El virus puede empeorar la diabetes o hacer que personas sanas desarrollen la enfermedad. Mata las células encargadas de producir insulina

26 de agosto de 2021, 17:24 PM
26 de agosto de 2021, 17:24 PM

La diabetes mellitus es uno de los principales problemas de salud pública a nivel global, con 463 millones de afectados. Su número se ha duplicado en los últimos treinta años y se estima que para 2045 la cifra de diabéticos superará los 700 millones.

En Bolivia, cada año se registran 70.000 nuevos afectados, principalmente de la diabetes tipo 2 y en edades comprendidas entre los 18 y 69 años.

Sus efectos son lentos, pero devastadores. Al margen del alto riesgo vital y la comprometida calidad de vida de los pacientes, la diabetes supone un elevado costo sanitario. No solo por la enfermedad en sí, sino por las complicaciones asociadas, como retinopatía, nefropatía, neuropatía, pie diabético y problemas cardiovasculares.

El covid-19 vino a complicar más la situación de la diabetes porque esta enfermedad no solo es un factor de riesgo para las complicaciones relacionadas con el coronavirus, sino que también el virus puede empeorar los cuadros de diabetes o hacer que personas sanas desarrollen esta enfermedad.

Esto porque el SARS-CoV-2 mata las células beta, encargadas de producir insulina en el organismo, lo que puede agravar los daños que causa esta enfermedad no transmisible.

Un estudio difundido por The Lancet – Diabetes y Endocrinología señala que la infección por covid-19 podría representar un factor de empeoramiento para las personas con diabetes.

Destaca que el virus puede precipitar complicaciones metabólicas agudas, a través de efectos negativos directos sobre la función de las células beta, encargadas de producir insulina en el organismo.

A su vez, también puede causar cetoacidosis (desequilibro en la producción de ácidos cetonas en la sangre) diabética en las personas diagnosticadas con diabetes, hiperglucemia en personas con antecedentes desconocidos de diabetes y diabetes potencialmente nueva.

La doctora Doris Royg, del Programa de Diabetes de Paraguay, explicó que el SARS-CoV-2 “infecta a las células beta e induce a la apoptosis, o sea, las mata, es la razón por la que se produce, además, por efecto directo del virus nuevos casos de diabetes”, refiere.

El virus, además, puede dejar secuelas endocrinas que puede incluir un nuevo o empeoramiento del control de la diabetes mellitus existente, tiroiditis subaguda y desmineralización ósea, advierte el infectólogo pediatra Carlos Paz.

“Los pacientes con diabetes recién diagnosticada en ausencia de factores de riesgo tradicionales de diabetes tipo 2, sospecha de supresión del eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal o hipertiroidismo deben someterse a las pruebas de laboratorio adecuadas y deben ser remitidos a endocrinología para un mejor control”, recomendó el especialista.

PREVENCIÓN

No hay mejor prevención de la diabetes tipo 2 que una dieta equilibrada y una actividad física regular que estimule la sensibilidad de las células a la insulina, además de prevenir el sobrepeso y la obesidad. “Tenemos una herramienta terapéutica increíble que nunca será superada: el estilo de vida. Numerosos estudios y evidencias confirman que una pérdida de peso del 5 % y la práctica de ejercicio moderado –caminar 30 minutos diarios– evitan la progresión de la enfermedad en el 60 % de los casos. Sin duda, ningún otro medicamento consigue resultados tan beneficiosos”, observa el doctor Antonio Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED).

El sedentarismo y el abandono progresivo de la dieta mediterránea parecen estar detrás del incremento de la diabetes en países como España, Grecia y Portugal. Y, aunque la solución parece simple, “cambiar hábitos no es fácil, cuesta mucho y desborda el ámbito sanitario”, advierte Pérez.

LA VACUNA

Las personas con diabetes tienen prioridad en los planes de vacunación y algunos países, incluso, han empezado a aplicar una tercera dosis a los grupos de riesgo.

Numerosos países, como Israel, Francia, Alemania, Rusia, República Dominicana, Chile y Uruguay anunciaron la aplicación de una tercera dosis para los grupos de riesgo, entre los que están las personas con diabetes.

DETECCIÓN

Las pruebas de diagnóstico tradicionales son el test de glucemia basal, la prueba de tolerancia oral a la glucosa y la medición de la hemoglobina glicosilada. Sin embargo, estas pruebas muestran ciertas limitaciones, y no son lo suficientemente precisas.

En los últimos años, se han identificado nuevos biomarcadores que han mejorado la sensibilidad y la especificidad, y han aumentado el valor predictivo.

Para saber

DIABETES TIPO 1
La de tipo 1 (DM1) es una enfermedad de carácter autoinmune, porque las células beta son destruidas por el propio sistema inmunitario; y la de tipo 2 (DM2), la más común, que se caracterizada por la progresiva pérdida de función de las células beta y la aparición de resistencia a la acción de la insulina en los tejidos.

DIABETES TIPO 2
En la diabetes de tipo 2, el páncreas produce insulina, pero las células de los tejidos diana no la reconocen, lo que provoca un aumento de la glucosa en la sangre. Es lo que se conoce como insulinorresistencia. Para compensarlo, el páncreas sigue produciendo cada vez más hormona, sin conseguir el efecto deseado. Si este proceso no se frena, puede llegar un momento en que el organismo ya no pueda seguir generando más insulina y aparezca la diabetes. En los casos más extremos, los pacientes deben autoadministrarse la hormona.