Hacer cine es algo que le encanta y la apasiona en todo sentido. Asegura que está pavimentando el camino para las cineastas que vengan después

9 de marzo de 2022, 14:48 PM
9 de marzo de 2022, 14:48 PM

Desde que era estudiante trabajó en publicidad y algunos largometrajes nacionales. Ha sido productora de documentales financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo, filmados en Sudamérica. Stephanie del Carpio nació en Santa Cruz de la Sierra, el 12 de septiembre de 1989. Es graduada en Comunicación Social de Diakonía e hizo un curso sobre Producción de Cine en la escuela de San Antonio de los Baños (Cuba).

¿Cómo surge la oportunidad de ser directora de cine?

Si bien me he desempeñado mucho en producción, en esta ocasión era necesario también dirigir. Por eso me animé, fue todo un reto, porque tenía un hijito y otro en camino (ahora tienen dos años y cinco meses, respectivamente).

¿Es un campo limitado para las mujeres?

Es “limitado” porque tradicionalmente las mujeres han estado en áreas de vestuario, arte, maquillaje y producción; pero en los últimos años se ha dado el cambio y la incursión en otros roles de la cinematografía, más visibilizados. Ahora las mujeres se destacan también en la dirección o la dirección de fotografía.

¿Cuántas mujeres trabajan en producción de videos y cine en el país? ¿Hay algún colectivo femenino de cine y audiovisual?

No, no tengo la cifra, pero sí, hay grandes talentos. Entre los colectivos femeninos ligados al arte audiovisual, internacionalmente existen varios como Cimaimpulsa, WAWA, Women in Films, solo por mencionar algunos. Son unas plataformas fantásticas que conforman redes de apoyo a quienes los integran y están en constante capacitación y brindando facilidades. Esperemos pronto ver esto también en Bolivia.

¿Cuál fue su primer paso en la dirección de cine, tiene algo en puerta?

El primer paso fue escribir el guion, porque mientras se escribía veía en mi cabeza como podría ser contada. Tengo más proyectos en puerta, esta vez ya buscando fondos aplicables y coproducciones internacionales. Mi producción y ópera prima se llama ‘Chicas bien’. Trata sobre un grupo de jovencitas que pretende pasar un fin de semana muy festivo; entonces, el rato menos pensado, surgen problemas entre ellas, con mentiras y envidias incluidas. Pero lo importante es que aprendan a perdonar y dejar de lado sus perjuicios.

Es un largometraje de más de 60 minutos, cuyo estreno fue el 8 de marzo, pero recién desde el 22 estará en la cartelera del Cine Center. Aparte de eso, la película podrá ser vista en el metaverso del cine Decentraland.

En este caso yo también estuve encargada de la producción, porque fue un proyecto autofinanciado por mi persona y mi esposo, Ernesto Anaya.

¿Hubo más mujeres en el proyecto?

En el equipo hubo un 50/50, entre chicos y chicas. Felizmente cada vez hay más chicas interesadas por las áreas técnicas, así que esperemos que en mi próximo proyecto contemos con una directora de foto, una sonidista y una asistente de cámara.

¿Existen otras ‘Natalia López’ -ganadora del Oso de Plata en el Festival de cine de Berlín-, que aún no logran visibilizar sus trabajos en Bolivia?

Sí, en Bolivia hay grandes cineastas como Denise Arancibia, Ivette Paz Soldán y Catalina Razzini, que pronto estrenará su película. Ali López logra trabajos muy lindos en publicidad y Yenka Algarañaz también es una gran videasta. Solo por mencionar algunas que ahorita vienen a mi mente, pero sé que cada año se descubren nuevos nombres en el Fenavid. Capital humano y talento femenino, sí hay.

¿Qué aconseja a las mujeres que sueñan llegar al cine como actrices, directoras y guionistas?

Verle el lado positivo a la situación. Si querés hacer cine, pero no hay el fomento que sería ideal, no te quedés lamentándote por ello. Ve ahí la oportunidad de hacer algo diferente, de buscar otras plataformas para crear y mostrar tu trabajo. Si es un campo incipiente, pensá que tenés la oportunidad de ser una pionera, por ejemplo, en el metaverso o todo lo que es el blockchain. Así también, de pavimentar el camino para quienes vengan después. Pero siempre ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío.