Lucina Mermet, representante residente del PNUD en Bolivia, considera que, por ahora, pese a tres renuncias, el TSE todavía puede operar. Sin embargo, es tajante en el momento de decir que se debe cuidar la institucionalidad.

17 de mayo de 2022, 7:41 AM
17 de mayo de 2022, 7:41 AM

La alta funcionaria del PNUD acepta esta entrevista en un momento clave. Cuando el Órgano Electoral ha tenido tres renuncias. Manifiesta su confianza en que los desafíos se pueden cumplir rumbo al Censo, en las elecciones del 2025, pero manifiesta también ciertas preocupaciones en lo institucional.

A partir de la crisis del 2019 en la que Naciones Unidas medió para pacificar Bolivia, ha realizado algunos acuerdos con el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para mejorar el padrón de electores. ¿Cómo va eso?

Creo que no es novedad para nadie. Producto de la crisis de octubre y noviembre del 2019, Naciones Unidas, a través de un enviado personal del secretario general, participó del proceso de reconfiguración de la salida institucional a esa crisis y muy centralmente con aquel acuerdo de noviembre de 2019, tras el cual Bolivia aprobó una ley para llamar a elecciones. No solo eso, sino para la conformación con acuerdo de la Asamblea Legislativa para la designación de vocales del TSE, básicamente, luego de la conformación del Órgano Electoral Plurinacional producto del conflicto que se originó, precisamente, en un proceso electoral (las elecciones fallidas de ese año), y esto derivó en una en una elección en base a mérito de un nuevo cuerpo electoral. Se trata de un Órgano Electoral que estuvo a la altura de las circunstancias, tanto en 2020 como 2021 para darle a Bolivia una salida sólida, democrática, participativa, inclusive le podemos poner todos los adjetivos a este proceso. Ahí hubo, desde la perspectiva técnica, el rol del programa de Naciones Unidas para el desarrollo, el PNUD jugó brindando asistencia técnica al TSE, y a todos los tribunales departamentales. También por la confirmación que hemos tenido de los observadores internacionales que verificaron digamos el proceso electoral y su resultado.

¿Cuáles fueron los acuerdos principales que se hicieron y cuáles fueron las acciones concretas que hizo el PNUD con el tema Electoral?

El 2019 fue la fase más crítica porque el país, de la noche a la mañana, se quedó sin TSE porque los vocales y las vocales del anterior tribunal fueron retirados de hecho y se les iniciaron procesos. Entonces, el órgano quedó descabezado. Ese fue el primer paso, un proceso soberano que llevó adelante Bolivia y lo que nosotros hicimos a partir de enero de 2020 fue brindar asistencia técnica para una cantidad de procesos. Esos procesos estuvieron muy centrados en la operación electoral, tal vez menos en el fortalecimiento institucional. Inicialmente se llamó a elecciones en mayo del 2020, suspendidas luego por el Covid-19. En ese momento se puso mucho el foco en la reconstrucción pacífica del intercambio democrático en Bolivia y hoy esto continúa vigente.

¿Cómo?

El proyecto electoral continúa vigente con apoyo de Suecia, España y está entrando ahora la Unión Europea. En septiembre del año pasado hemos firmado con el Órgano Electoral Plurinacional la tercera fase del proceso de acompañamiento técnico que brinda el PNUD, en el marco de una cantidad de verificaciones que se hacen para este tipo de apoyos, a través del proyecto Cultura de paz y fortalecimiento del TSE, y esta tercera fase tiene tres grandes áreas de trabajo.

¿Cuáles son?

Tal vez aquí es donde estamos poniendo el foco. Primero es el fortalecimiento de capacidades del TSE y de los tribunales departamentales. Cómo desempeña institucionalmente un Órgano del Estado sucesiones en torno, en este caso, a la función electoral, que tiene que ver con destrezas técnicas y destrezas operativas. Aquí hay un mundo de trabajo que, por cierto, requiere reforzamientos. El segundo tiene que ver con la construcción, o si se quiere el fortalecimiento de una noción que es muy boliviana, que es muy propia de este país y que muchas veces denotamos y muchas veces no le prestamos tanta atención: la promoción de la Democracia intercultural que es el ejercicio en igualdad de condiciones de las democracias, que en el caso de Bolivia es representativa, participativa y comunitaria. Tiene todas estas características de acuerdo a lo que ha sido consagrado en su Constitución Política del Estado. Y, por último, uno de los temas que vimos como debilidades en 2020-21, que es el desarrollo del derecho electoral. Bolivia es buena administrando elecciones, pero no lo ha sido tanto en generar jurisprudencia electoral. Aquí vemos temas que tienen que ver con la garantía de los derechos políticos, la justicia electoral y el órgano constituyéndose en garante de la democracia.

