Un reconocimiento nacional en el Día de la Mujer para la gestora de esta casa de noticias fue el detonante para conocer un poco más de ella

16 de marzo de 2022, 16:58 PM
16 de marzo de 2022, 16:58 PM

En reconocimiento a su inclaudicable labor social al frente de una de las empresas de comunicación con mayor prestigio en el país, la Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional le ha entregado el Patujú Dorado, premio que fue a recibir su nieta Alejandra Saucedo, para luego dejarlo en sus manos y en un lugar especial del Diario EL DEBER.

Rosa Jordán Amelunge de Rivero recuerda lúcidamente cada episodio de la edificación de su obra, EL DEBER, desde aquel día en que sugirió a su esposo la reapertura del diario, que hacía seis años estaba cerrado.

“Le pedimos a ‘Malaco’ Saucedo, hijo del Dr. Lucas Saucedo, que nos permita reabrir el diario, y nos dio el visto bueno para ponernos al frente, desde entonces no hemos parado”.

EL DEBER tuvo su primera casa en la calle Barrón

En esa calle, del centro urbano, instalaron las oficinas del diario. El Dr. Pedro Rivero se puso a buscar las noticias y se sentaba frente a su máquina de escribir a redactarlas, mientras tanto, su esposa e incondicional compañera, recorría las calles, negocios y empresas buscando la publicidad. Corría la mitad del siglo XX y la pareja Rivero Jordán se lanzó a hacer empresa.

La Sra. Rosita, como se la llama con cariño, no duda al contar el arduo camino que le tocó recorrer, junto a su esposo, para llegar a la celebración de estos 69 años del Diario Mayor. Jornadas interminables en la imprenta, el acarreo en hombros de los ejemplares y el desayuno cotidiano a los canillitas, para que ellos hagan llegar el periódico a todos los lugares de la ciudad y de las provincias. “Porque no solo era EL DEBER, había cinco periódicos más en Santa Cruz, la competencia era muy dura. Estaban El Comercio, Crónica, La Crónica, El Mundo y Nueva Época”, afirma.

Fueron 15 años en los que la pareja se entregó por 24 horas a su labor diaria, luego sus hijos se fueron sumando a la faena y apoyando con sus conocimientos. “Todos, menos el último, confesaron que querían quedarse aquí, se formaron en lo que necesitaba la empresa y empezaron a trabajar”, cuenta la matriarca.



Precursora inclaudicable

Hija de Clovis Jordán Mendoza y de Olga Amelunge Ríos, la mayor de ocho hermanos, se formó en el Colegio Santa Ana, de nuestra ciudad y en el Colegio Irlandés, de Cochabamba. Siguió estudios superiores en la UAGRM, graduándose en Secretariado Comercial, para luego contraer nupcias con don Pedro Rivero Mercado, que posteriormente impulsó a formarse como abogado.

“Trabajé tres años con don Osvaldo Monasterio, un empresario reconocido y luego me retiré para dedicarme a apoyar a Pedro en nuestro emprendimiento”, recuerda con cariño que su nombre fue sugerido por su docente, el Dr. Antonio Landívar Serrate, al empresario que buscaba asistente.

Ella inculcó a su esposo a seguir una carrera profesional, luego a emprender un negocio con las noticias, al reabrir EL DEBER, para que él haga lo que más le gustaba, escribir; mientras ella sostenía las paredes del hogar que formaron, trabajando hombro a hombro junto al elegido de su corazón.



El emblema Patujú Dorado

El reconocimiento llegó este 8 de marzo, como una retribución de la Cámara de Diputados de Bolivia a féminas destacadas en el país, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Otras once mujeres fueron también condecoradas por la diputada nacional Sandra Paz, en la sede de Gobierno.

La Sra. Rosita que está por cumplir nueve décadas de vida, con fortaleza y salud, afirma que la tomó por sorpresa el nombramiento y cree que no es merecedora de estos lauros. Desde Para Ellas van los parabienes, felicitaciones y larga vida para la ‘madre’ de este medio de comunicación que cobija a la revista femenina con casi 36 años de labor ininterrumpida.