Profesionales animan a buscar el contacto humano y a realizar actividades que sean disfrutables

10 de noviembre de 2022, 17:00 PM
10 de noviembre de 2022, 17:00 PM


Este viernes se cumplirán tres semanas del paro indefinido que demanda la realización del censo en 2023.

La incertidumbre por la situación del departamento y el país, amenazas de enfrentamientos y hechos de violencia, además de las propias preocupaciones personales, afectan la salud mental y emocional de las personas: generan estrés, ansiedad e incluso depresión.

El psicólogo Óscar Cabrera señala que esto sucede porque los pensamientos y las emociones no están separadas del contexto de las personas.

No es la primera vez que los cruceños experimentan una situación similar. En 2019 se vivió un paro de 21 días, los dos años siguientes estuvieron marcados por la pandemia por covid-19 y este, nuevamente se produce un encierro y la interrupción de las actividades cotidianas.

La psicóloga Shakti Méndez indica que el hecho de que no sea la primera vez de encierro puede revivir el trauma de experiencias pasadas y aumentar los casos de estrés y de ansiedad. Sin embargo y, a diferencia del tiempo de pandemia, ahora existe mayor libertad de interactuar con otras personas y de salir de casa, lo que es beneficioso, detalla Cabrera.

¿Qué sucede?

Méndez manifiesta que si la persona no se siente segura debido a que, por ejemplo, escucha explosión de petardos cerca de su hogar, su cerebro percibirá el peligro, pero no diferenciará que esta persona no está físicamente en riesgo, sino que siente estarlo. El cerebro lo asumirá como una amenaza real y producirá cortisol y adrenalina. Estas hormonas preparan a la persona, explica la profesional, para pelear o correr.

Un estado permanente de alerta -al cerebro le llega la señal de que “algo va a pasar”- provoca ansiedad, estrés, genera tensión e incluso depresión.

Cabrera señala que las informaciones sobre enfrentamientos o amenazas de estos también generan ansiedad y que hay personas más propensas a ser afectadas por la incertidumbre. Sin embargo, indica, mientras más pasa el tiempo, más ansiedad se genera.
Pero las realidades son distintas para cada persona, y no a todas les afecta de la misma manera, coinciden los psicólogos.

El encierro y los elevados niveles de cortisol y adrenalina hacen que en algunos casos se incremente la violencia familiar, señala Méndez. Y Cabrera añade que el desequilibro en el tiempo compartido por los miembros de la familia y el que cada uno tiene en el trabajo o en el lugar de estudio también provoca estrés.

Es probable que aparezcan las adicciones, a través de consumo de alcohol y drogas, ya que se trata de conductas evitativas, explica Cabrera. El psicólogo aconseja pedir ayuda profesional para estos casos, lo mismo si las personas tienen antecedentes de trastorno de ansiedad o depresión, les recomienda que estén en contacto con su terapeuta. Lo mismo para las parejas que están viviendo problemas. Méndez coincide, es importante pedir ayuda profesional.

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

Cabrera indica que se puede aprovechar la oportunidad del paro para realizar actividades que antes no se podían, como más ejercicio físico, manejar bicicleta y caminar, puesto que, al mejorar la salud cardiovascular, se reduce la ansiedad, la persona se siente feliz y se relaja.

Méndez explica que, para contrarrestar la producción de cortisol y adrenalina, el organismo debe elevar los niveles de oxitocina. Esto se logra a través del contacto físico, como el de un abrazo, pero también al escuchar palabras cariñosas o de aliento. De manera que es importante, destaca, retomar el contacto humano, buscar a la familia, a los amigos y si la distancia es un inconveniente, aconseja aprovechar la tecnología. La psicóloga reconoce que no es lo mismo, porque no se puede dar o recibir un abrazo, las conexiones, el saber que la persona no está sola, es importante.

Visitar a los familiares, conversar con los vecinos, también es una propuesta de Cabrera, que considera relevante no aislarse; recomienda aumentar ese contacto humano.

Realizar actividades que resulten valiosas para cada uno es otro consejo de los especialistas. Invitan a dedicarse a alguna afición, como pintar, cultivar plantas, tocar un instrumento musical, escribir, bailar, cantar, hacer manualidades, etc.

Cabrera indica que el que haya una ‘lucha en común’, o actividades que son estresantes, pero cuyo objetivo final es de valor, es importante, hace que el encierro o la interrupción de las actividades cotidianas sean percibidos como menores.

Méndez hace foco en la empatía, en conectar con el otro, antes de juzgar y enojarse. Aconseja tratar a los demás con amabilidad.