Las mujeres tienen la rutina de ir al ginecólogo, sin embargo no pasa lo mismo con los hombres y los andrólogos. Estiman que el 20% de los varones sufre de disfunción eréctil

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19 de mayo de 2022, 15:46 PM
19 de mayo de 2022, 15:46 PM

Por Página 12

Si bien las mujeres tienen la rutina de ir al ginecólogo y suelen controlar su salud reproductiva con mayor disciplina, no sucede lo mismo con los hombres que, en muchos casos, ni siquiera conocen la especialidad a la que deben recurrir. Los ginecólogos de los hombres son los urólogos y, específicamente, los andrólogos: profesionales que estudian, exploran e investigan las funciones hormonales, sexuales y reproductivas masculinas. 

Diagnostican y tratan problemas en jóvenes y adultos, relacionados con la fertilidad, la erección y la eyaculación; patologías asociadas al pene, malformaciones genitales y enfermedades de transmisión sexual. ¿Cuáles son las consultas más comunes que reciben los andrólogos? ¿De qué manera influye la cultura y el mandato de virilidad que empuja a los hombres a no asistir al médico con la misma frecuencia con que lo hacen las mujeres?

Las consultas más comunes

“Atendemos temas diversos como los trastornos reproductivos, la infertilidad y la anticoncepción masculina que hoy se relaciona mucho con la vasectomía, el envejecimiento reproductivo y sexual, así como también los trastornos del deseo, relacionados con la erección, la eyaculación y el orgasmo”, señala Gastón Rey, jefe de Andrología y Reproducción del Hospital Italiano. 

Asimismo, desde su punto de vista, otras de las consultas más recurrentes se vinculan con patologías genitales, como la varicocele (várices a nivel testicular), la fimosis (estrechez del prepucio), el HPV (Virus del Papiloma Humano) y las curvaturas peneanas.

Buena parte de los andrólogos realizaron sus estudios previos de urología como disciplina médica de base, que se encarga del aparato urinario y genital en general. Sin embargo, con la hiperespecialización que caracteriza los campos académicos, la andrología procura cada vez ganar más espacio como una subespecialidad con entidad propia. Bajo esta premisa, uno de los temas que funcionan como primer contacto con los andrólogos es la fertilidad. Al hombre suele pedírsele un espermograma, es decir, un análisis de semen. A partir de una muestra en condiciones específicas se evalúa la cantidad y la calidad de los espermatozoides.

Así como el cáncer de próstata tiene mayor incidencia en los adultos que superan los 50 años, en los más jóvenes el cáncer de testículo es uno de los más frecuentes. De la misma manera que los ginecólogos buscan enseñar a las mujeres a palpar las mamas, los hombres deben aprender a hacer lo propio con sus testículos.

¿Por qué los hombres consultan menos?

“Cuando las mujeres consultan por temas como la fertilidad, el ginecólogo que la atiende pide exámenes tanto para ella como para su pareja. A los laboratorios, los pedidos médicos para los hombres nos llegan por parte del ginecólogo, por iniciativa de la mujer”, explica el especialista.

Mario Pecheny, investigador principal del Conicet, elabora una serie de razones que podrían explicar esta situación desde una perspectiva sociológica. “Mucho de la relación con el sistema de salud pasa por la maternidad y la salud de los chicos, y eso está en manos y dentro de la carga mental de las mujeres”, expresa. 

Por otra parte, desde su punto de vista, durante décadas se promovió la prevención, atención y control de la salud de las mujeres aun sanas y de los niños y niñas, no así de los hombres. “Los varones solo van al médico cuando les duele algo, incluso cuando el dolor o inhabilitación para seguir con la vida (es decir, con el trabajo) ya es insoportable, en urgencia o casi obligados. Tiene que ver con esto la relación entre la vulnerabilidad y el género: ser varón es ser o parecer invulnerable”, subraya.

Falta pero va mejor

A pesar del tabú y de los problemas señalados por los especialistas consultados, los temas de andrología son cada vez más conversados socialmente. “Ahora, como aparecieron muchas terapéuticas, los hombres comenzaron a compartir más estos problemas. Hablamos en el bar del viagra o de la vasectomía con muchísima más liviandad que antes”, dice Rey. Los avances científicos y las chances de acceder a nuevos tratamientos, de alguna manera, empujaron a que la comunicación fluya de otro modo. Al viagra y la vasectomía se suman los medicamentos para la eyaculación precoz, así como también las terapias con testosterona para compensar el déficit que se produce con el paso del tiempo.

También influye el cambio en la expectativa de vida de los hombres. Al extenderse, emergen situaciones que antes no se contemplaban. Desde aquí, remata Rey: “La gente se moría antes de tener andropausia, disfunción eréctil o lo que fuere. Afortunadamente, cada vez hay más tratamientos que ayudan a solucionar los problemas con los que vienen nuestros pacientes y eso nos produce alivio”.