Si su niño o su adolescente, de manera repentina muestra irritabilidad, hostilidad o ira, manténgase alerta, es probable que esté experimentando depresión.

15 de junio de 2023, 12:32 PM
15 de junio de 2023, 12:32 PM

Si su niño o su adolescente, de manera repentina muestra irritabilidad, hostilidad o ira, manténgase alerta, es probable que esté experimentando depresión. La psicóloga y docente de la UPSA, Mirta Handal, señala que los niños, al no saber cómo expresar o manejar su tristeza suelen tener cambios bruscos y volverse agresivos. Coincide la psicóloga Andrea Aponte, que indica que también puede haber tristeza todos los días por más de dos semanas, como otra señal de alerta de la depresión.

Alerta
No son los únicos signos; algunos niños y adolescentes pueden manifestar mayor sensibilidad a quejas, indisposición, dolor corporal, se pueden mostrar retraídos, con menos interés por las cosas que antes les agradaban, o directamente evitan hacer las actividades que antes eran sus favoritas, describe Handal. El grado de depresión determinará otros síntomas, explica.

Aponte, agrega que puede haber falta de energía, cansancio, problemas de sueño y de alimentación, es decir que o hay exceso o hay escasez. Pero también pueden rondar los pensamientos de muerte y de suicidio.

De acuerdo con el último informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), citado por BBC en marzo de este año, casi 16 millones de adolescentes latinoamericanos, de entre 10 y 19 años, vive con algún trastorno mental. Equivale al 15% del total de la población en ese grupo etario. 

El dato cobra especial importancia si se pone en contexto con la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que refiere: “un tercio de las personas adultas con problemas de salud mental sufrieron su primer episodio antes de los 14 años y, la mitad, antes de los 18”.

Las causas, por lo general son externas y están relacionadas con el deceso de seres queridos, separación o divorcio de los padres, violencia, familias conflictivas y bullying, entre los problemas más comunes.

¿Qué hacer?

Si se identifican alguno de estos signos, lo primero es pedir ayuda profesional. Acudir a un psicólogo es importante para que pueda diagnosticar adecuadamente, con ayuda de tests y entrevistas. Así podrá determinar el mejor tratamiento psicológico o psiquiátrico, según el caso.

Las profesionales explican que ese tratamiento debe incluir a toda la familia, que es un trabajo en equipo para ayudar tanto al niño, como a la misma familia. La idea es que la familia pueda autoexaminarse para detectar lo que puede generar ese cambio de conducta del niño o del adolescente y que resolver los conflictos que tiene, con ayuda profesional.

Coinciden en que el diálogo y, sobre todo, la escucha es fundamental. Es necesario, sostienen ambas, que exista respeto hacia los hijos y sus ideas. Los niños y adolescentes deben saber y sentir que son apoyados y protegidos.

Los papás deben hablar positivamente, reconocer las emociones de sus hijos y validar sus sentimientos, sugiere Aponte.

Para la psiquiatra chilena Ana Marina Briceño, citada por BBC, los padres y los hijos están inmersos en las redes sociales y los padres no están disponibles emocionalmente para los hijos. Entonces, plantea acompañar a los hijos en el mundo virtual, que los papás sepan qué hacen sus hijos, que conversen sobre las ventajas y los riesgos, como el ciberacoso.

Por su parte, Handal explica que, muchas veces, la familia experimenta situaciones conflictivas y el niño o el adolescente es el que manifiesta los síntomas, es el llamado ‘chivo expiatorio’; por ello es importante trabajar con toda la familia, porque lo que la persona está mostrando es una respuesta al ambiente en el que vive.

Señala además que es común que los niños y adolescentes se sientan culpables de los problemas de los padres, sobre todo en casos de separación y divorcio. Frecuentemente una de las situaciones que les toca a esos niños y adolescentes es pedir dinero para sus gastos a uno de sus padres, o permisos para verse, a lo que Handal recuerda que la responsabilidad es de los padres y no de los hijos.

Los padres deben estar pendientes, escucharlos, darles su espacio y privacidad, pero también estar en contacto con el terapeuta, indica Aponte, quien además sugiere que las familias realicen cambios en los horarios de alimentación y sueño, por ejemplo, de manera que entre todos puedan ayudar a la mejora del niño o adolescente que atraviesa depresión.

Aponte advierte que el alcohol y las drogas pueden agravar la depresión y generar brotes psicóticos, en los que la persona se pierde y puede lastimarse o lastimar a otros. Por ello es importante hablar y estar al pendiente, sobre todo de los adolescentes, indica.

¿Qué no hacer?

Handal desaconseja el castigo. Quizás una de las primeras reacciones sea alzar la voz y castigar a un hijo que hace berrinches, es agresivo y se porta mal, cuando normalmente era tranquilo. Se debe evitar esta reacción porque puede producir más violencia. En cambio, sugiere Handal, es mejor esperar un poco hasta que el hijo esté un poco más calmado y conversar con él, para escuchar lo que está sintiendo.

Aponte indica que, a los adolescentes no se los debe tratar de convencer de que “deben salir” de ese cuadro, sino escucharlos.
Briceño, entrevistada por BBC, aconseja evitar actitudes de poca comprensión o de poca empatía; señala que la depresión no es una debilidad o fragilidad, y que es necesario entender que esto le puede pasar a cualquiera.

Las psicólogas manifiestan que un niño o un adolescente con depresión tiene la autoestima baja, por ello se deben evitar los comentarios hirientes o aquellos burlescos que, aunque parezcan inofensivos, en realidad dañan a estas personas.

Los maestros

Dado que niños y adolescentes pasan varias horas al día en el colegio, también los profesores pueden ser aliados de la salud mental. Handal señala que ocurre que los niños o adolescentes pueden demostrar una conducta similar a la de siempre en casa, pero en el colegio una diferente.

Si bien los profesores no resolverán el problema, Handal sostiene que es importante que, si detectan esos cambios repentinos en la irritabilidad y agresividad de sus estudiantes, alerten a los padres y, si el colegio dispone de un gabinete psicológico, apoyarse en él.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sugiere integrar la salud mental en todos los niveles de enseñanza, para ayudar a los estudiantes a regular sus propias emociones, cómo resolver problemas, habilidades interpersonales y la seguridad en sí mismos.