¿A qué se refiere?

Este es mi punto, tal vez central. El mensaje más fuerte que sí me gustaría que quedara claro. Nuestro compromiso con la edificación institucional del Órgano está vigente, está fuerte y uno de los puntos que quiero remarcar es que esta no es una tarea que se hace de la noche a la mañana, no es algo que se hace en un año, dos años; es una tarea de largo plazo, es una tarea que no puede quedar en un tema de narrativa de simbolismos. Que si bien son importantes en el contexto entre 2019 al presente hay que continuar brindando compromisos por todas las partes. Aquí el rol que nosotros podamos jugar es, en algún sentido, secundario porque brindamos asistencia técnica. El mensaje que quiero dejar es que todos los órganos del Estado deben cuidar la independencia y el rol del Tribunal Supremo Electoral, para que éste y sus tribunales departamentales se mantengan intactos porque finalmente son los garantes de la democracia y son los garantes de los procesos electorales, que configuran y que terminan acreditando de qué forma se configura el poder político en Bolivia.

Quisiera que entremos un poco más a fondo. ¿Cuáles son las preocupaciones concretas con relación a esta parte, qué es lo que le inquieta al PNUD?

Preocupaciones tenemos muchas, siempre en torno al tema del desarrollo sostenible de todos los países del mundo. Los países que están transitando hacia consolidaciones de sistemas justos, equitativos e inclusivos, y esto obviamente incluye también la forma en que los países construyen sistemas democráticos participativos e inclusivos con permanencia de esas instituciones. Para Bolivia es estratégico continuar haciendo esta tarea que iniciamos el 2019-2020, que es este blindaje estratégico del Órgano Electoral, que tiene que estar blindado, tiene que estar protegido de los discursos polarizantes, de estos discursos que muchas veces generan estas narrativas que en la ciudadanía muchas veces encuentran asidero. Y lo que queremos es que la institución pueda funcionar de manera institucional, como debe ser. Hay muchísimo diseño institucional que va en juego y esto es a lo que estamos apostando, pero también tiene que haber una corresponsabilidad por parte de todos los actores políticos, de los órganos del Estado y de nosotros como comunidad internacional de continuar apoyando en este sentido. Repito, es estratégico continuar apoyando en todas las funciones institucionales al Órgano porque es el que va a garantizar la continuidad democrática en Bolivia. No va a ser otro actor, no va a venir nadie de afuera a decir a Bolivia si tiene o no una democracia. Entonces, le diría que esta es nuestra tarea central, que tiene visos de preocupación, bueno por momentos, siempre hay vicisitudes que van generando preocupaciones.

¿A qué se refiere?

En este momento y haciendo referencia muy puntual a los eventos recientes, digamos en torno a una nueva renuncia creo que hay que también mirar las cosas con cierta perspectiva. La Sala Plena tiene quórum pleno, existen equilibrios en esas Salas que tienen capacidad de tomar decisiones si se necesitará por alguna razón completar un quórum cuando lo requieran estos cinco vocales que están funcionando muy bien. Si es necesario completar quórum existen listas de suplentes que están disponibles y la Cámara de Diputados puede habilitar esa participación de un suplente, una suplente y esa lista está con puntos en base a un ranking. En forma cabal aquí hay algunos suplentes que han renunciado, hay otros que han fallecido, lamentablemente, durante la pandemia, pero existen cuatro suplentes que están plenamente activados y disponibles para coadyuvar a la sala Plena del Tribunal Supremo para funcionar. Entonces aquí me parece que hay alarmas que no son necesarias. El Órgano está funcionando de manera institucional y lo que sí ahora queda es trabajar en estas agendas pendientes, aquellas que tienen la percepción ciudadana, tareas pendientes que tienen que ver con el padrón biométrico, que tienen que ver con la capacidad de revelar el cómputo de manera más rápida, más eficiente, creíble y transparente. Tenemos también que trabajar, como le decía, en el derecho electoral, generar la jurisprudencia electoral que toca y este es el momento de hacerlo, es el momento de dejar trabajar al Órgano Electoral para que pueda hacer su tarea de manera imparcial, neutral cómo le corresponde.

