Unos 14.000 indignados protestan en Ecuador desde el 13 de junio con un abanico de reclamos

El Deber logo
28 de junio de 2022, 7:26 AM
28 de junio de 2022, 7:26 AM

Líderes indígenas y del gobierno de Ecuador sostuvieron este lunes el primer cara a cara en dos semanas de estallido social, sin llegar a acuerdos claros que permitan desactivar las masivas protestas contra el elevado costo de vida.

Dirigentes de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), incluido su presidente, Leónidas Iza, se reunieron durante más de seis horas con una delegación oficial liderada por el ministro de Gobierno, Francisco Jiménez.

"Sabemos que el Ecuador no se construye a golpes y a puntapiés" sino con "los consensos que son posibles sin condenar al Estado a la ineficiencia ni a la quiebra", dijo el jefe de la cartera durante el encuentro transmitido por redes sociales.

Tras una extensa negociación sin éxito, las partes aplazaron los diálogos para el martes a las 09H00 locales (14H00 GMT).

"(Necesitamos) una política que pueda beneficiar más a los pobres", clamó de su lado Iza, líder de las protestas.

Los diálogos tuvieron lugar en la Basílica del Voto Nacional de Quito, en presencia de representantes de la Iglesia, el Congreso y otras instituciones y organizaciones, con una agenda de diez puntos.

Unos 14.000 indignados protestan en Ecuador desde el 13 de junio con un abanico de reclamos y una punta de lanza: reducir los precios de combustibles que encarecieron los fletes en las regiones agrícolas y llevaron a los campesinos a cosechar a pérdida.

Las protestas siguen

Lanzas en alto, cascos variopintos, escudos artesanales. Una nutrida protesta marchó en el centro de la capital a 200 metros de la sede presidencial, que permanece protegida con vallas metálicas, alambres de cuchillas y uniformados.

Uno de sus accesos advierte: "En caso de ingreso no autorizado se hará uso de la fuerza letal".

El movimiento indígena y el gobierno sostuvieron un acercamiento preliminar en privado el sábado, del que no se conocieron detalles.

El presidente derechista Guillermo Lasso, que había dado positivo de covid-19 la semana pasada, no asistió a ninguna de las dos reuniones.

"Queremos que se vaya este gobierno racista, gobierno malagradecido, nos ha ultrajado a hombres, mujeres, niños subiendo los productos de primera necesidad", dijo a la AFP Emma Pirucha, indígena de la comunidad Shuar, que marchaba con su rostro pintado de verde y negro.

En una muestra de voluntad de diálogo el domingo, Lasso redujo 10 centavos de dólar las tarifas de gasolina corriente y diésel, pero los indígenas piden una disminución de 40 centavos.

Iza se mantuvo en esa condición y advirtió al ministro Jiménez durante la negociación este lunes: "Sería importante que pueda usted consultar al presidente de la República. Nosotros no tenemos problemas en pasar los días que sean, con nuestros compañeros, marchando pacíficamente en la ciudad de Quito y seguramente en el resto de ciudades en el Ecuador".

El país, cuya dolarizada economía empezaba a recuperarse de los efectos de la pandemia, pierde unos 50 millones de dólares diarios por las crisis, según cifras oficiales.

"Nosotros hemos respondido, no al 100% de lo que han solicitado, pero (...) también demandamos respuestas de parte de ustedes", lanzó Jiménez, pese a reconocer "problemas grandes en la administración del Estado".

Destitución

En medio del estallido social, el Parlamento debate desde el sábado la posibilidad de destituir al mandatario, a quien un sector de la oposición considera responsable de la "grave crisis política y conmoción interna" que vive el país.

El martes se reanuda la deliberación por tercer día consecutivo a las 16H00 GMT.

Acosado por las protestas y el Congreso, Lasso ha cedido parcialmente en algunos de los reclamos de los indígenas.

El jueves permitió a unos 5.000 manifestantes alojarse en la Casa de la Cultura, un lugar simbólico de los pueblos originarios, que estuvo hasta entonces requisado por la policía.

El sábado puso fin al estado de excepción en seis de las 24 provincias del país, una condición de los manifestantes para detener las protestas.

Bajo esa medida, los militares salieron de los cuarteles y se decretó un toque de queda nocturno en Quito.

"Nosotros vamos a estar aquí resistiendo hasta lo último", aseguró la indígena Rosa Canelos, de la comunidad Kichwa, en medio de la manifestación en Quito.