Un nuevo sondeo de Gallup sitúa su índice de popularidad en apenas un 40%, frente al 57% que tenía cuando asumió el cargo

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20 de enero de 2022, 7:50 AM
20 de enero de 2022, 7:50 AM

El 20 de enero se cumplió un año de la toma de posesión de Joe Biden como Presidente de Estados Unidos. Para conmemorar el aniversario, el presidente ofreció una rueda de prensa en medio de crecientes dificultades: inflación, crisis con Rusia con Ucrania, y sus dificultades para llevar a cabo la reforma electoral. 

Con Guillaume Naudin, corresponsal de RFI en Washington

A Joe Biden no le gusta especialmente este tipo de ejercicio y, sin embargo, durante casi dos horas, cumplió, explicando incluso que tenía energía para quedarse aún más tiempo: ya se ha proyectado para las elecciones de 2024 con Kamala Harris, su vicepresidenta.

El demócrata defendió los resultados de su primer año de mandato. Desde su toma de posesión, el 20 de enero de 2021, Estados Unidos ha tenido "un año de desafíos, pero también de enormes progresos". Señaló que el 75% de los adultos estadounidenses están ahora totalmente vacunados, en comparación con el 1% cuando su administración asumió el cargo. El presidente también presumió de "creación de empleo récord" y "crecimiento récord".

Pero se vio obligado a reconocer sus dificultades: "Entiendo la enorme frustración, el miedo y la preocupación por la inflación y el Covid. Lo entiendo", dijo.

Joe Biden también reconoció que dos grandes reformas están bloqueadas en el Senado por su propia mayoría, concretamente su plan de gasto social y climático. "Tengo la esperanza de que podamos conseguir partes, buenas partes del plan de gastos. Y conozco pocas cosas que se han hecho de una sola vez. Creo que podemos dividirlo en partes, tomar lo que podamos ahora y volver más tarde a por el resto".

Y lo mismo ocurre con sus planes de legislación para proteger el acceso al voto de todos los estadounidenses. Joe Biden apoya un cambio en el reglamento del Senado para aprobar leyes que protejan el derecho al voto de las minorías. "No vi venir este vigoroso esfuerzo para que lo más importante fuera que el presidente Biden no pudiera hacer nada", dijo Biden. Esa misma noche, el Senado enterró definitivamente la reforma electoral.

La crisis ucraniana

Biden dijo estar listo para encontrarse con Putin y advirtió que Rusia pagaría un alto precio si decidiera invadir a Ucrania.

"Va a ser un desastre para Rusia", dijo Biden, y agregó que los rusos podrían finalmente prevalecer, pero que sus pérdidas "van a ser grandes".

Sin embargo Biden causó confusión cuando pareció sugerir que un ataque a pequeña escala de parte de Rusia tendría una reacción menos fuerte de parte de Occidente.

La Casa Blanca rápidamente emitió una declaración en la que aclaraba que lo que quería decir era que cualquier invasión militar provocaría una respuesta "severa", mientras que las agresiones no militares, como los ataques paramilitares, recibirían una respuesta "recíproca".

Sin embargo, la oposición republicana se apoderó del tema, criticando al presidente estadounidense por resignarse a un ataque de Moscú, siempre que no fuera demasiado espectacular.

Inflación en alza, popularidad en baja

La lucha contra la inflación requerirá "un esfuerzo a largo plazo", admitió. "Hasta entonces, será doloroso para mucha gente. Heredando un país marcado por la pandemia del Covid-19, sacudido por un histórico movimiento de protesta contra el racismo, y donde las divisiones se han acentuado por Donald Trump, Biden dijo que el país todavía "no está tan unificado como debería".

En el futuro, Biden quiere salir más de la Casa Blanca para hablar directamente y volver a conectar con la gente del país. "No tengo la oportunidad de mirar a la gente a los ojos... de salir y hacer las cosas que siempre se me han dado bien: entrar en contacto con la gente. Que midan mi sinceridad. Que midan quién soy", se lamentó Biden.

Un nuevo sondeo de Gallup sitúa su índice de popularidad en apenas un 40%, frente al 57% que tenía cuando asumió el cargo. Esto es suficiente para preocupar a los demócratas, que temen una debacle en las elecciones legislativas de mitad de mandato, previstas para el otoño.