Cada 13 de julio se conmemora el Día Mundial de la Sensibilización del TDAH, que se puede reconocer en los niños que muestran problemas para controlar conductas impulsivas, dificultades para prestar atención o poseen una excesiva actividad.

14 de julio de 2022, 10:15 AM
14 de julio de 2022, 10:15 AM

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es real, coinciden la siquiatra Alexandra Terrazas y la sicóloga Cecilia Gordillo. “Son problemas reales; no son un invento”, insiste Terrazas, que explica que en la actualidad el estilo de vida hace que sea visible más rápidamente. “Es una realidad; no son flojos; no son así porque quieren”, expresa Gordillo, que pide más empatía.

Cada 13 de julio se conmemora el Día Mundial de la Sensibilización del TDAH, que se puede reconocer en los niños que muestran problemas para controlar conductas impulsivas, dificultades para prestar atención o poseen una excesiva actividad, según explican Gordillo, Terrazas y la sicóloga Daniela Morato.

Este trastorno neurosiquiátrico tiene un alto componente genético, de acuerdo con las especialistas, aunque también puede deberse a una lesión cerebral, o a la prematuridad, que no permite que las funciones llamadas ejecutivas del cerebro se desarrollen acorde a la edad, detalla Terrazas.

Morato indica que el trastorno ocurre en chicos menores de 12 años, que es madurativo, por lo que, a medida que crecen, pueden regularlo mejor. Gordillo señala que, aunque no existen estadísticas formales en Bolivia, de cada 10 niños entre cinco y seis tienen algún trastorno del neurodesarrollo, y de esos, entre tres y cuatro presentan TDAH.

Sin embargo, tanto Morato como Terrazas indican que estas señales pueden confundirse con otras situaciones y patologías.


SEÑALES

Para Morato, señales de alarma para los padres son que, por ejemplo, los niños no se queden quietos, les cueste terminar una tarea, no se concentran o tienen explosiones emocionales.

Por su parte, Gordillo señala que los niños con TDAH suelen tener dificultades para esperar su turno, no obedecen las órdenes o instrucciones que reciben; parece que “viven en la luna” o que “se cuelgan”; les cuesta permanecer quietos y por lo general terminan con golpes y heridas producto de su actividad.

Terrazas manifiesta que estos niños no cuidan su fuerza; no son violentos, pero no tienen control sobre ella; prefieren hacer solamente las cosas que les gusta y las que no, las evitan; suelen retrasarse al hacer actividades o tareas que parecen simples; se distraen con facilidad.

Morato diferencia niños con TDA y TDAH, los primeros no son hiperactivos, pero sí tienen déficit de atención y los segundos si presentan la característica de la hiperactividad.

Las profesionales coinciden en que un niño con TDAH no es tonto, flojo ni malcriado, sino que su dificultad para concentrarse y hacer cosas que no les gusta hace que se demore más que sus compañeros.

Sin embargo, es necesario que los contenidos sean adaptados o ajustados para que puedan cumplir con ellos. Las sicólogas reconocen que, para una maestra con 30 estudiantes por aula, esa labor puede ser complicada, pero ven necesaria la adaptación curricular y la existencia de recursos que permitan que los niños entiendan los contenidos que se ven en clase.

ABORDAJE MULTIDISCIPLINARIO

Existen evaluaciones neurosicológicas, de capacidad intelectual y sicológicas que ayudan a diagnosticar el TDAH, señala Terrazas, que además indica que el tratamiento para este trastorno tiene dos corrientes: la farmacológica y la no farmacológica.

Los medicamentos están destinados a mejorar el funcionamiento del lóbulo frontal del cerebro, que es el que produce síntomas, como los mencionados; mientras que la parte no farmacológica permitirá encontrar las mejores herramientas para gestionar la energía, la concentración, el aprendizaje, el estudio y las emociones, entre las dificultades que puedan tener los pacientes.

Las especialistas coinciden en que cada caso es muy particular. Generalmente se requiere el apoyo de siquiatras, sicopedagogos, sicólogos y neurólogos; también pueden necesitar apoyo de otros profesionales.

Morato y Gordillo manifiestan que el tratamiento del TDAH no está incluido en el sistema de salud público y, al necesitar consultas o terapia por al menos tres veces por semana, el costo puede resultar muy elevado, sobre todo para familias con ingresos que equivalen al mínimo nacional. Esta realidad puede incidir en que los niños, pese a ser diagnosticados, no reciban ayuda y enfrenten todavía más problemas. Pero también están los padres que se resisten a ver que sus hijos tienen un trastorno que debe ser tratado.

Tanto las sicólogas como la siquiatra expresan que estas dificultades provocan que los niños experimenten frustración y que el autoconcepto que tienen de sí mismos sea negativo, por lo que es necesario el apoyo de profesionales que los apoyen. Terrazas, advierte que ese autoconcepto negativo puede derivar en que, cuando sean adolescentes, no solo sean más rebeldes, sino que recurran a las drogas y al alcohol.

TDAH EN LOS ADULTOS

Si bien las características de este trastorno pueden mejorar a medida que la persona crece y el cerebro alcanza su madurez, entre los 18 y 21 años de edad, hay adultos que padecen TDAH. Pueden ser procrastinadores, como señala Morato, abandonar los estudios y sufrir de ansiedad. Terrazas indica que aquel que hizo un tratamiento oportuno, experimentará el trastorno en menor intensidad que quien no lo tuvo; además tendrá mayor conocimiento de sí mismo y habrá encontrado recursos que le permitan vivir mejor pese a ese trastorno. Sin embargo, expresa, quien no tuvo un tratamiento temprano puede experimentar más complicaciones, depresión y ansiedad.