Periodistas de cinco medios de comunicación fueron secuestrados y torturados durante siete horas por personas encapuchadas y armadas en una propiedad agrícola ubicada en Guarayos

29 de octubre de 2021, 9:50 AM
29 de octubre de 2021, 9:50 AM

Luego de que siete periodistas de diferentes medios de comunicación de Santa Cruz fueron secuestrados y golpeados por un grupo irregular armado en el predio Las Londras, de la provincia Guarayos, la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) pidió al Gobierno ‘interceder por la vida de ciudadanos que realizan actividades productivas, personas que cumplen la función de la seguridad pública y periodistas’.

Además, la ANP lamenta que esta agresión se registre horas después de que las organizaciones sindicales reunidas en torno a un Pacto de Unidad, emitieran un comunicado en donde condenaron el trabajo realizado por periodistas y medios de comunicación durante las elecciones de 2019 y 2020.

Los periodistas de cinco medios de comunicación, entre ellos EL DEBER, fueron liberados después de siete horas, junto a policías y productores agrícolas que también se encontraban en la estancia, ubicada a 200 kilómetros de la capital cruceña.

Cabe destacar que los periodistas fueron trasladados hasta la propiedad para constatar que el lugar se encontraba tomado por avasalladores que habrían levantado campamentos, deforestado y supuestamente hurtado maquinaria agropecuaria, pese a que esta sería propiedad de una empresa agrícola.

Gobierno anuncia investigación

La arremetida violenta contra periodistas, policías y civiles por un grupo de personas armadas será investigada, así lo confirmó esta mañana el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo.

“Realizaremos todas las acciones correspondientes para llegar a la verdad material de lo que sucedió en estos hechos y las personas responsables serán puestas ante la justicia”, advirtió.


Testimonios

“Fue uno de los momentos más tensos de mi carrera”
JORGE GUTIÉRREZ • FOTÓGRAFO DE EL DEBER

“Pasamos los alambres cortados. Iban unas seis camionetas y nos acompañaban cuatro policías. A medida que avanzábamos el número de comunarios iba en aumento. El jefe de la Policía se acercó a ellos y le explicó el trabajo que estábamos haciendo y si ellos querían dar su versión de los hechos.

De repente unos diez encapuchados con armas de fuego salieron de los costados. Cuando quisimos subir a las camionetas ya era tarde. Estábamos rodeados. Nos gritaron que nos quedemos quietos. Qué cuánto nos pagaban y que éramos unos traidores. A un colega le quisieron quitar su cámara. Lo golpearon en la cabeza y se la rompieron. A los policías y a los trabajadores los empezaron a golpear y patear una y otra vez sin parar.

A nosotros nos obligaron a tirarnos al piso. De las seis camionetas, dos que en principio lograron escapar, una fue capturada y a todas las personas que iban en esa movilidad las trajeron hasta donde estábamos nosotros.

El ambiente era muy pesado. Estas personas son violentas y cuando nos pidieron que nos tiremos boca abajo pensé que nos iban a disparar. Sentí mucho miedo.

Luego nos gritaron que nos levantemos y nos llevaron a su campamento. En ese lugar, otra vez volvieron a golpear a los trabajadores y a los policías.

Fueron horas de mucha tensión, la Policía negociaba con los líderes del grupo para convencerlos de que no valía la pena que nos sigan teniendo secuestrados, pues la situación podía empeorar.

Los cabecillas no se decidían. Hablaban entre ellos, mientras las 17 personas que nos encontrábamos en el campamento no sabíamos qué esperar. Por fin, alrededor de las 18:00 optaron por dejarnos libres. Fue la mejor noticia que nos podían dar. Nos fuimos sin mirar atrás”.

“Cuando nos apuntaron con las armas pensé que moría”
SILVIA GÓMEZ • PERIODISTA DE UNITEL

“Ya salimos. Estuvimos siete horas como rehenes. La gente nos emboscó, salieron del monte con escopetas, directo a disparar, a amenazarnos, a golpearnos. Nos quitaron las cámaras. Dispararon a las cámaras, dispararon a las llantas de los vehículos en los que nos trasladamos. Los policías también fueron agredidos, no los respetaron.

A un colega le dieron con la culata de la escopeta para que suelte la cámara. Nos pusieron boca abajo en el piso, estas personas nos llevaron a un galpón, adentro, donde están asentados.

Eran 80 personas, entre hombres y mujeres. Todos encapuchados. Nos golpearon, preguntaron por qué vinimos, cuánto nos pagaron.

Al momento en que nos golpeaban en el piso y nos apuntaban con el arma, creí que no íbamos a salir de ahí.

El comandante de la Policía tuvo que dialogar con ellos. No querían liberarnos hasta que llegue una autoridad. Dijeron que nos iban a prender fuego, el coronel los persuadió, pese a que lo golpearon. Les dijo que la Policía ya estaba llegando.

Nos emboscaron, eran muy violentos. Nos quitaron el equipo de prensa, los teléfonos. Agarraron la cámara, la destrozaron, en el galpón me jalaron de los cabellos, por más que les supliqué, pero no escuchaban y seguían golpeándonos, unas 30 personas, con palos y a patadas.

Nos quitaron todo el material, dispararon a la cámara, destrozaron las cámaras de otros canales.

Salimos con las llantas pinchadas hasta una propiedad cercana. Ellos (los secuestradores) estaban con motocicletas y dijeron que si nos interceptaban otra vez nos atraparían y que no digamos cómo se generó este conflicto. Gracias a Dios logramos salir con vida, con susto. Tenemos golpes mi camarógrafo y yo. Estamos bien. Estamos a buen recaudo, eso es lo más importante”.

“Nos emboscaron con armas de fuego, nos sorprendieron”
MAURICO ÉGÜEZ • PERIODISTA DE RED UNO

“Gracias a Dios estamos bien. Mil disculpas si me pongo así, pero nos sucedió algo con lo que no contábamos. Nos emboscaron, nos sorprendieron con armas de fuego. A otros medios de comunicación les dispararon a las cámaras. Son momentos traumáticos. A Nicolás y a mí nos pusieron boca abajo, no podíamos mirar a nadie. A un colega lo golpearon de forma exagerada y para detenernos nos dispararon a 20 centímetros de los pies. El colega que logró escapar fue de película, ellos dispararon a la camioneta en dos ocasiones. Fueron siete horas de angustia. Nos humillaron. No escuchaban explicaciones.

A mi camarógrafo lo golpearon, lo patearon en la cabeza, lo cachearon. A nuestra colega de otro canal, vinieron mujeres y la golpearon”.

“Creo que me rompieron los oídos. Tengo mucho dolor”
PERCY SUÁREZ • CAMARÓGRAFO DE ATB

“Todo fue muy rápido. No hubo tiempo para reaccionar o para poder defendernos.

Yo estaba grabando cuando de pronto nos encontramos rodeados por varias personas que estaban armadas y encapuchadas, nos empezaron a gritar. Uno de nuestros colegas pudo escapar, pero los demás no tuvimos esa suerte por lo que quedamos como rehenes. Quisieron quitarme por la fuerza mi cámara y no la solté; entonces, me dieron un cachazo y luego un palazo en la cabeza y ahí solté mi cámara que luego la destrozaron a palazos.

Ahora, apenas llegue a Santa Cruz iré a la Caja (de Salud), siento un fuerte dolor en la cabeza y en mis oídos. Creo que por el golpe me lo rompieron. No sé. Veré qué me dicen los médicos”.