Covid-19 pos-agudo: complicaciones que se dan después de la cuarta semana
A veces, el paciente que tuvo Covid-19 puede pensar que ya está con la salud restaurada, luego del tiempo promedio que dura esta enfermedad, y de que aparentemente todo ya está bien. Pero esta patología no deja de dar sorpresas poco agradables
A veces, el paciente que tuvo Covid-19 puede pensar que ya está con la salud restaurada, luego del tiempo promedio que dura esta enfermedad, y de que aparentemente todo ya está bien. Pero esta patología no deja de dar sorpresas poco agradables. Una de ellas es el Covid-19 posagudo.
Se trata de complicaciones posteriores a las cuatro semanas, que es el periodo “normal y habitual”.
De acuerdo al portal especializado Intramed, el Covid-19 posagudo, conocido coloquialmente como Covid-19 prolongado, emergió como un síndrome prevalente.
Abarca una gran cantidad de síntomas debilitantes (que incluyen dificultad para respirar, dolor en el pecho, palpitaciones e intolerancia ortostática) que pueden durar semanas o más, lo más preocupante es que puede darse no solo en pacientes que supuestamente superaron la enfermedad grave, sino también la leve.
El Covid-19 ahora se reconoce como una enfermedad de múltiples órganos con un amplio espectro de manifestaciones. De manera similar a los síndromes virales posagudos descritos en sobrevivientes de otras epidemias virulentas de coronavirus, hay informes cada vez mayores de efectos persistentes y prolongados después del Covid-19 agudo.
Los médicos han observado pacientes con síntomas graves persistentes, e incluso disfunción sustancial de órganos diana después de la infección por el virus.
En la diabetes se ha aplicado el concepto de órganos diana, en relación a los órganos que sufren daño de forma secundaria a la evolución de la enfermedad, como ojo, sistema nervioso periférico, riñón, corazón, arterias periféricas y sistema nervioso central.
El infectólogo Carlos Paz explica que en el Covid-19 pueden darse una serie de complicaciones, desde las respiratorias y las hematológicas, hasta las cardiovasculares, neurosiquiátricas, renales, endocrinas, gastrointestinales/hepatobiliares y dermatológicas.
DISNEA
La disnea es ahogo o dificultad en la respiración. Según Paz, la disminución de la capacidad de ejercicio y la hipoxia son síntomas y signos habitualmente persistentes.
Dice que en el seguimiento de los sobrevivientes del Covid-19 se ha observado una capacidad de difusión reducida, una fisiología pulmonar restrictiva y opacidades en vidrio esmerilado y cambios fibróticos en las imágenes.
Para él, la evaluación de la progresión o recuperación de la enfermedad pulmonar y la función puede incluir oximetría de pulso domiciliaria, tomografía computarizada de alta resolución del tórax y angiografía pulmonar por tomografía computarizada, según sea clínicamente apropiado.
HEMATOLÓGICO
Se ha observado que los eventos tromboembólicos son menores de 5% en el Covid-19 posagudo, en estudios retrospectivos; sin embargo, aún se desconoce la duración del estado hiperinflamatorio inducido por la infección por el SARS-CoV-2.
El infectólogo dice que los anticoagulantes orales directos y la heparina de bajo peso molecular se pueden considerar para la tromboprofilaxis prolongada, después de una discusión de riesgo-beneficio en pacientes con factores de riesgo.
A través de pruebas de laboratorio hay que vigilar los niveles de dímero D (coagulación) persistentemente elevados (más del doble del límite superior normal) y riesgo de comorbilidades como el cáncer.
Probablemente la coagulación sea una de las grandes amenazas de mortalidad del Covid-19 posagudo.
CARDIOVASCULAR
Paz dice que la disnea puede ir acompañada de palpitaciones y dolores en el pecho.
Paz sugiere que los pacientes con complicaciones cardiovasculares durante una infección aguda, o aquellos que experimentan síntomas cardíacos persistentes, deben ser monitoreados con un seguimiento clínico, ecocardiográfico y electrocardiográfico seriado.
NEUROSIQUIÁTRICO
20% De los que sobreviven al virus experimenta caída de cabello
El infectólogo dice que se ha informado de ansiedad, depresión, trastornos del sueño y de estrés postraumático en 30 a 40% de los supervivientes del virus.