El asesinato de un director ejecutivo pone en la mira el sistema de la salud de EEUU
El principal sospechoso es Luigi Mangione, un hombre de 26 años. No rechaza los cargos que se le imputan. Incluso los reivindica.
El sistema de salud estadounidense quedó sobre el tapete a raíz de un hecho policial. El director ejecutivo de United Healthcare, una compañía de seguros privada, fue asesinado a tiros en plena calle el 4 de diciembre. El asesinato pone de manifiesto el descontento de los estadounidenses con su sistema sanitario.
Por Stéphane Geneste
En la escena del crimen había casquillos de bala con la inscripción “Delay, Deny, Depose”. Estos elementos se refieren sin duda a las tácticas y estrategias que las aseguradoras sanitarias son conocidas por utilizar para evitar el reembolso.
El principal sospechoso es Luigi Mangione, un hombre de 26 años. No rechaza los cargos que se le imputan. Incluso los reivindica. Cuando fue detenido, estaba en posesión de un documento en el que se criticaba el sistema de seguros médicos de Estados Unidos. El sistema es muy criticado, y a menudo se lo acusa de favorecer los beneficios frente a la prestación de asistencia sanitaria.
Sin cobertura universal
En Estados Unidos, la cobertura sanitaria pública no es universal, e incluye dos grandes programas. El primero, Medicare, está destinado a los mayores de 65 años y a algunos menores de 65 con discapacidad. Se aplica a nivel federal y todos los beneficiarios tienen los mismos derechos, independientemente de su estado de residencia.
El segundo, Medicaid, ayuda a cubrir los gastos médicos de los estadounidenses con ingresos y recursos limitados, pero se rige por los estados. Por tanto, cada gobernador es libre de elaborar reglamentos específicos.
Esta cobertura pública no se aplica a toda la población estadounidense. Ahí es donde entra en juego el sector privado.
Estados Unidos encabeza la clasificación
Según la Oficina del Censo estadounidense, dos tercios de los estadounidenses han contratado un seguro privado. Este es el quid de la cuestión, ya que a menudo pagan miles de dólares al año para estar cubiertos en caso de problema médico. Salvo que estas compañías hacen todo lo posible por no reembolsar o reembolsar lo menos posible a sus asegurados los gastos sanitarios.
Estas tácticas tienen un coste para el pueblo estadounidense, ya que el gasto sanitario representa casi el 18% del PIB. Frente al 11% de Francia. De hecho, Estados Unidos encabeza la clasificación mundial de este tipo de gastos.
Esto tiene dos consecuencias. En primer lugar, para estas aseguradoras privadas, lo que naturalmente es positivo, ya que generan enormes beneficios. El año pasado, United Healthcare, por ejemplo, pagó 15.000 millones de dólares a sus accionistas. Por supuesto, también hay consecuencias negativas para los estadounidenses.
Según un estudio del Commonwealth Fund, uno de cada cinco estadounidenses en edad de trabajar renuncia a la atención sanitaria por su coste y porque las aseguradoras no la cubren.
Y hay una tendencia que crece año tras año: el endeudamiento médico de los hogares, en un momento en que la esperanza de vida disminuye en Estados Unidos y Donald Trump, futuro presidente estadounidense, pretende reducir el gasto de los seguros públicos en favor del sector privado, que, como acabamos de ver, está mostrando sus limitaciones.