Usted hablaba de blindar el tribunal electoral, pero de hecho ya se han generado a raíz de la presión política, si vale el término, tres renuncias: Primero, la de Salvador Romero; luego de una segunda vocal Rosario Baptista, que dimitió y ha hecho denuncias, y la última la vocal Angélica Ruiz. ¿Esto le quita fuerza al blindaje que debe tener el Tribunal Electoral?

No, yo creo que no. Las renuncias son fenómenos que hemos visto. Forman parte de la historia del Tribunal Supremo Electoral y este Órgano Electoral, si uno mira la historia y la gestión de las diferentes Salas Plenas, desde el 2009 hasta parte del 2010, lamentablemente nunca hemos tenido conclusión de mandatos y esto también nos llama a la reflexión. ¿Cuáles son las vicisitudes, digamos institucionales, que tiene el Órgano?, pero también creo que hay que ponerlo en perspectiva.

 ¿Y qué vislumbra?

Yo creo que las vocalías, digamos, con renuncias son producto del propio devenir institucional de un órgano y no deberían ser el punto de alarma. El punto de alarma sería si la Sala Plena tiene dificultades en llegar a consensos. Recordemos que es el único Poder del Estado colegiado y, por lo tanto, tienen que construir sus decisiones en base a consensos y este no es el caso. No estamos viendo que esa Sala Plena esté paralizada, que no esté pudiendo fungir, hemos tenido, hace poco, acuerdos importantes con otros Órganos del Estado en torno a la cumbre contra la violencia política a las mujeres, aquí hay articulaciones importantes también, que se van a venir con la Asamblea Legislativa para una eventual reforma del régimen electoral.

¿Otra reforma?

Acá no olvidemos que hay muchas cosas en la ley que, tal vez, deben ser revisadas. Está también el Censo de noviembre de este año, por ejemplo, que va a rediseñar, por ejemplo, la asignación de escaños. Son procesos centrales para la construcción de democracia de Bolivia donde el Órgano Electoral tiene que dejar su impronta y tiene que hacer su trabajo y creo que en las renuncias, probablemente no sean lo ideal, pero al mismo tiempo son parte del devenir institucional de cualquier Órgano del Estado. Entonces, creo que hay que darle el cariz que tienen, algunas han sido un poco más ruidosas si se quiere, que otras, eso no lo podemos negar, pero al mismo tiempo se centran en una mirada, sin ir más lejos la vocal (Angélica) Ruiz que acaba de colocar su renuncia lo hizo también señalando todo el legado y todo el trabajo que ha dejado en su función de vocal por casi tres años de gestión. Hay mucho por hacer, por cierto, pero hay mucho también que se está haciendo. El presidente actual tiene una vocación institucionalista muy fuerte, él está liderando un proceso de renovación en todos estos procesos que describía en base a estos tres grandes áreas de trabajo y confiamos en que va a poder liderar. En adelante tenemos el 2023 con las elecciones judiciales y, para todos los fines, la elección general del 2025 no está lejos.

¿Cuál es el trabajo que viene?

Tenemos que empezar a preparar los sistemas para que puedan soportar desafíos tecnológicos y desafíos en el derecho electoral en la propia ley. Los escaños si es que el Censo se procesa en tiempo y forma y nos da la nueva geografía electoral, pues esa es una tarea importantísima que el Órgano Electoral Plurinacional también va a tener que llevar adelante. El mensaje, supongo, es que las renuncias no pueden distraernos de las tareas centrales que tienen que ver con administrar un poder del Estado para la configuración en fortalecimiento sobre todo de la democracia, y una de las tareas que sí nos preocupa que se fortalezca tiene que ver con la percepción ciudadana. Nos interesa mucho ver cómo la ciudadanía en general, el boliviano y la boliviana de a pie, las personas que acuden a votar y que quieran ser representadas de manera central tengan la certeza y la certidumbre de que este Órgano Electoral está haciendo las cosas bien, y genera las condiciones para que Bolivia pueda sufragar con tranquilidad.