Cecilia Bernal es oriunda de Chiclayo, Perú, pero su vida está ligada por siempre a Afganistán: su hija de 16 años vive en Kabul pero no puede salir de allí sin el consentimiento de su padre.

El Deber logo
17 de septiembre de 2021, 12:09 PM
17 de septiembre de 2021, 12:09 PM

Cecilia Bernal es oriunda de Chiclayo, Perú, pero su vida está ligada por siempre a Afganistán: su hija de 16 años vive en Kabul pero no puede salir de allí sin el consentimiento de su padre… ni de los talibanes.

Como en muchas historias de amor de este siglo, Cecilia se enamoró por internet de alguien diametralmente opuesto a su cultura: un afgano. Entre dificultades, promesas y « la pasión de sus 24 años » -como ella misma lo describe - Cecilia viajó hasta Pakistán para reunirse con quien se convertiría más tarde en su esposo. Un rito de la sharía –la ley islámica-  selló el matrimonio de la pareja en Kabul, en junio de 2003. Dos años más tarde nacería Sara, la hija de ambos.

Sin embargo, el sueño duró sólo un poco más. La amenaza de tomar una segunda esposa comenzó pronto a rondar su casa y a hacer mella en su matrimonio. « Al principio, uno como joven ve una sola cara de la moneda y luego se da cuenta de la realidad. No quiero entrar en detalles pero la cosa no funcionó y nos divorciamos. El me echó inmediatamente de la casa y durante mucho tiempo, no hubo ninguna comunicación. La niña quedó con su padre como dicta la sharía » relata Cecilia.

Y es que, efectivamente, la ley islámica ha establecido siempre – con o sin talibanes- que los hijos pertenecen al padre. En la partida de nacimiento de Sara, se describe perfectamente el nombre y los datos de su padre pero no existe ningún renglón correspondiente a la madre. Sólo se lee la inscripción « Madre extranjera » que, en realidad, podría ser cualquiera. Además, no hay posibilidad de que Cecilia le tramite un pasaporte a su hija. Sólo su padre puede hacerlo como único representante legal.

« Es parte de la costumbre. Así es como se manejan las cosas en Afganistán. El padre figura en el documento pero la madre no aparece para nada. Tengo otros papeles que podrían probar que Sara es mi hija pero son sólo copias, no originales. Además tengo fotos, cartas, mensajes… podría probar algo pero en Afganistán la burocracia es regia » apunta Cecilia.

Sólo un documento parece poder salvar la situación de Cecilia: la partida de matrimonio emitida por la alcaldía de Kabul en 2008, cuando la pareja decidió casarse por lo civil. El papel menciona los nombres de ambos y especifica que tienen una hija de nombre Sara.

 

Los riesgos de una adolescente en Kabul

Con el regreso de los talibanes al poder, la situación se oscurece para las mujeres. Ya se cuentan casos de represión a las escasas protestas de calle donde las mujeres participan. La deserción escolar femenina se ha multiplicado y la presencia de las mujeres en los puestos de trabajo puede implicar riesgo de muerte.

En este contexto, Cecilia busca a toda costa sacar a su hija de Afganistán. « Ella no puede ir al colegio. Por miedo, por la inseguridad que hay. Los talibanes dicen que las muchachas pueden ir al colegio o a las universidades y que sólo tienen que asistir a clases separadas de los varones. Pero igual hay miedo de lo que pueda pasar. Ella quiere estudiar Ingeniería en Sistemas pero, por ahora, permanece en casa » cuenta Cecilia.

La situación es peligrosa también para el padre de Sara. Como antiguo colaborador de instituciones extranjeras como Naciones Unidas, corre el riesgo de ser ejecutado por el régimen talibán. Eso pondría aún más en riesgo a Sara y a sus dos hermanas, fruto de un nuevo matrimonio de su padre.

Bernal logró salir de Afganistán en 2017 hacia Lima, luego de vivir en carne propia un atentado con explosivos: « Hubo una bomba en la embajada de Alemania , que estaba muy cerca de mi oficina y ahí fue donde realmente sentí el terror. Tuve  que hablar con mi hija para explicarle la situación… y decidí salir de Afganistán».

Cartas a todo el mundo

Como ciudadana peruana, Cecilia Bernal ha intentado que el gobierno de Perú le ayude a sacar a su hija de Kabul, pero la respuesta siempre es la misma: la menor debe estar registrada como ciudadana peruana para poder intervenir.  A nivel familiar, Cecilia ha propuesto a su ex-marido ayudarle económicamente a sacar a toda su familia de Afganistán hacia Perú– su nueva esposa y sus dos hijas más pequeñas- pero los procedimientos requeridos no se han realizado.

 «Su padre no facilita las cosas, no hace los trámites necesarios. Pero también puede ser por temor, porque si descubren que la niña es mitad afgana, mitad extranjera… quien sabe qué atrocidades puedan cometer los talibanes», confiesa Cecilia.

La opción de salir por tierra hacia Pakistán, Irán o Tajikistán  también le ha pasado por la cabeza pero necesita nada menos que una autorización del régimen talibán para viajar por carretera y un « documento de viaje » emitido por alguno de esos países para autorizar el pase fronterizo.

Cecilia también ha escrito cartas a ACNUR, a diferentes embajadas en Lima e incluso al Papa Francisco, sin que ninguno de esos intentos haya dado frutos. Cecilia ya está considerando lo que parece la última opción: « Creo que tendré que armarle de valor e ir a Afganistán a buscarla ».