La universidad de Ulster estimó que la economía local se contrajo 9,6% en 2020 debido a la pandemia de coronavirus.

El Deber logo
23 de mayo de 2021, 15:29 PM
23 de mayo de 2021, 15:29 PM

Por RFI

Cinco meses después de que el Reino Unido cortara lazos con la Unión Europea, Robin Mercer, propietario de una cadena de viveros en Irlanda del Norte, está furioso con las reglas posteriores al Brexit que rigen el comercio con esta región británica.

"Normalmente se tardaba unos días en llevar una caja de semillas de Inglaterra a Irlanda del Norte", explica el gerente de Hillmount Garden Centre. "Ahora se tarda cuatro semanas por el papeleo", declara a la AFP.

"Y cuesta 140 libras esterlinas [160 euros, 195 dólares] por caja, independientemente de si valen 400 o 600 libras", recalca.

El protocolo norirlandés, negociado en 2019 entre Londres y Bruselas, mantiene a la provincia británica en el mercado único y en la unión aduanera europea para las mercancías.

Este texto, establecido para no poner en peligro la frágil paz concluida en 1998 en Irlanda del Norte, es malo para los negocios y debe ser "abolido", según Robin Mercer.

Durante tres décadas, Irlanda del Norte fue escenario de enfrentamientos entre unionistas favorables a seguir bajo la corona británica y republicanos, partidarios de una reunificación de Irlanda. El conflicto ha causado 3.500 muertos.

El protocolo se concibió para evitar la perspectiva de controles y vigilancia de las mercancías en tránsito en la frontera, donde se centraron los incidentes. Con él los controles se trasladan a los puertos irlandeses.

El primer ministro británico, Boris Johnson, había prometido una relación comercial sin obstáculos con Irlanda del Norte.

Una promesa incumplida, afirma Robin Mercer, que emplea a 70 personas. Las nuevas formalidades administrativas cuestan caro en tiempo, dinero y estrés.

   - Comprar en Europa -

"Traer existencias es una verdadera pesadilla. No hemos traído ni una planta desde Inglaterra", explica.

"Ningún transportista está dispuesto a hacer todo el papeleo", añade, por lo que ha "comenzado a comprar plantas en Europa".

Los viveros no son los únicos que sufren las consecuencias del protocolo en Irlanda del Norte, la región más pobre del Reino Unido.

La universidad de Ulster estimó que la economía local se contrajo 9,6% en 2020 debido a la pandemia de coronavirus.

En las primeras semanas del año, las nuevas normas provocaron dificultades de suministro y algunos estantes de los supermercados estaban vacíos.

Bajo presión, Londres decidió unilateralmente retrasar la introducción hasta octubre de los controles aduaneros sobre las mercancías procedentes del Reino Unido. Una decisión que condujo a la Unión Europea a emprender acciones legales.

La plena entrada en vigor de las nuevas normas preocupa a Robin Mercer. "A finales de año empezarán a aplicarlas más", dice.

El protocolo contribuyó a desencadenar disturbios en abril en los barrios unionistas. Un total de 88 policías resultaron heridos.

En febrero se suspendieron los controles en los puertos de Belfast y Larne tras el hallazgo de grafitis que amenazaban a los agentes que tenían que llevarlos a cabo.

En las filas de los unionistas se considera el protocolo como una frontera en el Mar de Irlanda y un peligro para la unión del Reino Unido.

"No puede haber diferencia de estatus entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido sin nuestro acuerdo, y no hemos dado nuestro acuerdo", declaró el miércoles el unionista David Campbell.

"Ningún otro país del mundo toleraría que los proveedores se vean obligados a rellenar declaraciones aduaneras para llevar mercancías de un lugar a otro en su territorio", dijo a los diputados británicos. "¿Por qué demonios sería aceptable en el Reino Unido?"