Se busca curar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente en el tratamiento

22 de abril de 2022, 7:00 AM
22 de abril de 2022, 7:00 AM

Por: Página12 - Buenos Aires

Los factores de riesgo, el diagnóstico y los tratamientos con enfoque transdisciplinario. A pesar de su impacto, “hoy la posibilidad de sobrevivir es más factible que en el pasado”, aseguran los especialistas consultados por Página 12.

Cuando se diagnostica cáncer, lo primero que quieren saber las personas es cuál es su pronóstico. Durante las últimas décadas, la ciencia ha avanzado de manera significativa en el conocimiento básico y los tratamientos más eficaces para abordar la enfermedad.

 El cáncer es la principal causa de muerte en el mundo; de hecho, en 2020, provocó el fallecimiento de 10 millones de personas: cuatro millones más si se compara con las defunciones que ocasionó la pandemia de la covid desde su inicio. La tabla de los tipos más frecuentes es liderada por el cáncer de mama, pulmón, colon y recto y próstata. Un tercio de las víctimas se caracteriza por un consumo exacerbado de tabaco o alcohol, un elevado índice de masa corporal y la falta de actividad física.

Aunque para muchas enfermedades se puede hablar de cura sin tapujos, para el cáncer es distinto. Buena parte de los pacientes recuperados que parecen estar curados tienen riesgo de recaídas. “En ocasiones, un residuo mínimo de células cancerosas ‘dormidas’ que pasa inadvertido luego del tratamiento puede ser capaz con el tiempo de reorganizarse y volver a crecer para generar nuevamente la enfermedad o derivar en lesiones metastásicas en otros órganos”, expresa Alonso.

En este sentido, los esfuerzos científicos actuales apuntan a consolidar en el tiempo los efectos de los tratamientos oncológicos, a través de terapias “de mantenimiento” en pacientes que están en riesgo de recaer o que tienen en su organismo un resto de enfermedad que no ha podido ser eliminado por completo.

Prevención y tratamientos

“Es muy fuerte decirle a una persona que tiene cáncer, más aún si el diagnóstico llegó tarde. Es clave el trabajo en equipo junto a psicólogos, con el objetivo de que la negación de la enfermedad no funcione como obstáculo a la hora de implementar un plan terapéutico”, comenta Lucas González, médico oncólogo del Hospital Rossi de La Plata. 

Regular el consumo del tabaco y el alcohol, tener una alimentación saludable, realizar actividad física, así como evitar las radiaciones ultravioletas y protegerse de la luz solar, son algunos de los factores que pueden contribuir en la prevención. “Hoy la posibilidad de sobrevivir a la enfermedad es más factible que en el pasado”, destaca el oncólogo.

Con esto, González refiere a que los tratamientos se despliegan a partir de un abordaje transdisciplinario y están mejor dirigidos de acuerdo a las características específicas de cada persona: ningún individuo con cáncer es igual a otro individuo con cáncer. “Cada tumor y cada individuo delimitan casos distintos: a algunos habrá que operarlos, a otros quizás haya que hacerle quimioterapia previa; están los que requerirán de quimio y radioterapia, o bien, inmunoterapia activa”. 

“El cáncer se va curando más. La prevención y el diagnóstico temprano, sumados a la combinación de las terapias convencionales con otras más innovadoras representadas por distintas formas de inmunoterapia, han ido mejorando poco a poco los resultados terapéuticos”, expresa Alonso. Y completa: “Con un diagnóstico oportuno y un acceso adecuado a mejores terapias, puede curarse en más de un 50 por ciento de los casos y en otro 20 o 25 por ciento, aún sin curarse, puede convertirse en una enfermedad crónica”.

De acuerdo a la OMS, más del 90 por ciento de las naciones con ingresos altos brindan un tratamiento integral del cáncer, mientras que en los países de ingresos bajos esa proporción es inferior al 15 por ciento.

La OMS enumera los agentes físicos, como puede ser la exposición a radiaciones ultravioletas; los químicos, como las sustancias contenidas en el humo de tabaco, las aflatoxinas que contaminan los alimentos y el arsénico presente en el agua que se bebe; y, por último, los biológicos, como los virus y bacterias. Algunos de los agentes infecciosos que fueron clasificados como cancerígenos son el virus de la hepatitis B y C, el virus del papiloma humano y el de Epstein-Barr, entre otros.

El cáncer, lejos de ser una enfermedad “moderna”, es uno de los males más antiguos que ha padecido la humanidad. La primera aparición de un concepto data de la época de Hipócrates cuando se desparrama en la arena y extiende sus patas en círculos. En el presente, bajo la denominación genérica de “cáncer” se agrupan más de 150 tipos distintos de tumores.

Se busca curar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente en el tratamiento