La mayoría de los 110 millones de egipcios viven una situación complicada y un cuarto de la población vive en situación de pobreza.

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18 de mayo de 2022, 7:17 AM
18 de mayo de 2022, 7:17 AM

Egipto atraviesa una crisis multidimensional. La invasión de Ucrania por el ejército ruso ha paralizado muchos de los proyectos promovidos por el presidente Abdel-Fattah Al-Sisi. Pero lo que más preocupa a las autoridades es el desabastecimiento de trigo, del que el país africano es el primer importador mundial. Cada egipcio consume 180 kg de trigo cada año, mientras que la media mundial es de 80kg. El incremento de los precios del grano es una bomba de tiempo que el gobierno busca desactivar.

La crisis económica ha vuelto a Egipto. La ausencia de lluvias ha reducido las posibilidades de obtener buenas cosechas: la inflación es galopante, tanto que en abril llegó casi al 15%. Las arcas públicas encuentran serios problemas, mientras la libra egipcia se devaluó recientemente un 17%, en momentos en que el gobierno busca negociar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).  

En ese escenario el desafío más urgente es la escasez de trigo. Egipto es el primer importador mundial del grano pues apenas logra cubrir la mitad de sus necesidades. El resto, unos entre 10 y 12 millones de toneladas las importa de Ucrania y Rusia. La guerra desatada por Vladimir Putin contra Ucrania el 24 de febrero pasado cambió todo. En pocos días el precio de la tonelada del grano dorado se multiplicó por dos.

“Egipto tiene muchos problemas estructurales en materia alimentaria, pues bate un récord mundial por ser el mayor importador mundial de trigo y otros cereales, y el 85% de las importaciones de trigo provienen de Rusia y Ucrania. La invasión rusa de Ucrania hizo disparar los precios del trigo. Esta misma mañana el precio de trigo rozaba los 428 dólares la tonelada, lo que significa que es más de 50% de aumento del precio del trigo en enero del 2022”, dice a los micrófonos de RFI Bichara Khader, fundador del Centro de Estudios Árabes de la Universidad Católica de Lovaina.

La mayoría de los 110 millones de egipcios viven una situación complicada y un cuarto de la población vive en situación de pobreza. “Esta situación va a disparar las tasas de pobreza, incrementando la inseguridad alimentaria y la desnutrición crecerá en forma notable. Esta situación se produce en un contexto de sequías persistentes en Egipto, que implica el aumento no solamente de los cereales sino también de los fertilizantes, que en su mayoría provienen de Rusia. 

En verdad es una situación preocupante para Egipto y para muchos países africanos. Se puede imaginar protestas como las del pan en 1977, cuando el FMI impuso a Egipto y a muchos países latinoamericanos lo que se llama el ‘ajuste estructural’, apunta Bichara Khader, quien es autor de más de treinta libros sobre el mundo árabe.

India ofreció ayudar a Egipto a remplazar las importaciones del cereal de Ucrania. Hasta 250.000 toneladas de trigo indio irían a Egipto, una cantidad ínfima si se tiene en cuenta que las necesidades del país ascienden a 18 millones de toneladas. “El relevo será muy difícil, es por eso que Egipto está buscando relevos en Argentina, Estados Unidos, Canadá, India, pero todos estos países han impuesto restricciones a sus exportaciones para satisfacer sus necesidades internas”, considera el investigador. 

India es el segundo productor mundial de trigo, pero es un actor menor sobre el mercado mundial, dado que el grueso de su producción la dedica al consumo interno.  “La situación es grave, muy preocupante. Egipto tiene reservas para el mes de junio y julio, después la situación puede generar una convulsión social y política”, advierte Bichara Kadher.

La aceleración de la inflación –cerca de 15% el mes de abril- tendrá consecuencias inmediatas en el bolsillo de la población, a lo que se añade el riesgo de escasez de trigo y otros productos de primera necesidad. La inflación galopante acompaña la evolución de los precios del trigo, lo que significa que el gobierno egipcio, que subsidia los precios del pan, que es el consumo principal de los hogares egipcios, deberá hacer mayores esfuerzos para evitar que la situación se salga de control. 

“El incremento de los precios derivados de la inflación significa que los subsidios del gobierno de Egipto al pan (Aich, en egipcio que quiere decir La Vida) van a aumentar de 3.000 millones de dólares cada año a 5 mil millones de dólares, en una situación financiera ya bastante preocupante”, concluye el especialista de la Universidad de Lovaina.