María Kodama, la viuda del escritor argentino, falleció sin dejar testamento

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5 de abril de 2023, 8:54 AM
5 de abril de 2023, 8:54 AM

María Kodama, viuda y albacea del autor de “Ficciones”, cuya obra había cuidado con especial esmero, falleció sin dejar testamento, generando una incertidumbre que se acrecentó cuando, sorpresivamente, se presentaron como herederos sobrinos hasta ahora desconocidos de la compañera del gran escritor argentino.

“No hay testamento”, largó de entrada Fernando Soto, el abogado de María Kodama, la viuda y albacea de Jorge Luis Borges, fallecida el 26 de marzo a los 86 años. El letrado, que unos días antes había anunciado que la sucesión de la escritora estaba “en orden”, había convocado a un pequeño grupo de periodistas este lunes 3 de abril para dar la noticia. 

Primera sorpresa. ¿Cómo entender que Kodama, que había cuidado con pasión y hasta el mínimo detalle la obra de Borges desde que el autor de El Aleph falleciera el 14 de junio de 1986, no hubiera dejado instrucción alguna sobre quién tendría que seguir con su tarea? Soto, también miembro de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, creada por la compañera del gran escritor, afirma que en más de ocasión ella le había dicho que quien le iba a suceder sería “aún más estricto que ella” en la preservación de la obra.

María Kodama había mencionado públicamente como posibles legatarios universidades extranjeras, como la de Tokio, en Japón, que realiza investigaciones sobre la obra de Borges, así como las estadounidenses de Texas y Harvard, que han trabajado también en proyectos sobre ella.

Pero Kodama no dejó escrito alguno, ni a su escribana (notaria) de confianza o a sus allegados, y tampoco en la Fundación. Se comenta ahora que la viuda de Borges, que falleció de un cáncer de mama, odiaba hablar de enfermedad, muerte y finitud, lo que podría explicar su aparentemente inexplicable decisión. A menos que haya querido despedirse con una suerte de cuento borgeano.

El hecho es que Fernando Soto leyó un comunicado en el que anunció que, en cumplimiento de disposiciones legales, debía “iniciar la sucesión por herencia vacante de la Señora María Kodama". En dicho escrito recordaba que Kodama “era propietaria de bienes muebles, bienes inmuebles y, como heredera universal del escritor Jorge Luis Borges, era la titular de los derechos de autor de toda su obra literaria, además de ser la propietaria de todas las medallas, condecoraciones y distinciones recibidas por el escritor a lo largo de su carrera, de manuscritos originales de su obra, de dibujos de su autoría y de su biblioteca personal (intervenida por el propio Borges), entre otros muchos bienes de altísimo valor cultural, histórico y patrimonial”. 

Los bienes inmuebles son tres apartamentos en Buenos Aires, así como la sede de la Fundación, también en la capital argentina. Si la sucesión quedara vacante, es decir si no se presentara un eventual heredero, hipótesis descartada por Soto, le correspondería al Estado, específicamente a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, gestionar los derechos por traducciones, nuevas ediciones, así como de materiales inéditos, la tarea que desempeñó durante 37 años su viuda.

Hasta ahí, parecía un cuento borgeano. Pero este martes, cinco sobrinos de María Kodama, hijos de Jorge, hermano de la escritora fallecido en el 2017, se presentaron ante la Justicia reclamando sus derechos en tanto herederos legítimos de la viuda de Borges. 

Segunda sorpresa. Curiosamente, Fernando Soto, a quien le correspondería 10% de la sucesión, se declaró “aliviado”, a la vez que dijo ignorar que Jorge Kodama tuviera descendencia, amparándose en dichos de María, cuando una simple búsqueda por Internet le hubiera permitido identificar a los sobrinos en cuestión. En su presentación, los cinco supuestos herederos pidieron un evalúo de los bienes de su tía. El cuento borgeano se transformaba en un vodevil.

Pero, si se confirmara que la herencia les corresponde a estos hasta ahora desconocidos sobrinos, ¿que será del legado de Borges, de inmensurable valor histórico y literario? Las editoriales que tenían en curso ediciones de la obra del escritor por contrato con la Fundación ya anunciaron que continuarían con su trabajo. Y después, nada se sabe, respecto de los derechos, de escritos inéditos y de sus recuerdos. ¿Se podrá hacer cargo, con criterio editorial, la Fundación? (mientras ésta sobreviva). Terrible incertidumbre, que vuelve incomprensible que María Kodama, que tanto bregó por defender la obra del escritor, no hubiera dejado instrucciones al respecto en tanto albacea. ¿Habrá una tercera sorpresa?