Se dice que no hay que beber mucho, pero queda pendiente precisar cuál es el número exacto del exceso

30 de diciembre de 2021, 4:00 AM
30 de diciembre de 2021, 4:00 AM

Según el sitio Medscape, especialistas instaron a sustituir la fórmula de “consumo moderado” de alcohol por la “de bajo riesgo” y contextualizar mejor sobre sus efectos.

Hicieron hincapié en la necesidad de una mayor precisión en las recomendaciones respecto a las cantidades de ingesta alcohólica, y de concretar qué se entiende realmente por “consumo moderado” o “a bajas dosis”.

Remarcaron que el término “consumo moderado” debería sustituirse por el de “consumo de bajo riesgo”, insistiendo en la evidencia de que incluso pequeñas cantidades de alcohol se asocian con un bajo pero significativo incremento del riesgo de determinadas patologías.

Entre las precisiones, dijeron que el límite para este consumo de bajo riesgo o moderado se ha ido reduciendo en los últimos años, y en la actualidad se considera que es de 20 g de alcohol al día para los hombres y 10 g para las mujeres. Para definir más esta cantidad, 10 g equivalen a un vaso de vino o una cerveza.

Eso sí, resaltaron que la pauta de “alcohol cero” es imprescindible en caso de embarazo, menores de edad, conducción o manejo de maquinaria peligrosa y en presencia de enfermedades o consumo de fármacos que contraindiquen su consumo.

La revisión de la evidencia científica disponible ha revelado que el consumo de cantidades “moderadas” de alcohol se asocia a menor mortalidad total y menor mortalidad cardiovascular, así como a menor incidencia de cardiopatía isquémica o de arritmias, y con el aumento de consumo se elevan la mortalidad total, la mortalidad cardiovascular y la incidencia de enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, el debate surgió al evaluar múltiples limitaciones, por ejemplo, que no se diferenciaba el patrón de consumo, ni se analizaba sobre el criterio de los “antiguos bebedores”.

El cardiólogo Vicente Gutiérrez explicó que la realidad del alcohol es que sobre todo afecta a los que consumen a lo largo del tiempo, y que esa ingesta prolongada es la que lleva a la cirrosis hepática porque el alcohol se metaboliza y se degrada en el hígado.

“Pero eso ocurre cuando hay mucha frecuencia o gran cantidad, como los que beben día por medio o cada dos o tres días. Si la persona bebe todo el tiempo, obviamente que tendrá daños”, aclaró.

En lo que respecta a las afecciones cardíacas, Gutiérrez aseguró que no es tan frecuente el daño ocasionado por el alcohol, ya que la mayoría de los decesos entre bebedores consuetudinarios se da por cirrosis hepática

Es más, aseguró que con alcohol mínimo, las coronarias se dilatan, dando más oxígeno al corazón, “es un vasodilatador en ciertas dosis”, dijo.

Precisó que la ingesta alcohólica por sí sola puede afectar el músculo cardíaco, dependiendo de si la persona tiene patologías de base, ya sea si es diabética o tiene problema de tiroides. “El hipotiroidismo lleva a un corazón grande, las causas que dañan el corazón son otras, pero el alcohol las agrava”, puntualizó.

De las cantidades recomendadas, el cardiólogo dijo que no hay algo científico que diga qué cantidad es moderada o no, y que eso está en función de patologías de base; además insistió en que los organismos son diferentes, “cada cual tiene una respuesta diferente”, dijo.

Para conocer el estado del hígado y en base a eso tener el panorama más claro, recomendó realizarse el análisis conocido como perfil hepático, “para que la persona vea en qué condiciones fisiológicas está su hígado y sobre eso tomar precauciones o seguir bebiendo, si así lo decide”, afirmó.

La OMS

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo nocivo de alcohol es el principal factor de riesgo para las muertes en varones de 15 a 49 años, aunque la evidencia muestra que las mujeres son más vulnerables a los efectos nocivos del alcohol.

El consumo nocivo de alcohol se asocia con una serie de consecuencias sanitarias y sociales, incluyendo las lesiones, las diversas formas de cáncer, la enfermedad crónica del hígado, enfermedades del corazón, la dependencia del alcohol y la violencia doméstica.