Los científicos, en diversos estudios, tratan de entender las razones por las que a ciertas personas les va mejor con el paso de los años

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10 de febrero de 2022, 14:27 PM
10 de febrero de 2022, 14:27 PM

Crédito: BBC/El País/Muy interesante

El ojo no miente, es el mejor diagnosticador de cuán duro -o no- ha sido el calendario con los seres humanos.

Es inevitable preguntarse qué ocurre en los distintos organismos para que algunos parezcan congelados en el tiempo, mientras que a otros les pasó por encima. Los científicos también se hacen estos planteamientos, por
eso existen varias investigaciones al respecto.

Una de ellas, sobre cómo se percibe la edad, fue realizada con 2.693 personas por el Centro Médico de la Universidad Erasmus en los Países Bajos y Unilever, y publicada en la revista Current Biology.

El estudio reveló que las mutaciones que determinan o no el envejecimiento fueron encontradas en las instrucciones
genéticas para la protección del cuerpo contra la radiación UV,
las mismas que también dan lugar al cabello rojo y la piel blanca.

Se buscaron diferencias o mutaciones comunes en el ADN de los que parecían biológicamente más jóvenes que lo que marcaba su edad cronológica. La evidencia apuntaba al gen MC1R, fundamental para la fabricación de melanina, que afecta a la pigmentación de la piel y protege contra la radiación UV del sol.

Sin embargo, a pesar de los méritos del hallazgo, los autores del estudio admitieron que necesitan encontrar una mayor variación genética para tener alguna posibilidad de predecir la apariencia de alguien solo tomando como punto de partida el ADN.

Otro estudio fue el realizado por los científicos de la Escuela
Universitaria de Medicina de Duke, en Estados Unidos, y publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Con el propósito de descubrir qué factores aceleran el envejecimiento, y de esta manera prevenir algunas enfermedades asociadas a la edad, los investigadores analizaron la variación de 18 biomarcadores concretos en
cerca de 1.000 participantes nacidos en la misma ciudad entre 1972 y 1973 y procedentes de un estudio longitudinal (histórico) realizado en Nueva Zelanda.

Según Daniel Belsky, líder del equipo, la mayoría de los estudios se concentra en las personas mayores, pero en este caso se apuntaba a prevenir las enfermedades asociadas a la edad, y por tanto era necesario empezar a estudiar el proceso de envejecimiento en adultos jóvenes.

Se analizaron factores biológicos que resultaron determinantes, como el colesterol, la presión sanguínea, el índice de masa corporal, los sistemas metabólico e inmunitario, la inflamación o la longitud de los telómeros a las edades de 26, 32 y 39 años, y los científicos pudieron calcular la edad real y la velocidad de envejecimiento individual de los voluntarios.

Los resultados revelaron que, por lo general, la mayoría envejecía un año biológico por cada año cronológico, pero otras personas aumentaban tres años biológicos cada vez que cumplían un año más; esto es, envejecían tres veces más rápido que los demás.

Esta característica se vio asociada a un peor estado físico, un cociente intelectual más bajo y un mayor riesgo de desarrollar algún tipo de demencia.

Los telómeros

Según María A. Blasco, bióloga molecular y directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de España, otra clave en el envejecimiento son los telómeros, “las estructuras protectoras del material genético y esenciales para la vida de las células y de nuestro organismo.

Pruebas con ratones han demostrado que mantener los telómeros largos más tiempo retrasa el envejecimiento y sus enfermedades asociadas. 

En una comparación entre hombres y mujeres, en estas últimas el primer envejecimiento se da en el aparato reproductivo, y el sistema hormonal, pero está demostrado que ellas viven más que los varones.

Asimismo, hay una explicación del envejecimiento en lo genético y también en el estilo de vida. Envejecer no se
debe a una sola razón.
Se cree que el paso del tiempo en órganos internos como pulmones y riñón está más afectado
por la genética, mientras que el envejecimiento
de la piel y el sistema inmune se atribuyen al estilo de vida.