Según recientes estimaciones del Pentágono, los rusos habían disparado 2.125 de estas armas

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13 de mayo de 2022, 7:46 AM
13 de mayo de 2022, 7:46 AM

La escasez de armas y municiones comienza a sentirse en el campo de batalla tanto del lado ruso como del ucraniano. Los países del G7, reunidos hoy en Alemania, se enfrentan ante el reto de renovar los stocks del ejército ucraniano en un breve lapso.
 

"Es muy importante en este momento mantener la presión sobre Putin suministrando más armas a Ucrania e incrementando las sanciones" contra el Kremlin, afirmó la ministra británica de Relaciones Exteriores, Liz Truss, en una reunión del G7 que tiene lugar en Wangels, en el norte de Alemania.

Su homólogo francés Jean-Yves Le Drian garantizó a Kiev el apoyo de los miembros del G7 "hasta la victoria". Los jefes de la diplomacia del G7, reunidos hasta el sábado, invitaron a sus homólogos ucraniano y moldavo a participar en sus discusiones para saber cómo pueden apoyar más a Kiev en su resistencia a la invasión rusa.

Al cabo de dos meses y medio, después del fracaso ruso de llevar a cabo una guerra relámpago en Ucrania, el conflicto parece encaminarse a una guerra de usura que podría durar varios meses, incluso "años", como ha sugerido París.

Este nuevo conflicto se caracteriza por un mayor consumo de municiones. Por eso, las penurias en este frente podrían ser críticas dentro de algún tiempo. Según algunos especialistas, éstas ya han comenzado a sentirse en el terreno de batalla.

Escasez de misiles rusos de precisión

Del lado ruso, el mayor problema se sitúa en el arsenal de misiles de precisión tipo crucero y balísticos o semi-balístico de corto y medio alcance que pueden ser guiados.

Según recientes estimaciones del Pentágono, los rusos habían disparado 2.125 de estas armas. Según datos de la Agencia Sueca de Investigación de Defensa (FOI), el arsenal ruso de estas armas ascendía a 1.300 en 2019 y debería llegar a unas 3.000 en 2029. Este tipo de arsenal ruso estaría, pues, agotándose.

Para algunos especialistas, la prueba de que los misiles de precisión comienzan a escasear es el hecho de que los rusos están atacando objetivos estáticos que no necesitan fuego de alta precisión, entre otros, aeródromos, cruces de carreteras, infraestructuras logísticas y militares ucranianas.

También tienen problemas para reemplazarlas, pues estas armas requieren componentes electrónicos que Rusia importa esencialmente de los países occidentales.

Las existencias de armas y municiones ucranianas también se reducen de manera dramática. Los ucranianos necesitan, sobre todo, proyectiles anti-tanque. En marzo, el gobierno ucraniano dijo que necesitaba 500 misiles Javelin diarios.

Los países occidentales, principalmente Estados Unidos, enfrentan el reto de no vaciar sus propias reservas, así como la dificultad de acelerar la producción para  responder a la creciente demanda.  

El ejército estadounidense ha enviado más de un tercio de sus misiles antitanque Javelin, según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de mediados de abril, además de otras 7.000 armas anti-tanque, 1.400 sistemas antiaéreos Stinger y decenas de millones de balas y otras municiones. Estados Unidos produce 1.000 misiles Javelin al año y "el plazo de entrega es de 32 meses", afirma el autor del estudio.