de superación. 

Usted es “millennial”, ¿qué tienen de bueno y de malo las personas denominadas con este término? 

En mi opinión personal, este término es otra “etiqueta” que por contexto social busca generar un patrón de conducta que fue impuesto por la misma sociedad. Es decir, yo lo manejaría más como un tema de “generación”, pues no me limito a cerrar un grupo por sus años, sino más bien lo dejo abierto. Para concluir, creo que mi generación y las venideras están empezado a valorar más los proyectos de impacto y quieren ser parte de ellos; tenemos mayores índices de altruismo porque nuestras emociones juegan un papel más importante en las decisiones que debemos tomar. Rescato un mensaje de mi autor favorito Zygmunt Bauman: Vivimos en una sociedad líquida como el agua, que hoy se adapta a diferentes superficies y es flexible al cambio, pero, ante todo, sigue siendo agua. No todos estamos hechos para aprender y no todos tenemos el mismo ritmo/tiempo de vida. Lo importante es tener claro el objetivo, saber identificar y reconocer los pasos que queremos dar y, sobre todo, seguir avanzando a nuestro ritmo de manera consciente.