La investigadora de células madre Ya-Chieh Hsu y su equipo de la Universidad Harvard creen haber encontrado la respuesta

30 de mayo de 2021, 17:05 PM
30 de mayo de 2021, 17:05 PM

No solo la edad nos pone el pelo blanco, se sabe desde hace mucho tiempo que el estrés también es un factor relevante. ¿Pero por qué la falta de sueño, el exceso de trabajo, la soledad u otras preocupaciones emocionales nos decoloran el cabello? La investigadora de células madre Ya-Chieh Hsu y su equipo de la Universidad Harvard creen haber encontrado la respuesta, al menos en ratones.

Los datos acerca de esta investigación fueron publicados a principios del año pasado en la revista Nature y han sido reproducidos por la publicación en español Investigación y Ciencia.

Los científicos estresaron a animales de pelo negro de diferentes formas (separándoles de sus congéneres o dejando encendida la luz por la noche). Al final, todos los roedores tenían más manchas blancas en el pellejo que los del grupo de control, a los que no habían estresado. 

La noradrenalina era el factor decisivo, según se demostró en el experimento siguiente: cuando los investigadores inyectaban el neurotransmisor bajo la piel de los ratones, justo en ese punto, el pelo de los roedores se volvía blanco, incluso cuando no se les había sometido a demasiada tensión.

Los científicos sospechan que los denominados melanocitos desempeñan aquí una función clave. Estas células se encuentran en las raíces del cabello y proporcionan pigmentos de color al pelo en continuo crecimiento. Cuando se cae un pelo, se forman nuevos melanocitos a partir de las células madre y se introducen en el siguiente ciclo. 

A lo largo de la vida, va disminuyendo la cantidad de células madre. Consecuencia: antes o después se nos pone el pelo blanco. Aunque las células disponen de puntos de unión para la noradrenalina, el estrés puede alterar el proceso. Así, en situaciones estresantes, se libera el neurotransmisor y ello produce que las células madre de las raíces del cabello se dividan a gran escala. 

A continuación, se desplazan hasta llegar debajo de la piel y dejan las raíces capilares desprovistas de las células que segregan los pigmentos. Cuando los investigadores cambiaban el receptor de forma que la noradrenalina ya no podía acoplarse, los ratones genéticamente manipulados seguían siendo negros a pesar del estrés.

Como próximo paso, Hsu y su equipo tiene previsto investigar si estos datos son suficientes para desarrollar un tratamiento contra las canas y combatir los efectos visibles del estrés.