Para muchas personas, la festividad despierta un sentimiento de ansiedad y depresión. Dos psicólogas hablan del tema

5 de diciembre de 2020, 7:40 AM
5 de diciembre de 2020, 7:40 AM

“Venimos de un estado de alerta constante y estas emociones repercuten en la población”. De entrada, la responsable de psicólogos sin fronteras en Bolivia, Carla Ariscain, revela que esta será una Navidad muy diferente a las que se han vivido hasta ahora, pero, eso sí, aclara que todo depende de nosotros.

Tras más de 9 meses de pandemia por Covid-19, los hábitos cotidianos se han adecuado a las normas de bioseguridad que, por ahora, constituyen la normalidad. Pero con las fiestas de Navidad en el horizonte cercano, ¿cómo debemos comportarnos?

La celebración navideña está cargada de ritos y tradiciones que se consolidan en torno a la familia, en su sentido más amplio de convivencia. También, las fiestas convocan al encuentro de amigos y compañeros de trabajo…o al menos eso era hasta ahora.

Ariscain considera que estas preguntas y dudas anteceden a un cuadro de ansiedad en muchas personas. Algunas, incluso, pueden derivar en un proceso de depresión.

“La depresión es multicausal y responde a componente genéticos y ambientales, relacionales, entre otros muchos factores”, aclara la psicóloga. Sin entrar en los cuadros de depresión agravados, que requiere una intervención profesional, los profesionales también contemplan “periodos transitorios de depresión relacionados al duelo o a fechas específicas” sobre todo cuando se siente la ausencia de un ser querido.

La psicóloga cruceña Michelle Sánchez considera que la ansiedad como una emoción que, al igual que muchas otras, se activa ante situaciones nuevas. Lo preocupante surge en el momento que el desorden emocional confluye en un estado desadaptativo fruto de los pensamientos anticipados o catastróficos ante el nuevo contexto.

La pandemia “exacerba un estado depresivo ante pérdidas significativas como el trabajo o el duelo por un familiar”, dice Ariscain. Ante la proximidad de las fiestas navideñas, la crisis económica impone una limitación que afecta a las tradiciones y hábitos. Es tiempo de adecuarse con tranquilidad “y una carga de resiliencia a la que ya nos hemos acostumbrado”, ratifica Sánchez.

El reencuentro familiar provoca, en algunas personas, un temor y tensión difícil de sobrellevar. El mandato general, como lo denomina Ariscain, de estar reunido con la familia puede destapar el conflicto, y por tanto estimula la ansiedad, ante las reuniones masivas. Ahora se acrecientan los miedos por el riesgo de contagio que puede sucederse si no se respetan las normativas de bioseguridad.

Paralelamente al miedo a la reunión familiar, este año se destapa un segundo conflicto emocional vinculado a la crisis. Las celebraciones involucran gastos que, en una situación de economía mermada, deben controlarse. ¿Cómo controlar la ansiedad y evitar los episodios de depresión? Sánchez y Ariscain proponen 7 consejos para que la Navidad contagie alegría.

1. Evite pasar las fiestas en soledad. Si le invitan para pasarlas en familia, acepte. La alegría y el espíritu navideño se contagian. Si no tiene ninguna invitación, organice una cena con amigos que están lejos de sus familiares, los amigos también hacen familia.

2. Concéntrese en el espíritu navideño y no en el aspecto social de las fiestas. El espíritu navideño nos habla de celebrar el nacimiento de la esperanza y del amor en nuestros corazones y ese debería ser el centro de nuestros pensamientos en Noche Buena y Navidad.

3. Adecue los festejos a la situación real y la disponibilidad económica. “Se notan con más fuerza las brechas socioeconómicas”, dice Ariscain, por eso hay personas que despiertan aversión a las luces o la decoración, a la música pues provocan estímulos negativos o tristes

4.  Aunque no tenga ganas de adornar su casa o de ir a ciertos eventos, oblíguese a hacerlo. Las ganas aparecerán poco a poco y disfrutará las fiestas.

5. Mantenga los rituales familiares, sobre todo si la ausencia de un integrante, por muerte o distanciamiento, causa dolor. Es bueno recordar a las personas ausentes. Con pequeños gestos se puede vivir un homenaje que “nos permite sobrellevar la situación de una forma más acompañada”. Ariscain considera que estas acciones refuerzan el proceso de despedida.

6. Busque un apoyo mutuo para expresar lo que está sintiendo como persona. La expresión de las emociones ayuda a gestionarlas y superar las vivencias dolorosas o nostálgicas.

7. Disfrute. Una cena, un brindis o un reencuentro forman parte de las alegrías de la vida. Obvio, no se recomiendan los excesos, pero Navidad, al fin, es una vez al año.