La inspiradora historia de Norma, la enfermera que perdió la visión y ahora brinda sanación con sus manos

Se formó como enfermera y cuando la luz se empezó a escapar de sus ojitos, se asoció con otras personas con su misma condición. Hace cinco años aprendió un nuevo oficio, para el que no necesita ver, sino sentir. Adiestró sus manos para realizar masoterapia.

Norma Lidsi Camacho Nogales de Martínez, nació el 12 de enero 1964, recibió capacitación del proyecto Ágora Bolivia, de Pasoc. Junto a ella se formaron sus compañeros con ceguera y visión baja, con el fin de dejar la mendicidad y tener una manera segura de lograr independencia económica.

Es cochabambina, educada y formada en La Paz, es hija de Carlos Camacho Delgadillo (+) y de Soledad Nogales, está casada con Hernán Martínez Argote y tiene dos hijos, Hernán y Andrea.

Luego de recibir cursos de orientación profesional y laboral, arrancó brindando sus servicios en una sala de la Asociación Mutual de Personas Ciegas y con Visión Baja de Santa Cruz.

Pasado un tiempo, se independizó, junto a un grupo de colegas, y con el soporte del Club de Leones Hamacas, instalaron la sala llamada Zona de equilibrio, justo en marzo de 2020, pero la pandemia no cortó sus alas.

¿Dónde se profesionalizó?

Estudié enfermería en la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, trabajé en el Hospital del Niño y en el hospital Obrero, de la sede de Gobierno, luego pasé por Droguería Inti e Ifa, como visitadora médica, viví el inicio de la comercialización del Soat, en la entidad financiera Fortaleza, Sudamericana de Seguros, y posteriormente, me jubilé.

¿Cuál es su discapacidad visual?

Maculopatía serosa irreversible en ambos ojos. El diagnóstico indica que es progresivo.

¿Cuándo decidió seguir los cursos de masoterapia?

Cuando me indicaron que tenía la discapacidad visual. Me animé porque tengo conocimientos de salud y medicina, fue en 2017. Caritas Bolivia, la Once de España y Agora Bolivia me pusieron el hombro para que me profesionalice y, posteriormente he seguido especializaciones con cursos en la Argentina y Chile, de manera virtual.

¿Cuál es la labor del masajista o masoterapeuta?

Manipula los tejidos blandos del cuerpo (músculo, tejido conectivo, tendones, ligamentos y piel). El masajista utiliza diferentes grados de presión y movimiento. El masaje es parte de la medicina integral.

¿Desde cuándo funciona ‘Zona de equilibrio’ y qué ofrece?

Desde el 2020 ofrecemos masoterapia, como masajes reductores, relajantes, descontracturantes, reflexología y drenajes linfáticos, a excepción de lo que es fisioterapia con aparotología; hacemos terapias para superar la parálisis facial, la ciática y rehabilitación en general.

¿Cómo fue el contacto con el Club de Leones Hamacas?

Una vez dejamos masajes Taiwan, que es donde realizamos prácticas, decidimos independizarnos. El Club de Leones Hamacas nos brinda el área, nosotros hemos acondicionado el ambiente, tenemos cuatro espacios cómodamente distribuidos, ambientados con musicoterapia y aromaterapia, producimos nuestros aceites con hierbas y elaboramos mates naturales. Aquí estamos felices, pero necesitamos el apoyo de la población que, al margen de sentirse bien y restablecer su salud, nos pueden ayudar a generar recursos.

¿Quiénes forman parte de este emprendimiento?

Aglutinamos a cuatro personas con discapacidad visual y estamos con los brazos abiertos a todos los que quieran unirse. La idea es mantener el espacio para evitar que los jóvenes con esta discapacidad vayan a vender dulces, cantar en los micros, pedir limosna y, sobre todo, arriesgar su salud. Ellos están capacitados para desempeñarse en este oficio.

Con ‘Zona de equilibrio’ queremos rescatar a todos los compañeros que quieran trabajar con nosotros, y que esto se convierta en una fuente de empleo estable. Llámenos a estos teléfonos: Zona norte al 692-49497 y 708-10477; atención a domicilio, al 702-72449; zona 2do. Anillo, al 755-71755 y 700-93934; doble vía La Guardia al 763-60271 y zona sur, al 766-06560. También en la Mutual de ciegos de la av. Busch, llamando al 710-40490 y 690-74793.

¿Cuál es su mensaje?

Con el problema de discapacidad visual aprendí a disfrutar la vida desde otros ángulos. Al recibir el diagnóstico entré en una fase de depresión, en cuatro ocasiones pensé quitarme la vida, pero al conocer a otras personas con mi condición y ver su valentía y fortaleza, cambié de opinión, hoy soy otra persona. Necesitamos el apoyo de las personas con todas sus capacidades para que nuestro problema de salud no nos lleve a mendigar, eso no es digno para nadie. Ayúdenme a ayudar a mis compañeros y ayúdenme a realizarme como profesional.