Los libros ayudan a extraer ideas de nuestros hijos y verbalizar las nuestras, creando momentos únicos, que nos conectan con la vida

11 de abril de 2022, 21:16 PM
11 de abril de 2022, 21:16 PM

Lorena Hoyos

Psicóloga clínica

¿Cómo lograr que nuestros hijos lean más? ¿De qué manera podemos apasionarles por los libros? No se trata solo de un hábito que sacia esa necesidad intelectual, sino emocional y afectiva, se trata de crear un espacio para compartir nuestras almas, de dejar que el mensaje nos envuelva y compartirlo con la comunidad de nuestro hogar.

No es solo leer sino es conectar. Es una oportunidad en la que compartimos cómo pensamos y sentimos.

Uno de los ejercicios que funcionan, es darse un tiempo para leer y otro para compartir ideas expuestas en las lecturas. Dentro de los libros hay grandes historias que esconden un rico aprendizaje, un sinfín de conductas altruistas y de grandes valores pueden surgir dentro de la familia cuando nos dejamos atrapar por la lectura.

En un mundo tan acelerado y con tanta tecnología para distraernos, es un desafío encontrar un momento calmo para sintonizarnos con el inspirador y apasionante mensaje de un libro, sin embargo, no se trata ahora solo de nosotros, sino de conectar también con nuestros hijos.

En muchas ocasiones como sociedad y familia hemos olvidado la importancia del afecto y la conexión entre seres humanos, y la lectura nos puede ayudar a conectar con aquellos valores tan vitales para nuestra salud emocional y relacional en el hogar.

Muchas veces la falta de tiempo para estar con los hijos nos hace que optemos por pasatiempos menos exigentes como la Tablet o el celular. Durante el día podemos escoger conectar con ellos 15 minutos para empezar.

No se trata de forzar el momento sino de contagiar esa pasión que cada uno de nosotros sentimos cuando encontramos un espacio silencioso e íntimo y nos logramos sumergir en la lectura. Es un transmitir e inspirar, hasta que ellos busquen por ellos mismos estas mismas emociones agradables al leer.

Etapas de lectura

El leer o más concretamente la literatura, la vamos estimulando desde el momento en que arrullamos a nuestro bebé y le cantamos alguna canción de cuna. Hay que leerle cuentos a los niños con grandes gráficos que le hacen volar la imaginación, hasta la hora en que llegan al colegio y descubren por ellos mismos como descifrar los códigos que le dan vida a los gráficos de los cuentos que les leíamos. Sin embargo, nunca es tarde para empezar a leer y conectar con ellos.

Al empezar la primaria podemos formar una buena biblioteca con enciclopedias sobre vida animal y vegetal, indagaciones de la ciencia, geografía, historia del mundo, biografías e historias de vidas inspiradoras. Destinemos un lugar y tiempo, lo importante es que el orden y el silencio sean cómplices de la lectura.

Es un privilegio tanto para nosotros como para nuestros hijos. Es una buena excusa para la complicidad, amistad y una fuerte fuente para crear grandes ideas en las mentes de los miembros del hogar.

¿Qué regalar a un niño?

Al regalar, enfoquémonos en mostrar sentimientos positivos que deben hacer feliz al receptor. En el caso de un niño, la elección se complica cuando hemos visto un rostro emocionado con el obsequio, pero se desfigura al abrirlo y ver que no llena la ilusión inicial.

Sin embargo, hay regalos que funcionan, como elementos con personajes de moda o juegos que atrapan por horas… pero uno de los mejores regalos, es un llamativo e interesante libro que los empuja a volar con su imaginación, alentándolos a leer hasta conocer el final; con dibujos o imágenes que trasladan a escenarios desconocidos a través de las páginas que se convierten en transporte.

Vemos libros infantiles con rangos de edades; más y menos letras y dibujos coloridos o para colorear, lo importante es que, a través de lo escrito, estimulen a uno de los mejores hábitos que se puede adquirir: ¡La lectura!

Si este hábito se afianza en un niño pequeño, lo convertirá en un joven con ortografía mayor al promedio, un profesional con buena redacción, un excepcional orador, un adulto mejor educado. Y si nuestro regalo es a un niño con inteligencia lingüística, fomentamos un futuro talento.

Porque regalar un libro, es sembrar la semilla del crecimiento sin límites; es invertir en la mente, dándole alas para ampliar su universo. Un buen lector, será un ávido estudiante del entorno sin fronteras; complacido en el deleite único que regala una invaluable lectura. (Claudia Stohmann Revilla de A. Especialista en desarrollo social, profesional y personal)