La ceremonia, que requirió 20 mil policías para la seguridad, tuvo un costo de 12 millones de euros

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27 de septiembre de 2022, 7:25 AM
27 de septiembre de 2022, 7:25 AM

El funeral de Estado de este martes 27 de septiembre, con invitados de 178 países y territorios, contrastó con las protestas que criticaron la pomposa ceremonia para despedir al ex primer ministro japonés, Shinzo Abe, asesinado a tiros el pasado 8 de julio. Sólo el 60% de los japoneses apoyaba que se celebrara un funeral de Estado.

Informe desde Tokio

El homenaje se realizó en Budokan, una lugar reservado a las artes marciales, situado entre el controvertido santuario de Yasukuni, donde se encuentran enterrados catorce criminales de guerra, y el Palacio imperial. A él acudió, entre otros, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris o el ex presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Estos funerales de Estado, reservados a los emperadores y no a los primeros ministros, ha creado mucha división.

El momento más emotivo de la ceremonia fue la llegada de la viuda, Akie, llevando en una urna los restos mortales de su esposo.

Frente a una fotografía mural de Abe, el primer ministro Fumio Kishida, leyó un mensaje de despedida en el que recordó que Abe participaba en una campaña electoral cuando fue abatido.

“Siempre sirviendo a tu país”, dijo Kishida.

A menos de tres kilómetros, frente a la sede del Parlamento, ciudadanos con coloridas pancartas, protestaban el homenaje a un político que se había impuesto como meta el rearme de Japón y la enmienda de la cláusula pacifista de la Constitución, impuesta por los Estados Unidos tras ganar la Segunda Guerra mundial.

La ceremonia, que requirió 20 mil policías para la seguridad, tuvo un costo de 12 millones de euros. Por haberla convocado sin lograr antes un consenso en el parlamento, la popularidad del primer ministro Kishida cayó a los niveles más bajos desde que asumió el cargo en octubre de 2021.