Carlos Romero, politólogo y docente de la Universidad Central de Venezuela, fue entrevistado por RFI

El Deber logo
18 de mayo de 2021, 10:36 AM
18 de mayo de 2021, 10:36 AM



Por Carlos Pizarro y Astrid Pilpe, de RFI

El politólogo de la Universidad Central de Venezuela, Carlos Romero, analizó para RFI la situación política de su país, y por qué después de dos años de intentos de negociaciones con Noruega, aún no se ha logrado un acuerdo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición dirigida por Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por medio centenar de países.

RFI: En 2019 los noruegos intentaron ser negociadores entre el gobierno y la oposición, ¿qué falló? ¿Por qué no se llegó a una resolución?

No se llegó un acuerdo porque ni siquiera se pudo conversar. Las conversaciones estuvieron a nivel técnico de representantes de cada uno de los sectores, pero realmente Maduro y Guaidó no conversaron, ni otros altos personeros de cada uno de los gobiernos. No hubo una agenda, no hubo un consenso sobre la agenda, y eso fueron elementos que, de cierta manera, limitaron un acuerdo en 2019.

RFI: Y en este 2021, ¿cuál es el contexto actual? ¿Qué hay que hacer para que no vuelva a suceder lo mismo?

Desde hace dos semanas aproximadamente, se ha venido desarrollando un comentario sobre que el Reino de Noruega está nuevamente tratando de montar un espacio que permita la conversación entre el gobierno y la oposición, dirigida por Guaidó. Hasta ahora ha habido problema para concretar ese ambiente favorable porque: primero, se ha confundido en la opinión pública venezolana, 'conversar' y 'negociar'. 

En segundo, ¿cómo se va a negociar si las posiciones maximalistas de los gobiernos siguen manteniéndose? Por una parte, el gobierno provisional de Guaidó, insiste en la necesidad de una mega elección que incluya la elección presidencial. De parte del gobierno y del régimen de Maduro, insisten en que para poder negociar primero deben suspenderse las sanciones económicas.

Hay que recordar que el gobierno provisional de Guaidó también ha venido insistiendo en que los acontecimientos en la frontera con Colombia deben ser objeto de atención por la comunidad internacional, y que por lo tanto hay una cierta internacionalización del conflicto venezolano a partir de las dificultades que han encontrado las fuerzas armadas del gobierno de Guaidó para enfrentar la violencia en esa frontera.

Estas posiciones maximalistas, y esta situación que se vive en estado de apure, más todo lo que conocemos en materia de crisis económica, falta de vacunas para combatir el coronavirus, hace a mi punto de vista, bien difícil que se pueda concretar esa iniciativa de Noruega. Si no se pudo concretar en 2019, creo que han desmejorado las condiciones en este 2021.

RFI: ¿Se espera nuevamente una situación difícil, un "choque de trenes"?

'Choque de trenes' hay continuamente en la situación venezolana desde el año 2019. Lo que hay que evitar es que haya un choque de trenes definitivo, y por lo tanto todo intento que la comunidad internacional pueda promover en función de la necesidad de una conversación, de un encuentro y eventualmente de una negociación política, seria bien recibida por la mayoría de los venezolanos, que en este momento estamos pasando por una situación difícil desde el punto de vista político, económico y social.

RFI: Noruega no es miembro de la UE, y no reconoce a Guaidó como presidente interino, sin embargo, sí le ha ofrecido su apoyo, cuéntenos sobre eso... 

Indudablemente hay una contradicción entre lo que piensa la Unión europea, el Reino de Noruega, y lo que piensan inclusive lo que piensan los países miembros de la UE donde no hay consenso sobre el tratamiento que se le debe dar tanto al régimen de Maduro, como al gobierno provisional de Guaidó. 

A mí lo que me interesa destacar es la iniciativa del Reino de Noruega, que debe ser bien recibida, independientemente que no tenga las condiciones materiales para llevar adelante una gestión con éxito, porque para eso las partes involucradas, es decir el gobierno de Maduro y el de Guaidó deben ceder en sus posiciones, y hasta ahora han mantenido sus tesis maximalistas.