El secretario de Salud explica que son reutilizables y los entrega cuando les llega. Promete que cada funcionario de emergencia tendrá tres mudadas y el resto del personal, dos. Se los desinfecta con alcohol, lavandina o en autoclave

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13 de abril de 2020, 16:00 PM
13 de abril de 2020, 16:00 PM

La provisión de equipos de bioseguridad son un dolor de cabeza para todo el sistema público de salud y un factor de preocupación para los funcionarios que deben entrar en contacto con los enfermos. Raúl Hevia, secretario municipal de Salud, explica que, ante la falta de equipamiento importado, ha tenido que recurrir a confeccionistas locales, que confeccionan los trajes de bioseguridad bajo un diseño específico, para poder proveer a los 58 centros de salud de primer nivel y los cuatro hospitales de segundo nivel que administra.

“No son desechables. Los equipos de bioseguridad que he hecho hacer son de un plástico especial con un forro interno. Se esterilizan con lavandina, alcohol al 70% o con el autoclave”, asegura.

El fin de semana, diferentes trabajadores de los hospitales de segundo y tercer nivel protestaron por la falta de equipamiento adecuado para enfrentarse al coronavirus. Uno de los centros donde hubo mayor protesta fue en el Hospital Bajío del Oriente, donde las enfermeras contaron que los trajes que utilizaban eran desechables.

Hevia asegura que lo sucedido allí fue una mala información por parte del gerente del hospital al director médico, que no repartió la indumentaria médica como debería.

Según el secretario de salud, para todo el personal que tiene contacto con pacientes sospechosos de Covid-19, tienen mamelucos de bioseguridad, mientras que el resto de los empleados se les ha dado overoles de seguridad.

Explica que se ha recurrido a textileras locales, que le entregan 400 trajes por día, que distribuye equitativamente entre los 4 hospitales de segundo nivel y los 58 centros de salud de las redes municipales. También ha dotado de máquinas para fumigar a todos los hospitales y cámaras de desinfección para los centros de segundo nivel (donadas por Respira Bolivia).

A ello se suma la dotación de alcohol en gel, guantes y barbijos. En ese sentido, Hevia explica que, ante la falta de productos en el mercado, se prioriza la dotación a los centros que más pacientes atienden. Cuenta que todo lo que llega a sus manos es trasladado a los centros. Por ejemplo, necesita 1.500 pares de guantes por día y entre 3.500 y 4.000 barbijos por jornada. Intentó comprar mascarillas confeccionadas en Santa Cruz, pero tuvo que devolver la mitad del lote porque no cumplían con los estándares de bioseguridad. Así, se ha limitado a repartir barbijos quirúrgicos, ya que no hay en el mercado las mascarillas para partículas N 95.

Esta semana, recibirá un cargamento de 50.000 cubrebocas, que calcula que solo durarán para unos 10 días. Lo mismo le sucede con el alcohol en gel. Recibe apenas entre 200 y 500 litros por día, que deben ser repartidos entre los centros de salud.

Hevia asegura que hay unos 100 equipos de bioseguridad por cada hospital y que su intención es que cada funcionario de salud que esté en la primera línea de riesgo (emergencias y salas Covid-19), tengan tres mudadas de trajes. Mientras que el resto del personal tendrá dos.

La emergencia sanitaria también ha generado problemas en el municipio para la provisión de material médico para atender las otras especialidades. Hevia se compromete a completar el instrumental necesario hasta este fin de semana, pero explica que es una tarea compleja y constante en estos días. “No se olvide que atendemos unos 1.500 pacientes por día que no son enfermos de coronavirus”, dice. Cuenta que cada día llegan hasta las consultas entre 10 y 20 enfermos con gripe A, entre 120 y 200 pacientes con dengue, además de los partos, cesáreas y casos comunes que se le presentan.