Están organizados en diferentes cuerpos que actúan en los incendios de la Chiquitania, el Chaco y los Valles. Grupos de voluntarios tocan puertas para que no les falte nada en campo

11 de octubre de 2020, 14:04 PM
11 de octubre de 2020, 14:04 PM

Antes de la partida, estaba inquieto. Ha revisado tres o cuatro veces su mochila para que nada falte. Vuelve a hacer la lista mentalmente: comida, ropa, medicamentos, herramientas, linterna…baterías. “Sí, está todo”. Hoy se trata de una bombero voluntaria de Unidades Urbanas de Bomberos y Rescate (UUBR), pero esta imagen se repite constantemente.

En su mochila carga lo necesario para permanecer de 3 a 4 días en campo, sin necesidad de reabastecerse. Luego, apelarán a la solidaridad para mantenerse en acción.

Esta es la realidad de los más de 800 bomberos que se encuentran desplazados en las zonas de incendio. Lo dan todo en un duro combate contra las llamas, pero requieren el respaldo y la ayuda de la población, de las instituciones y de las autoridades para permanecer, en algunos casos, hasta un mes seguido en el terreno.

La secretaria de Desarrollo Humano de la Gobernación de Santa Cruz, Paola Parada, es responsable de la comisión de ayuda humanitaria que opera desde el Centro de Educación Ambiental (CEA). Cada día gestiona la recepción de ayuda y organiza el envío de insumos a los diferentes comandos de incidencia que operan allá donde hay fuego.

Paralelamente a las acciones oficiales, activistas civiles como Ríos de Pie o Alas Chiquitanas recorren la capital cruceña en busca de donaciones. Todo sirve para extender la mano y respaldar a los bomberos que están en primera línea.

"Como parte de la sociedad civil, ponemos nuestro grano de arena para que no falte nada a los valientes bomberos que están allá, en el campo. Es una forma de contribuir para que los incendios se apaguen", señala Daniela Justiniano, de Alas Chiquitanas.

Tanto desde el CEA como desde las organizaciones civiles, se comparten listados de requerimientos que son de utilidad para los bomberos.

1. Hidratación

El desgaste que sufren mientras se ataca un foco de calor es alto. El cuerpo se deshidrata por el esfuerzo y las altas temperaturas. Por ello, el consumo permanente de agua y bebidas isotónicas resulta fundamental para evitar el desfallecimiento de los bomberos.

2. Alimentos

De igual modo, el tiempo para nutrirse es reducido. Mientras están frente a las llamas, durante jornadas de 10 a 12 horas, apenas tienen tiempo para alimentarse. Es ahí donde se requieren las barras energéticas o frutos secos.

Los campamentos acogen a los bomberos para su descanso y recuperación. Están ubicados en pequeñas comunidades y rara vez gozan de las mínimas comodidades. Pero en estas humildes comunidades, logran reponer fuerzas gracias a las comidas que prepara algún comunario y que aportan los carbohidratos y proteínas consumidos.

3. Equipamiento

Tras la experiencia del pasado año, las diversas agrupaciones de Bomberos voluntarios como UUBR y Quebracho se han esforzado en equipar a su personal. Mochilas forestales, palas, matafuegos o equipos de seguridad como guantes, botas o antiparras forman parte del Equipo de Protección Individual (EPI).

Más allá de que cada uno se desplace con su propio equipo, hace falta reponer estos y asistir a los comunarios, los verdaderos conocedores de la zona, con los mismos equipamientos.

4. Medicamentos

Los medicamentos son otros de los infaltables productos en la mochila de emergencia de un bombero para atender las urgencias en campo. Las afecciones pulmonares y el ardor en ojos son fruto de las llamas y de las cenizas.

La lista de insumos médicos incluye sales rehidratantes, medicamento para calambres, colirio, cremas para golpes y quemaduras, antialérgicos por las picadas de insectos, antidiarreicos, entre otros.

5. Higiene y bioseguridad

A pesar de la emergencia que suponen los incendios, los bomberos no descuidan las medidas de bioseguridad impuestas para evitar el contagio de Covid-19. Por ello, la donación de barbijos, pruebas rápidas de detección e insumos de higiene como champú, jaboncillo o pasta dental forman parte de la ayuda que requieren.

Otros elementos imprescindibles para los bomberos apuntan a la ropa seca que les permita cambiarse después de las extenuantes jornadas de trabajo. Camisetas y calcetines de algodón siempre son requeridos en un campamento donde apenas hay tiempo y fuerzas para lavar la ropa.

6. Transporte y combustible

Una de las principales debilidades de los bomberos voluntarios radica en la dificultad para movilizarse tanto a las zonas de incendios como dentro de las mismas. A estos desplazamientos hay que sumar la permanente cadena de logística que acarrea el abastecimiento de insumos como agua, comida y otros.

Y no solo se trata del acceso a vehículos. A través de las redes sociales, Álvaro Castillo, comandante de UUBR, denunciaba que, a pesar de la situación de emergencia que se vive en casi todo el departamento, todavía hay trabas burocráticas que les impiden actuar con celeridad. Desde sus redes sociales, Castillo reclamaba las limitaciones para cargar combustible que padecen, así como la persistencia en cobrar peajes a las unidades que se dirigen a los incendios. Dos ejemplos de lo que todavía queda por resolver.

7. Aliento permanente

No cuentan con mucho tiempo de descanso y, cuando lo tienen, aprovechan para hablar con sus familias o para contar a la población el drama que se vive en el terreno. Desde sus redes se han multiplicado las imágenes de animales necesitados de ayuda, o las escenas de llamas que invaden la noche.

Para ellos, estas publicaciones forman parte de su manera de gritar y clamar por ayuda. Replicarlas permite que muchas más personas puedan conocer la realidad y contribuir, con su donación o aporte, para sostener el trabajo que realizan.

Además, las palabras de aliento que reciben de amigos y familiares renuevan el compromiso para ingresar, un día más, a la línea de fuego.

¿Dónde se acopian las donaciones?

Paola Parada recuerda que las instalaciones de CEA, donde trabaja el Comando único de Incidencia, se ha convertido en un centro de acopio de ayuda para distribuirlas, según las necesidades, a los diversos frentes.

También existen diversos colectivos como Ríos de Pie (78153631) o Alas Chiquitanas (70811914) que cuentan con una logística propia. A eso se suman las asociaciones de residentes que también se mueven por cuenta propia.

La unión de esfuerzos puede ser fundamental para el trabajo coordinado. Por ello, Parada convoca a organizaciones ambientales, asociaciones civiles y grupos de solidaridad para fusionar las energías y redoblar la ayuda en campo. En las próximas horas convocará a las principales instituciones y voluntariados de ayuda para una reunión en el CEA, el martes 13 de octubre a las 10:00.